31 diciembre 2018

Leyendas Españolas - Los siete niños de Écija (Malaga)

José Ulloa, 'El Tragabuches’, forma parte del grupo de grandes bandoleros de la sierra de Ronda (Málaga) que, integrado en la partida de 'Los siete niños de Écija', pone el contrapunto negativo de la leyenda del bondadoso bandolero romántico.


No todos los valentones que empuñaron un trabuco o una navaja estaban dispuestos a usarlos para ‘cazar’ al invasor. Los bandoleros aprovecharon la falta de autoridad para actuar y la confusión con los guerrilleros para ganar impunidad. Los contrabandistas tampoco desperdiciaron la oportunidad de la escasez para trapichear. Como José Ulloa, ‘El Tragabuches'. Puro folclore.

‘El Tragabuches’ era un torero que entre corrida y corrida vivía del comercio negro junto con su mujer, ‘bailaora’, hasta que ella le puso los cuernos con un monaguillo. Su vida, nada ejemplar, sufrió un giro dramático: mató a los amantes en el acto y siguió manchando sus manos de sangre durante el resto de su vida.

Con la independencia y el final de las guerrillas, pasó a formar parte de una partida, 'Los siete niños de Écija'. Claro que, sin enemigo invasor al que atacar, las víctimas eran los desprevenidos en los caminos. 'Los siete niños de Écija' era una cuadrilla de guerrilleros inadaptados a la vida civil que actuaba en el sur de Andalucía. Afectados de un síndrome posbélico surgieron como ellos bandas de nostálgicos que continuaron con los saqueos y los asaltos, esta vez, contra sus compatriotas. Después de la autoridad, el respeto y el honor que habían logrado con la guerrilla, no querían volver a ser nadie en un pueblo perdido. ‘El Tragabuches’ nunca llegó a liderar la banda, pero sí tuvo el dudoso honor de convertirse en el más sanguinario de todos.

Tres años después del final de la guerra, todos los miembros de la banda fueron capturados y, como era costumbre con los bandoleros presos, condenados a muerte y despedazados para repartir sus trozos por los caminos donde habían actuado. Todos menos 'El Tragabuches', al que nunca cogieron y del que se perdió la pista.


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29 diciembre 2018

Del patito feo a un hermoso cisne

Cuando estás hablando con ella
me pongo tan celosa,
que no te puedes ni imaginar
y se que sólo sois amigos
y que ella tiene novio,
pero no puedo evitar mirarte
y pensar lo lejos que estoy yo
y lo cerca que esta ella,
tengo celos hasta de su amistad
necesito acércame a ti,
pero no se como hacerlo.

Recuerdo aquel día
que dijiste que no ligabas
por no ser guapo,
sin darte cuenta
de que realmente tu problema
no era ese, sino
el no abrirlos ojos
y mirar a tu alrededor,
y la falta de confianza en ti mismo,
la belleza no importa
si existe el corazón,
y tu eres tan bello por dentro
que se refleja hasta por fuera,
aprende a querer tu
y los demás te querrán también.

Abre los ojos y mírame
y descubrirás que no
eres el patito feo,
sino un hermoso cisne,
que vuela por mi corazón.

24 diciembre 2018

Leyenda Españolas - El Collar de la Encantada (Murcia)


En la Murcia visigoda vivía una joven condesa llamada Ordelina, prometida desde niña al noble Sigiberto según los dictados de su padre. Sucedió que el padre de la doncella murió poco antes de que se celebrase la boda, con lo que la heredera, viéndose libre del compromiso contraído con Sigiberto, decidió casarse con su rival. La ceremonia se celebró la víspera de San Juan, aún recientes los funerales del padre.

Y estaban a punto de consumar la unión en esa noche mágica cuando el espíritu furioso del padre se les apareció,

y reprochándole a su hija la traición y la impaciencia para celebrar su boda, arrancó su alma del cuerpo en brazos de su esposo, quien se encontró abrazando a un cadáver. El alma encantada de la doncella fue recluida, junto con sus joyas y sus pertenencias, al lugar conocido como Benamor, en una caverna escondida tras un peñasco de donde solo podría salir unas horas, siempre en la noche de San Juan. Y ahí la dejó, custodiada por un enorme esclavo fantasmal.

Durante muchas generaciones, siempre hubo alguien que decía haberla visto deambular por los alrededores de su cárcel eterna, como un espectro que se paseaba cubierto de joyas, arrullado por el murmullo del agua que manaba de una fuente cercana, siempre en la noche de San Juan, siempre desapareciendo apenas llegaban las primeras luces del alba. Y aunque el espectro jamás mostró animosidad hacia nadie, pocos se atrevían a acercarse al lugar maldito. Pasaron años, siglos, conquistadores que iban y se marchaban de Murcia. Y así, cuentan que en el siglo XV de nuevo otra joven de singular belleza habitó las cercanías de Benamor. Hija del comendador de la villa, siendo tan hermosa como era, no eran pocos sus pretendientes, a los que ella no tomaba demasiado en serio y con los que jugaba, caprichosa y consciente de sus encantos.

