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21 enero 2020

Leyendas Españolas - Leyenda del Urco (Galicia)

Anoche viendo la nueva seríe de la cadena Tve1 llamada Néboa, me surgió la duda de si la leyenda del Urco, era un invención de la serie o si estaba basada en una leyenda de la zona. Después de investigar un poco, he descubierto que es una leyenda de la zona y he pensado en compartirla con vosotros.



En las noches de tormenta de principios del siglo pasado, cuando el hambre quitaba más el sueño que el miedo al rugir de las olas, los vecinos de Carril despertaban de madrugada con el aullido del Urco. Cortegada ya estaba deshabitada; los colonos habían sido desahuciados tras la compra de la isla para regalársela al rey, pero como el rey nunca se interesó por sus propiedad, las malas hierbas y las alimañas empezaban a crecer por doquier. Según los parroquianos, entre esas bestias estaba el Urco, un perro negro e inmenso siempre portador de malas noticias que por la noche cruzaba a nado la ría para amedrentar al vecindario. Era un temor más que padecían los niños de Carril y que se sumaba al hambre, la miseria y las penurias de aquellos años. El «que viene el coco» de otros territorios era, en la villa marinera, «¡mira que vai vir o Urco!», y los meniños se arrebujaban temblando bajo las raídas sábanas, de miedo y de frío, visualizando entre las sombras de la habitación la terrorífica figura del perro negro de dientes afilados, incapaces de dormir ante la amenaza pronunciada por el padre y por irse a la cama sin cenar tras haber rechazado el mendrugo reseso de días atrás.

La historia del Urco, como tantas leyendas locales de la ría, se fue transmitiendo de generación en generación, y todavía los jóvenes de hoy en día recuerdan entre pesadillas la figura del can, aunque ya no la utilicen para amedrentar a las nuevas generaciones de carrilexos. No es, con todo, exclusiva de la ría de Arousa. El perro Urco no solo nadaba desde Cortegada en dirección a Carril, lo hacía también por el río Lérez, y cogió tal fama en la ciudad de Pontevedra que se convirtió en una figura tradicional del Entroido. Según Antón Fraguas, fue a partir de 1876 cuando se empezó a honrar a este monstruo que se presentaba ante la población bajo la forma de un perro enorme «capaz de tragarse de un solo mordisco veinte sacos de calderilla con la misma facilidad con la que un burro se traga dos granos de cebada». El origen de la leyendaPero las leyendas nunca vienen solas. No llegan por sí mismas a Pontevedra o a Cortegada, y la del gran perro negro no podía ser una excepción. Urco es, de hecho, una figura mitológica propia del noroeste de la Península, que en Galicia se conoce como Can de Urco y en Asturias, como Huerco. Generalmente se presenta como un perro negro, aunque en otras versiones también es de color blanco. Eso sí, siempre es terrorífico, enorme, con cuernos y orejas grandes y va arrastrando grandes cadenas. Sale del océano aullando furiosamente por la noche, como presagio de muerte y de desgracia, por eso se le llama también Can do Mar o Can do Inferno.




Una vez que llega a tierra, va por caminos y veredas ladrando ruidosamente de forma gutural y atrayendo a otros perros y a criaturas de la noche. La jauría avanza, con los demás canes sometidos a su voluntad. El Urco lo sabe y se pasea despertando el temor entre quien lo escucha, con sus terroríficos ojos brillando en la oscuridad. Allá donde va lleva la desgracia, porque el Urco es portador de malos presagios, de muerte y de enfermedades repentinas y extrañas. Cuentan las leyendas que hay relatos de testigos que, a punto de morir, decían ver a través de la ventana la figura de un perro enorme acompañado de una jauría, y pescadores que faenaban de noche aseguraban haber sentido su golpe en la barca cuando el perro nadaba en dirección a la playa para sembrar el pánico. Y aunque al Urco o Perro del Infierno se le relaciona siempre con Galicia y con Asturias, no está de más recordar que, como dice el profesor Mariño Ferro, casi todas las leyendas gallegas son de raíces europeas. Y el gran perro negro no debería ser una excepción. De hecho, al lector no se le debería escapar las enormes semejanzas entre esta historia carrilexa y El perro de los Baskerville, la mejor de las novelas de Arthur Conan Doyle y de su irrepetible Sherlock Holmes.



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17 diciembre 2019

Leyendas Españolas - Leyenda de los amantes aplastados (Córdoba)

Permitidme que os ponga en situación, estamos en una noche de luna llena, iluminados únicamente por ella. Sentados alrededor de una hoguera sentados en la arena blanca de una cala custodiados por un gran acantilado.

Hoy es noche de leyendas, donde compartiremos las leyendas típicas de un grupo de campistas. Cada uno cuenta una leyenda de su zona de origen.

