20 enero 2019

10 personajes arquetípicos (Carl Jung)

Los tipos de arquetipo más conocidos son los personajes o figuras, que representan ciertos roles sociales y estados mentales. Cabe destacar que algunos de estos arquetipos son fundamentales en la terapia desarrollada por Carl Jung, la psicología analítica, mientras que otros son más característicos de productos culturales o se asocian a determinadas actitudes.

1. Persona

La Persona es uno de los arquetipos clave junto con la Sombra, el Ánima y el Ánimus en el contexto de la obra y en particular de la terapia de Jung. La definición aportada por este autor destaca la relación de la Persona con los roles que desempeñamos, es decir, cada profesión estaría asociada a un patrón de comportamiento distinto.
Por Persona (en griego clásico significa “máscara”) entendemos el modo en que nos presentamos públicamente ante los demás y con frecuencia también, de forma errónea, como creemos que somos realmente. Además cumple el rol de ocultar a la consciencia los aspectos indeseables de la propia personalidad y del resto de la experiencia psíquica.

2. Sombra

La Sombra está conformada por los pensamientos reprimidos, los instintos (sexuales, agresivos y de otros tipos), los deseos y las debilidades personales, entre otros aspectos. En este sentido podemos equiparar el concepto con el inconsciente individual descrito en la obra de Freud.
La Sombra es la parte de nuestro Yo que nos resulta inaceptable y que sólo descubrimos a través de las características negativas que proyectamos en los demás. La aceptación de la Sombra plantea un reto importante pero, según Jung, es absolutamente imprescindible para el autoconocimiento.

3. Ánima y Ánimus

De forma muy sintética, el Ánima y el Ánimus representan el arquetipo femenino y el masculino respectivamente; en concreto, Jung planteó que el Ánima es la imagen de la feminidad en la psique masculina, mientras que el Ánimus sería la de la masculinidad en la femenina.
Jung destacó de forma llamativa el papel compensatorio del Ánimus en la mente femenina, atribuyéndole un rol racional y creativo. Cabe situar este planteamiento, así como la propia idea del Ánima y del Ánimus, en el contexto flagrantemente machista de la época en que vivió.

4. El padre

El arquetipo del padre representa la autoridad, la protección, la ley y la disciplina, entre otros aspectos. Se asocia con el orden, la dominancia y la productividad y con frecuencia se manifiesta en la figura del Rey en los cuentos populares y otras obras de ficción.

5. La madre

La madre es el arquetipo del amor incondicional, el cuidado (físico y emocional) o la compasión. En las narraciones aparece muchas veces como hada madrina y se le atribuyen rasgos divinos; por contra, la versión oscura del arquetipo de la madre podría ser la figura de la madrastra.

6. El niño

El arquetipo del niño tiene múltiples manifestaciones, como el niño eterno (por ejemplo Peter Pan), el huérfano (Oliver Twist) o el niño herido, asociado a los traumas infantiles; dos ejemplos son Frodo y Regan, la protagonista de El exorcista.

7. El viejo sabio

El Sabio es la imagen del conocimiento, de la verdad y de la moralidad. La figura del anciano sabio de sexo masculino que actúa como guía es muy habitual en las obras de ficción de todas las épocas; Gandalf de El Señor de los Anillos es un buen ejemplo de este arquetipo.

8. El héroe

El héroe, también llamado “guerrero”, representa la valentía, la fuerza y el talento pero también la arrogancia, la agresividad o la competitividad. Luke Skywalker, Simba, la Princesa Merida de Brave o Jon Nieve son algunos ejemplos del arquetipo del héroe.

9. La doncella

El arquetipo de la doncella está asociado con la inocencia, la pureza y la castidad atribuidas tradicionalmente a las mujeres, especialmente a las más jóvenes, en muchas culturas.

10. El embaucador

El embaucador se manifiesta en facetas como el bufón, el mago o el loco. Representa la inteligencia o el conocimiento secretos, que emplea para engañar a otros y para poner en jaque las normas establecidas.
El personaje del embaucador es muy relevante en la mitología de numerosas culturas antiguas a lo largo del mundo, con frecuencia asociado a animales y con el poder de cambiar de forma: en los mitos nórdicos está caracterizado en la figura de Loki, mientras que en algunas zonas de África aparece como Anansi, la araña, y en Norteamérica como el Coyote.

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