El más constante de ellos, don Pedro López de Villora, decidió poco antes de San Juan pedirle que definiera de una vez sus intenciones. Y ella no tuvo mejor idea que pedirle que le trajera el collar de perlas que se decía que lucía el espíritu de la dama de Benamor cuando paseaba las noches de San Juan, en prueba de su amor.

Pero don Pedro era un valiente guerrero, que no podía amedrentarse y mucho menos tratándose del espíritu de una doncella que, a buen seguro, ningún daño podía hacerle. Así que acudió en la fecha señalada a los alrededores de la cueva maldita, de donde, en efecto, vio salir casi flotando a una dama pálida, lánguida... aunque sin la joya preciada en su cuello. Se acercó entonces a ella y le habló de cómo necesitaba su collar para alcanzar el amor soñado, mientras la muchacha espectral le miraba, entre divertida, entristecida y sorprendida por la valentía -y la impertinencia- del muchacho.

Habiendo escuchado la historia, ella volvió sobre sus pasos y entró en la cueva seguida del caballero, descendieron por unas escalinatas labradas en la misma piedra y llegaron a una puerta que la mujer golpeó suavemente.

La abrió el fantasma negro que llevaba guardando a la mujer todos estos años, pero se mantuvo quieto, a la espera. Y mientras don Pedro empezaba a sudar y a temblar ante la presencia del peligroso ser con el que no había contado, la mujer entró en la sala, abrió un cofre y sacó de él el collar que le había pedido, dejándolo en sus manos. Pero entonces el guardián espectral susurró con una voz gélida que parecía introducirse directamente en uno, más allá de los huesos, que nada de cuanto en ese lugar se hallaba podría volver jamás al mundo de los vivos.

Don Pedro, nervioso y frustrado por estar tan cerca de su objetivo, lanzó una estocada con su espada al lugar donde debiera haberse encontrado el corazón de la figura... para verse envuelto al instante en una nube oscura de humo que le asfixiaba. Lo último que oyó fue el llanto suave de la mujer espectral.

A la mañana siguiente unos pastores encontraron el cuerpo del joven enamorado muerto y sin ninguna señal de violencia, y lo llevaron al pueblo. Y nuestra caprichosa protagonista, sabiéndose responsable de haber llevado a la muerte a don Pedro, quedó al instante muda de por vida.

Cuentan aún que en la noche de San Juan sigue paseándose la dama de Benamor... pero hace tiempo ya que nadie ha vuelto a intentar hacerse con ninguno de los tesoros que se ocultan en su morada. Saben que son solo para el disfrute de los muertos.



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22 diciembre 2018

Amigo mío

Te miro a través de mi ventana
y puedo ver tu sonrisa detrás
de esos tirabuzones
que me vuelven loca.

Levantas la vista y me miras,
yo te sonrío y me alejo,
mientras bajo la escalera
pienso en tus ojitos azules.

Me hablas de esa chica
que conociste ayer,
por dentro me muero de celos,
pero por fuera me alegró por ti.

Espero que tengas suerte
y que seas feliz,
pero si no lo eres
recuerda que yo estoy aquí

Cuando por la calle
la vemos de la mano de otro,
yo intento darte ánimos
pero hay algo en tus ojos.

No es odio, ni dolor,
es una mirada de indiferencia,
que sinceramente, me confunde
pero no dijiste que te gustaba.

Cuando te pregunto
si estas bien, solo dices
que ya habrá otra
y yo me imagino a tu lado.

Pero hoy hay algo distinto,
tus ojos me miran diferente,
te noto dudoso en tus palabras,
hasta que por fin dices:

“Te quiero”.

18 diciembre 2018

No quiero vivir con miedo

No quiero ser valiente, 
no quiero ser fuerte, 
solo busco ser libre.

Quiero pasear sola, 
quiero salir a correr, 
ya sea de día o de noche.

No quiero tener miedo, 
no quiero mirar hacia atrás, 
y estoy cansada de hacerlo.

Quiero ponerme falda,
quiero salir de fiesta,
y volver sana a casa.

No quiero que las mujeres del futuro, 
sigan viviendo con miedo.


17 diciembre 2018

Leyendas Españolas - La Torre de los Encantados (Barcelona)

La Torre de los Encantados es una torre de vigilancia situada en el término municipal de Arenys de Mar, justo al límite con el término de Caldes d'Estrac. Situada en el Puig Castellar, en un lugar privilegiado, fue construida encima de un poblado ibérico del que se sacaron los bloques de piedra para su construcción. Los orígenes no son del todo claros, algunos estudiosos la sitúan en el siglo XI o XII. Durante el siglo XVI fue reforzada y fortificada con una corceles y una muralla a su alrededor para defenderse de los ataques constantes de los corsarios berberiscos. Durante el siglo XIX fue utilizada como estación de telegrafía óptica.