Permitidme que os ponga en situación, estamos en una noche de luna llena, iluminados únicamente por ella. Sentados alrededor de una hoguera sentados en la arena blanca de una cala custodiados por un gran acantilado.

Hoy es noche de leyendas, donde compartiremos las leyendas típicas de un grupo de campistas. Cada uno cuenta una leyenda de su zona de origen.



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12 marzo 2019

Leyendas Españolas - El Reptiliano de Yesa (Valencia)

En ocasiones hemos escuchado voces y testimonios sobre humanoides de todo tipo y pelaje, incluyendo estos seres del tipo reptil que tanto furor hacen en las redes. Existen casos de lo más complejo a este respecto, pero ninguno como el avistamiento del cazador Mateo Chóver en Yesa, Valencia, en 1968. Cogemos la máquina del tiempo y nos plantamos a las 16,00 horas del sábado 31 de agosto de aquel año. Aquí tenemos a tres cazadores de Liria (Valencia) que rondaban los 50 años de edad, haciendo un descanso para prepararse una “torrá” de carne en las proximidades de un barranco situado a unos 5 km al este de la pequeña localidad montañosa de La Yesa (Valencia). Iban a comer y se les notaba relajados. Pero aquella torrá de carne venía acompañada de una sorpresa. Algo les llamó la atención. Una especie de”flash” en el cielo. Qué era eso.

Segundos después, uno de los cazadores, Mateo Chóver, dejó la escopeta y el zurrón en el suelo y se acercó al borde del barranco para orinar un poco ajeno a la luz, sorprendiéndose al observar, al otro lado del citado barranco por el que discurría un riachuelo y a unos cien o ciento cincuenta metros de distancia, la figura de un ser de tipo humanoide que presentaba unas características increíbles: complexión atlética, cabeza de lagarto (sin casco) con dos ojos rojos, manos como garras (en una de ellas sujetaba un casco transparente con visera blanca) y rabo de estilo gato que llegaba a tocar el suelo. Así como suena.

Estas tres partes visibles del ser aparecían desnudas y eran de color gris; el resto de su cuerpo aparecía cubierto por un mono blanco, que bajaba desde el cuello, cubriendo las muñecas y terminando en unas botas blancas. Adosada a su espalda, se distinguía una mochila metálica o caja rectangular de color “aluminio”, de medio metro de altura, que brillaba rematada por una antena negra.



El ente, ofrecía la impresión de estar “esperando a algo o a alguien”, conforme lo manifestado por Chóver y aunque el testigo no estaba seguro del todo debido a la distancia, creyó que el humanoide sacaba de vez en cuando por la boca una lengua bífida.

El humanoide reptiliano parecía no haberse percatado de la presencia de Mateo, quien, agachado entre unos romeros, se giró y avisó mediante señas a sus compañeros para que se acercaran en silencio. Habría que haber visto sus caras. De esa guisa los tres amigos lo vigilaron durante “unos 3 minutos”, hasta que recibieron un susto tremendo al aparecer instantáneamente sobre el algarrobo, a unos diez metros de la copa, un cilindro de aspecto metálico y color negro “que reflejaba el Sol en sus esquinas”

Le calcularon unos treinta metros de longitud por diez más o menos de grosor. Se hallaba completamente estático, en posición horizontal, paralelo al suelo, en sentido noreste-suroeste. No se escuchó ruido alguno. Ahí sí que tuvieron miedo. ¿Y si les llevaban?

Arrastrándose por el suelo y temiendo por sus vidas ya que nunca antes habían visto cosa parecida (pensaron que seres de otro mundo estaban invadiendo España) , los asustados testigos retrocedieron hasta refugiarse con sus escopetas entre unos zarzales, para pasar desapercibidos, llegando a perder Chóver su gorra de caza por el estrés.

Así se mantuvieron, sudando, durante “un rato largo”, pero cuando llevaban escondidos un par de minutos escucharon, procedente del barranco, “un fuerte ruido como de engranajes o maquinaria en funcionamiento, que paró enseguida“. De nuevo les llamó la atención una especie de “flash” en el cielo. En ello , uno de los cazadores de nombre o apellido Guillém, dijo “Será que se han ido…”, mientras que otro, Rafa Llopis, “temblaba de miedo como un conejo” (sic). Al final salieron con precaución del refugio, comprobando que tanto el ovni como el misterioso humanoide habían desaparecido.

Algo más serenos, bebieron agua de sus cantimploras, atravesaron el barranco y se pusieron a investigar el suelo con las escopetas cargadas hasta los topes alrededor del algarrobo, cuyas ramas y hojas más altas aparecían ahora como “quemadas o tiznadas de carbonilla”. El lugar olía a azufre, elemento que no nos cansamos de ver en la casuística ovni. La tierra estaba reseca y hallaron varias huellas de pisadas uniformes de bota de suela lisa, sin tacón, sin hendiduras, escoriaciones o marca alguna. Estimaron una talla 50 de pie y comparando el hundimiento de ellas con los de sus botines de caza, los testigos calcularon que el individuo que las había dejado debería pesar al menos 150 kilos.