La Torre de los Encantados recibe el nombre a partir de una leyenda popular de Caldetes entre Fátima, una princesa sarracena, y en Busquets, hijo de Caldes.

Dos leyendas circulan sobre la "Torre de los Encantados"...

Una muchacha, hija de una de las familias más pobres del pueblo, desapareció sin dejar rastro. Durante muchos días todos los vecinos buscaron a la joven, sin obtener ni la mas pequeña pista de su paradero, y cuando ya todos la daban por perdida, una mañana apareció ante la puerta de su casa, llevando con ella gran cantidad de joyas y monedas de oro, suficientes para alejar la pobreza de la familia.


Contó la joven que, estando una tarde paseando cerca de los Encantados, un águila enorme se abatió sobre ella, y aprisionándola fuertemente en sus garras, pero sin causarle el menor daño, la llevo hasta el interior de la Torre.
Dejó a la joven en el suelo, y en el acto, el águila se convirtió en un apuesto joven que le pidió disculpas por la forma en que la había arrebatado, y le rogó que le ayudara a deshacer el encantamiento que sufrían él y su prometida, por las malas artes de un malvado mago, envidioso del amor que se profesaban. Sólo se podría deshacer el embrujo si una joven accedía a quedar encerrada en la Torre hasta que una paloma viniera a posarse en sus manos.

La muchacha decidió quedarse y ayudar en lo posible a deshacer el terrible hechizo y el joven le prometió que de nada habría de preocuparse mientras allí estuviera.
Un ejército de duendecillos trabajaba afanosamente para mantenerlo todo perfectamente limpio y ordenado. Media docena de ellos le preparaban sabrosas comidas y otros tantos le confeccionaban suntuosos vestidos y elegantes zapatos. Además de todo eso, cada día, al despertar, encontraba sobre su
almohada una espléndida joya o un puñado de
monedas de oro.

Pasó mucho tiempo hasta que una mañana la muchacha vio una paloma que volaba derecha a su ventana, seguida de cerca por el águila. La paloma se acercó a ella y suavemente se posó sobre sus manos. En el mismo momento, el águila volvió a recuperar su forma humana y la paloma se transformó en una preciosa joven de dorados cabellos.

Locos de alegría por haber logrado deshacer el encantamiento, añadieron joyas y regalos a los muchos que ya tenía la joven campesina, le agradecieron mil veces su paciencia y desaparecieron, quedando la joven en libertad para volver con su familia.


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15 diciembre 2018

Sueños y deseos

Sueña la niña con su madre,
que mil cariños ofrece;
sueña la madre con su hija,
que mil alegrías contagia.

Sueña el río con ser mar,
sueña el mar con ser hombre,
sueña el hombre con ser delfín,
y en el mundo, en general,
todos sueñan lo que son,
pero añorando lo que no son.

Desea lo que tienes
y lucha por lo que desees.

10 diciembre 2018

Leyendas Españolas - La Cueva de Salamanca

Cuenta la leyenda que en este espacio Satanás, bajo la apariencia de sacristán, impartía doctrinas de ciencias ocultas, adivinación, astrología y magia a siete alumnos durante siete años, tras de los cuales, uno de ellos, debía quedar de por vida en la cueva a su servicio. El alumno más célebre habría sido el marques de Villena.



El origen de esta leyenda esta en las clases que en la sacristía impartía el parroco de la iglesia. se llamaba Clemente Potosí, y llegó a ser identificado con el diablo. Este daba lecciones de astrología, geomancia, hidromancia, piromancia y quiromancia, el objetivo era aprender tecnicas adivinatorias. Los alumnos que acudian a las clases no revelaban que era lo que aprendían y este hermetismo fomentó la leyenda.

Según la leyenda el numero de alumnos era siempre siete, numero con implicaciones misticas. Los alumnos debían pagar por las clases recibidas. El método era peculiar, se sorteaba que alumno debía pagar por todos, si al que le tocaba no podía pagar debía permanecer encerrado en la cueva.

Un año quien perdió el sorteo y debía pagar las clases a todos sus compañeros fue el Marques de Villena, Enrique de Aragón. este se encontraba en la ciudad como estudiante en la Universidad. Cuando tuvo que pagar se encontró en la situación de no tener dinero para pagar, por lo que fue encerrado en la cueva.

El joven Enrique no se resignó a su destino e ideó un plan para poder escapar. Para ello se ocultó en el interior de una tinaja, la cual estaba tapada de diversos objetos que se habían ido acumulando. Al ocultarse en la tinaja procuró que los objetos quedaran tal y como estaban para no ser descubierto. Cuando el maestro regresó a la sacristía y se la encontró vacia marchó rapidamente dejando la puerta abierta, la situación fue aprovechada por el futuro marques para escapar a la iglesia donde se ocultó. En el interior de la iglesia permaneció oculto toda la noche hasta que cuando se abrieron sus puertas y pudo escapar del recinto.

En 1580 la iglesia fue derribada, de la cueva se perdió la mitad, la cual fue usada como carbonería o depósito de desperdicios, hasta su rehabilitación a mediados del Siglo XX.



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03 diciembre 2018

Leyendas Españolas - El Palacio de Linares (Madrid)




Existen muchos lugares en España de los que hablar, pero si uno sobresale sobre la mayoría por su leyenda es el Palacio del Marqués de Linares de Madrid. Ubicado en el centro de la ciudad con la estatua de la Cibeles en su puerta, esconde una de las leyendas de amor más tristes y misteriosas que podemos conocer.
Es el momento de hablar de este palacio que todos podéis visitar e imaginar entre sus paredes sobre la historia que se esconde. Una leyenda de amor prohibido en donde la línea de la realidad y la ficción se sobrepasan con tanta facilidad que nunca podremos desentrañar en realidad la maraña de la historia real y la leyenda, pero precisamente tal vez sea esto lo que le confiere un halo de misterio.



Los marqueses de Linares nunca tuvieron hijos, ni hicieron vida conyugal. El motivo de esta separación aún se desconoce. ¿Esconde el Palacio de Linares un secreto familiar oculto durante siglos?
¡En el Palacio de Linares hay fantasmas!. En mayo de 1990, Televisión Española daba a conocer unas estremecedoras psicofonías captadas en el Palacio de Linares de Madrid por una desconocida doctora llamada Carmen Sánchez de Castro. En ellas podía apreciarse nítidamente la voz quejumbrosa de una niña que decía: “Mamá, mamá… Yo no tengo mamá”. Una mujer se lamentaba: “Mi hija Raimunda… Nunca oí decir mamá”. Otra psicofonía recogía una voz masculina que exclamaba: “¡Fuera… no, aquí no!”. Desde entonces, el Palacio de Linares se convirtió en el blanco de especulaciones sobre una supuesta tragedia familiar ocurrida en el seno de la familia Linares. El hecho de que la Policía desenmascarara a la supuesta doctora y psicóloga - una delincuente sobre la que pendía una orden de búsqueda y captura desde hacía diez años - no frenó la avalancha de parapsicólogos, investigadores y curiosos que invadieron el edificio en busca de la respuesta al misterio. ¿Fueron los marqueses de Linares hermanos? ¿Asesinaron y emparedaron a su propia hija en el palacio familiar?

El primer marqués de Linares, José de Murga, adquirió en 1872 diversos solares que eran propiedad del Ayuntamiento de Madrid para construir sobre una superficie total de tres mil sesenta y cuatro metros cuadrados lo que más tarde sería conocido como el palacio de Linares. El primer plano del edificio data de 1872, pero hasta el 1900 no se inaugura; es entonces cuando cobra mayor intensidad la triste leyenda de sus primeros moradores.
La turbulenta leyenda de un amor imposible que acompaña desde siempre a los primeros habitantes que hace un siglo residieron entre los muros del palacio, se une a la sorprendente serie de sucesos inexplicables que un grupo de investigadores aseguró haber vivido en el interior del palacio.

Las voces fantasmagóricas comenzaron a escucharse mientras un grupo de estudiosos buceaban en la historia de los antiguos propietarios del palacio, sobre los que desde antiguo había recaído la sombra de un pasado incestuoso.
Según cuenta la leyenda maldita que tiene su origen entre la aristocracia madrileña del siglo pasado, el marqués José de Murga y Reolid Michelena y Gómez, nacido en Madrid, el 13 de febrero de 1833, se había casado sin saberlo con su propia hermana, Raimunda Osorio y Ortega. Raimunda era la hija de una cigarrera hacia la que había sentido una especial atracción el padre del Marqués, un riquísimo financiero de la época que amasó una inmensa fortuna en Cuba.

El padre del Marqués, un hombre de talante liberal, había inculcado a su hijo un sentido práctico de la vida. Al parecer, el rechazo que el acaudalado industrial, Mateo de Murga Michelena, sentía por las bodas de conveniencia tantas veces celebradas para mantener y engrandecer las grandes fortunas de la época, propició que el joven José de Murga conociera a la que sería su esposa en un ambiente poco cercano a los más propios de su condición social. Así fue como el que fuera primer marqués de Linares entablaría relaciones (según la leyenda popular) con Raimunda, la hija de una cigarrera que trabajaba en la fábrica de Tabacos de Madrid.
Cuando el padre del protagonista de esta turbulenta historia supo de las relaciones sentimentales que su hijo mantenía con la mujer que era fruto de los tempestuosos amores que mantuvo hacia 1830 con la cigarrera, envió repentinamente a su heredero a estudiar a Londres con el objeto de que el joven Murga olvidara aquel amor que sin saberlo se encarnaba en la persona de su propia hermana.
Al cabo de un tiempo, José de Murga regresó de Londres y llevó a cabo su firme propósito de contraer matrimonio con su enamorada Raimunda. Ya había fallecido su padre y el matrimonio se celebró (dice la leyenda) sin que los cónyuges supieran su relación de parentesco, aunque algunos investigadores aseguran que ambos conocían el secreto que el padre del Marqués al morir se llevó consigo a su tumba, según mantienen otros estudiosos.

Se rumorea sobre una bula papal que permitía a los hermanos vivir juntos siempre y cuando no tuvieran vinculo conyugal, pero este documento de existir esta a buen recaudo y no ha visto la luz y las autoridades eclesiásticas dicen desconocer su existencia, aunque personalmente creo que si existe tampoco dejarían que viera la luz.
Sea como fuere, la historia popular sitúa al primer Marques de Linares y primer vizconde de Llantero (títulos que le concede el rey Amadeo de Saboya el 11 de febrero de 1873, por los actos benéficos que había ejercido) felizmente casado frente a su escritorio cuando tuvo conocimiento de la estremecedora verdad relacionada a su unión matrimonial. Se dice que José de Murga, además de noble, senador del Reino por la provincia de Segovia y poseedor de una inmensa fortuna heredada de su padre y hermanos, encontró una carta que su padre en vida no llegó a enviarle en la que relataba la incestuosa relación de consanguinidad con su esposa.
Tras conocer con estupefacción su escandalosa situación, los cónyuges a los que supuestamente el papa León XIII les concedió una bula de casti connubi permitiéndoles así convivir bajo el mismo techo en castidad, vivieron con amargura hasta el final de sus días. Hay quienes aseguran que el Marqués al conocer la noticia se suicidó, que sus restos reposan en el jardín del palacio y que desde entonces su espectro fantasmal deambula por las galerías del lúgrube caserón. También la historia popular habla de emparedamientos y desapariciones misteriosas.
La leyenda dio comienzo cuando el 21 de octubre de 1872, el primer marqués de Linares, a la edad de 39 años (una edad muy madura para su tiempo), contrajo matrimonio con Raimunda Osorio y Ortega. Treinta años después, los esposos, que declararon en su testamento no tener hijos ni probabilidad de tenerlos en lo sucesivo, fallecen. Con la desaparición del Marqués, que sobrevive seis meses a su esposa, se abre un auténtico misterio en torno al destino de la incalculable herencia que había dejado.
Es entonces cuando nace una leyenda más, la de una hija no deseada y, que en sus días, pudo escucharse las voces de ultratumba de los Marqueses, vagando como almas en pena en búsqueda de su hija. Unos lamentos que pueden dar pie a creer que algo muy desagradable tuvo lugar entre los muros de la suntuosa vivienda.
En el interior del palacio de Linares se grabaron numerosas psicofonías. Entre otras se puede escuchar la palabra Ricardo y las frases: Yo tuve una hija.

01 diciembre 2018

La vida es de quien se arriesga

Cuando estas cerca, puedo sentir tu presencia,
cuando te miro, siento que todo yo tiembla,
cuando oigo tu voz, me siento alguien especial,
a veces te siento, a veces te miro, otras te oigo,
pero hay veces que callo y me marcho,
y es que tengo miedo de amarte
y que algún día pueda perderte.

La vida es de quien se arriesga,
arriésgate tu y lo lograrás.

A veces necesito verte, necesito oírte,
necesito tenerte cerca, otras alejarte,
supongo que es el miedo el que me hace
que cada día te pierda un poco,
el tiempo juega en mi contra
o me decido ahora, o te pierdo
para siempre,  el tiempo es mi enemigo.

La vida es de quien se arriesga,
arriésgate tu y triunfarás.

Solo necesito que tu me des un empujón,
para que todo comience, y el tiempo
pase de ser el peor de mis enemigos
a ser el mejor de mis amigos.
En este momento, yo no llego a tu lado,
pero si tu quieres, puedes hacerme un hueco
en un rinconcito de tu corazón.

La vida es de quien se arriesga,
arriésgate tu y brillarás.

28 noviembre 2018

Yaritza, en busca de una rosa azul


Hace muchos años en un pueblo del cual no recuerdo el nombre, vivía una hermosa princesa llamada Yaritza. Yaritza solía pasear todas las tardes al atardecer por los jardines de palacio. Conocía de memoria cada rincón, y ya no le impresionaba grandiosa fuente, forjada en piedra de cuarzo rosa, ni el olor que desprendía la infinidad de rosales que la rodeaban. Paseaba absorta, día tras día, por el mismo lugar, hasta que de repente un día, una cantarina voz masculina, cautivo su atención y se sintió atraída por ella. Escondida entre los arbustos, escudriñó al joven jardinero. Su belleza era tal que eclipsaba las flores que estaba podando. Permaneció allí parada, hasta que el sol comenzó a ocultarse detrás de las montañas que rodean el palacio.

Volvió allí, cada día, durante una semana, para contemplar al hermoso joven que se encargaba del jardín. Pero al amanecer del octavo día, el joven no apareció, Yaritza comenzó a llorar y echó a correr desconsolada, sin darse cuenta de que en su camino se cruzó con la raíz de un árbol, con la que tropezó y cayó rodando por una pequeña ladera. Su descenso se vio interrumpido, de golpe, al chocar contra un obstáculo. Cuando abrió los ojos se encontró con la cara del joven a escasos centímetros de su cara, preocupado por si se había hecho daño.

A partir de ese momento, Yaritza se dejaba caer, cada día, para charlar un rato con el joven. Hasta que un día, su padre los pilló y entró en cólera. "¡Cómo podía su hija enamorarse de un vulgar jardinero!", pensó el rey, prohibiendo a su hija salir de palacio, en un intento desesperado de que se olvidara de él. Organizó un gran baile para encontrarle un nuevo pretendiente digno de su condición. El rey le presentó al hijo de un noble del pueblo, a un valeroso guardián de la corte y al nuevo médico del pueblo.

La joven accedió a casarse, pero puso una condición, solo lo haría con aquel que consiguiera traerle una rosa azul. Era consciente de que su petición sería difícil de conseguir, pero que si alguien podría hacerlo, sería su hermoso jardinero. Durante meses puedo descansar tranquila pues ninguno de los pretendientes pudo encontrar la preciada rosa azul.

Pero un día, a principios de primavera, apareció el noble del pueblo, desde la distancia la atónita joven pudo ver como traía entre sus manos una rosa azul. Sin podérselo creer, se acercó hasta el joven, que hablaba con su padre. Al verla le entregó la rosa, el joven parecía nervioso mientras la observaba. Yaritza aceptó la rosa, acariciando suavemente uno de los pétalos de la rosa. Instintivamente, se miró las yemas de los dedos, que habían quedado impregnados de color azul. No era una rosa azul de verdad. “¡La había pintado! ¡Cómo podía volver con semejante burla!", pensó la joven. “Esta rosa podría causar la muerte a la primera mariposa que se pose el ella”, grito la joven al noble dejando caer la rosa al suelo y se alejó de allí a toda prisa. El noble del pueblo después de movilizar a cada florista de la región para encontrar la rosa, tuvo que seguir el consejo del florista del pueblo, impregnar una rosa blanca con un líquido venenoso de color azul.

A los pocos días apareció a las puertas del palacio el fornido guardián. El joven traía una pequeña cajita que entregó a Yaritza. Extrañada la aceptó y la abrió para ver su contenido. En efecto, era una rosa azul, pero no era lo que esperaba, sino un zafiro azul tallado. Sin dudar, Yaritza movió la cabeza al contemplar la joya, esto no era lo que ella había pedido. El guardián había recorrido cada rincón de su región, reclutando a cada joven, para que le ayudara, pero no la había encontrado. De vuelta en casa, abatido, su madre le sugirió la idea de la joya. Él aceptó resignado.

El médico del pueblo, creyéndose victorioso ante el fracasó de sus dos mayores rivales, pensó durante mucho tiempo la forma de hallar una rosa azul que la princesa aceptase y al final se le ocurrió una feliz idea. Cogió el hilo de coser las heridas y lo tinto de colorante azul. Y en un pedazo de tela blanco tejió una hermosa rosa azul. Lo colocó en un marco dorado y se encaminó hacia palacio. Yaritza aceptó el regalo con gesto gentil pero confesó que no era una rosa bordada lo que quería y que lamentablemente no podía concederle su mano.

Al llegar noche, la abatida princesa, paseaba después de muchos meses, por los jardines de palacio. A sus oídos llegó una hermosa melodía, esa voz le sonaba era la de su joven amado. Se había vestido con sus mejores galas y en su mano llevaba un frasco de cristal de color azul, en su interior, había una rosa, probablemente de color blanco, pero no importaba, podía verse de color azul. Cogió el frasco entre sus manos y corrió hacia donde estaba su padre y le dijo: “Es él, es el hombre con el que me quiero casar”. El rey resignado tuvo que aceptarlo pues había conseguido traerle la rosa azul y sabía que su hija no aceptaría a ningún otro que no fuera él. Así fue como Yaritza y el jardinero fueron felices el resto de su vida.

26 noviembre 2018

Leyendas Españolas - La Cruz del Diablo (Cuenca)




En Cuenca, ciudad de misterios, enigmas y empedradas calles repletas de pasajes históricos se cuenta una leyenda en la que antaño, un joven mozo se enamoró de una bella dama, la más linda que jamás había pisado las calles de esta ciudad, pero la cuál escondía tras su belleza un terrible secreto.



Desde la calle Pilares, bajando por un precioso empedrado, llegamos a la ermita santuario de las Angustias, erigida en el siglo XIV, aunque la actual data del siglo XVIII y es el lugar donde se centra esta leyenda.



Vivía por estas calles un hermoso muchacho, hijo del oidor de la villa. El bello zagal, en edad de efectuar sus correrías, no dejaba una sin probar, y así tomó fama de mentiroso, pendenciero y, además, bravucón; a nada de ello podían dar crédito sus familiares, pues el honorable cargo que desempeñaba el padre era, sin duda, signo de buena estirpe y descendencia.



Pero de cómo fueron las cosas en aquella época nadie lo sabe, el caso es que el muchacho corría una tras otra a todas las doncellas casaderas del lugar y, luego de cortejarlas y conseguir sus propósitos placenteros, las dejaba plantadas, sin más.



Pero un día, conoció a una dama bellísima como la luna y seductora como el diamante; además era forastera y recién llegada a la ciudad. Cuando paseaba por las calles, las mujeres bajaban sus miradas y de reojo miraban qué hombre era el primero en lanzarle una sonrisa, pues la chica dejaba a todo el mundo con la boca abierta por su belleza e irresistible impulso.



Los jóvenes salían a su encuentro para simplemente saludarla e intercambiar un buenos días o buenas tardes, cosa que siempre hacía simpática y risueña. Hasta que un buen día, nuestro apuesto galán decidió lanzarse y presentarse. La hermosa mujer lo correspondió y le dijo que se llamaba Diana. Contento y presuntuoso, se fue con el resto de sus amigotes para vacilar un poco ante ellos de que ya sabía incluso su nombre.



Diana, que tonta no era, también se percató de la belleza del joven, al que con el tiempo fue conociendo mejor, pero viendo sus claras intenciones, le daba largas y largas.



El muchacho cambió, se quedó ensimismado con Diana, estaba totalmente obcecado con ella y con hacerla suya, algo que ella le ponía muy, muy difícil. Quizá por eso de que a los hombres nos gustan los logros difíciles, éste se lo tomó como todo un reto personal e incluso declinó las ofertas de sus amigos, con los que iba de correrías.



Y una mañana, en vísperas de Todos los Santos, Diana le hizo llegar una misiva que el joven leyó sorprendido y de muy buen agrado: “Te espero en la puerta de las Angustias. Seré tuya en la Noche de los Difuntos”.



Por fin el muchacho iba a conseguirla. Esa noche se arregló tanto como pudo. Con sus mejores ropas y las fragancias más sublimes que guardaba para las ocasiones especiales, salió a conquistar a esa dama que tan loco lo volvía.



Pero esa noche se fraguó una tormenta. Los truenos retumbaban y el cielo se iluminaba como si de fuego se tratase. Él debía estar a la hora prevista en el lugar donde Diana lo había citado. Y allí, raudo y veloz, cruzó las cuatro calles que lo separaban de la puerta de las Angustias y vio a la bella doncella, ataviada con ropas que parecían de princesa.



Su corazón latía más de prisa a cada paso que daba, y su deseo era tan ardiente que las botas parecían quemar las plantas de sus pies y lo hacían alargar las zancadas.



Ella estaba en el atrio y él se abalanzó contra ella, que le respondió con unos besos tan dulces y tiernos que el muchacho, loco de desesperación, fue intensificando sus caricias hasta que sus manos comenzaron a levantar su falda.



Los truenos caían y los relámpagos iluminaban los rostros de los de los capiteles dejando intuir sombras diablescas, pero los dos jóvenes estaban tan arrebatados por la pasión que no se percataron ni de la tormenta.



Ella, casi tan encendida como él, incluso levantaba su falda más aprisa con el fin de que el muchacho consiguiera su propósito. Cuando descubrió sus preciosas y blancas piernas, vio que llevaba unos chapines altos. El muchacho fue quitándole el derecho poco a poco y de repente cayó un rayo que iluminó de pleno el pie de Diana, que resultó no ser un pie, sino una pezuña; y su pierna, la de un macho cabrío.



Aterrorizado, el joven tiró el zapato y salió corriendo dando gritos de terror y espanto. A su vez Diana, que era el mismísimo diablo, con una voz profunda, cavernosa y estrepitosamente desgarrada, lanzaba carcajadas que resonaban entre las antiguas piedras del santuario.



El joven, presa del pánico, se abrazó a la cruz que había en la puerta de las Angustias; el diablo se abalanzó sobre él, lanzándole un zarpazo al tiempo que sonaba un trueno inmenso. Cuando el chico abrió los ojos, el zarpazo le había rozado el hombro y había dejado una marca en la piedra, todavía humeante.



Se dice que el chico ingresó en el santuario de las Angustias y nunca más volvió a ver la luz del día…. ni de la noche.



Y allí, en la puerta de este lugar, podemos ver la famosa cruz de piedra a la que el joven apuesto y bravucón terminó por agarrarse para salvarse del zarpazo del diablo, que quedó grabado en la piedra y que todavía puede verse.


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24 noviembre 2018

Cuanto te echo de menos

Nunca sabrás cuanto te echo de menos,
porque nunca hablaremos de eso.

Nunca volveremos a cantar juntas,
porque nunca estaremos juntas otra vez.

Nunca gastaremos más bromas a nadie,
porque nunca confiaré en ti de nuevo.

Nunca iremos de viaje a Florida,
porque nunca nos volveremos a ver.

Nunca hablaremos de OT,
porque nunca oiremos nuestras voces.

Nunca iremos a un concierto de BSB,
porque nunca planearemos nada juntas.

Nunca sabrás cuanto te echo de menos,
porque nunca hablaremos de eso.

Nunca pensé cuanto te echaría de menos,
porque sólo habrá odio en tu nombre.

Nunca volveré a cantar con nadie,
porque tu serás insustituible.

Nunca gastaré más bromas a nadie,
porque las tuyas siempre serán únicas.

Nunca iré de viaje a Florida,
porque nunca podré ir contigo

Nunca hablare de OT con nadie,
porque nadie me entiende como tú.

Nunca iré a un concierto de BSB,
porque si no es contigo, ya no importa.

Nunca pensé cuanto te echaría de menos,
porque sólo había odio en tu nombre.

17 noviembre 2018

Condena de amor

Estoy condenada a amarte
a amarte, durante toda mi existencia,
pero tu sólo me ves como una amiga,
eso debería ser suficiente para mi,
si es que no estuviera enamorada de ti.

Si algún día me mirases
como a una chica cualquiera
y no como a una amiga,
te darías cuenta
de que estoy loca por ti,
abre los ojos y mírame.

Se muy bien que desde este lugar
yo no llego a donde estas tú,
es esta mi fortuna,
es este mi castigo,
te estoy amado
y todo lo he perdido.

Te esperaré siete vidas si tu quieres
pero no me pidas que te olvide,
porque moriría al instante.

27 octubre 2018

Viaje en busca de una vida

Cuando tu mayor éxito 
consiste en salvar tu vida,
de atrás, solo queda la muerte,
delante, una oportunidad.

En un país donde existe 
desde aluminio hasta zinc
donde la riqueza trae la guerra 
y la pobreza el amor.

Nací en un lugar 
donde cuando suena una bala 
hay una vida que se va 
donde las mujeres son moneda de cambio 
y los niños se convierten en soldados.

Comencé mi viaje a pie 
no duró días, sino años 
no solo hacía frío, también calor,
el hambre y el dolor fueron uno,
no duró días, sino años.

El camino me condujo Marruecos,
pero ya no me quedaba dinero,
viví perdido en la montaña 
en una tienda hecha de plásticos 
y mi cama, era de piedras apiladas.

Sentí pena, como pude acabar así 
huí para encontrar una vida 
y me encontré con mucha muerte.
Pero también sentí alegría, 
al descubrí, que cuanto menos tienes 
más dispuesto estás ofrecer.

Tan solo una valla me distanciaba
de una vida en libertad 
era alta y tenía concertinas
pero ni el sudor, ni la sangre
me impedirían llegar otro lado.u

Al final, opté por dirigirme al mar,
tres días sin lluvia me separaban
mientras con mano temblorosa escribí 
el teléfono de la fue mi casa
o bien terminaría mi vida 
o la cambiaría para siempre.

La alarma de la mezquita 
era nuestra señal de aviso
cuando la guardia rezaba 
era el momento de meterse en el agua.

Seguí las luces hacia España 
a las dos de la mañana,
deje de sentir mis piernas 
hasta que un frío sueño me venció 
despertando en una cálida habitación.

Cuando hay una persona ahogándose
no hay tiempo para pensar,
si hay sitio para ella en nuestro hogar.
Somos lo que hacemos 
para cambiar lo que somos.

Paseando por un parque comprobé,
que en este país se cuida 
más a una mascota 
que en el mío, a una vida humana.



Video que ha inspirado este poema:


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