Por contraste con el tamaño del árbol, el humanoide debía medir unos dos metros y veinte centímetros o algo más, pues “casi tocaba con la cabeza las ramas bajas”. Guiados por la intuición se dirigieron después hacia una cueva que sabían que existía en la ladera de un monte cercano, pensando quizás que el humanoide había podido salir de allí, “por si se hubiera dejado algo raro dentro de la cueva”. Y allí fueron. Al llegar advirtieron que era imposible meterse en la caverna por lo tupido de la espinosa maleza que cubría la entrada. Conmocionados, optaron por dejar la “torrá” para otro día, abandonaron la caza de tórtolas y regresaron andando hacia el lugar donde habían estacionado sus motocicletas. Durante el trayecto, se encontraron con una pareja de la Guardia Civil, a quienes informaron de lo ocurrido. Los guardias, que no tomaron nota, tras escucharles respondieron “Por estas tierras eso es normal; los ha visto más gente.

Al llegar a sus casa, los testigos comentaron que habían visto “algo que no era de este mundo” a sus familiares más allegados y amigos íntimos, pero el suceso no trascendió a la opinión pública jamás.


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05 marzo 2019

Leyendas Españolas - Hospital del Tórax (Tarrasa)

Tal vez sepan las leyendas de terror que circulan en torno al famoso y antiguo Hospital del Tórax. Aquí vamos hacer un pequeño recuento, así que pónganse muy cómodos.

En la ciudad española de Tarrasa, en la provincia de Barcelona, había un antiguo hospital que albergó a pacientes con enfermedades respiratorias graves entre los años 1952 a 1997, su nombre era "Hospital del Tórax". Actualmente aquél lugar es el parque Audiovisual de Cataluña.



La historia es interesante. En los años 50, el Ministerio de Sanidad de España, decidió construir un hospital cerca de Barcelona en donde se reclutarían a los enfermos de cáncer de pulmón, fibrosis o tuberculosis que habían en Cataluña. La ciudad elegida fue Tarrasa porque curiosamente posee el bosque de la Pineda que con su aire fresco y puro beneficiaría a los enfermos. El plan se llevó a cabo y finalmente en 1952 se inauguró dicho hospital.

Funcionó normalmente hasta el año de 1997, cuando quedó totalmente abandonado. Según registra la historia fue en la década de los 70 que empezó el declive del mismo, cuando su capacidad se redujo a la mitad. Pero ¿qué es lo que se cuenta de éste misterioso y a la vez terrorífico lugar?. 

Entre aquellas curiosas características se envuelve una oscura leyenda que decía que en el Hospital del Tórax había una actividad paranormal grande (se escuchaban ruidos, voces o gritos entre los solitarios pasillos y habitaciones, especialmente en las plantas 4, 5 y 9 y también en el famoso jardín), pero nunca se pudo comprobar.

Las leyendas asimismo cuentan que cuando investigadores entraban en la capilla o en algunas plantas del hospital, era extrañamente misterioso el que aparatos para medir actividad paranormal no funcionaran o que las baterías de los mismos, se dañasen. 

En el año 2004 la policía autónoma de Cataluña detuvo a un joven que se había sustraído desde las instalaciones del hospital un feto conservado en formol. Esto hizo nacer a la leyenda de que en la planta 5, había un almacén que contenía restos humanos. Nunca se supo el propósito de aquellas muestras (como la del feto) ni el porqué fueron abandonados. Muchos suponen que se hacían experimentos en la lucha contra la tuberculosis.

Leyendas de fantasmas, voces y rituales, qué no se ha dicho de este antiguo Hospital. Pero como suelen decir en una frase "cuando el río suena, es porque piedras trae" no podemos descartar nada de lo que se cuenta. A los amantes de las leyendas y el terror esta historia resultará muy interesante y a otras personas les traerá miedo. Invito a que cada uno saque sus propias conclusiones.

Datos curiosos:

  • Los pacientes que eran reclutados en el Hospital del Tórax, permanecían aislados totalmente del mundo exterior, su único contacto eran unas cabinas telefónicas y la radio.
  • El edificio poseía dos alas principales, nueve pisos de altura y sótanos.
  • Se dice que la compañía Filmax adquirió el 80% del hospital para convertirlo en un parque audiovisual pero se sabe que la Generalidad de Cataluña y el Ayuntamiento de Tarrasa acordaron transformar el recinto en un complejo audiovisual.
  • El Hospital del Tórax poseía 1500 habitaciones divididas entre la clase obrera y la burguesía.
  • Este lugar fue durante muchos años el sitio con índices más altos de suicidio. Se cuenta que los enfermos se arrojaban desde la novena planta hacia el jardín (cuyo nombre era "La Jungla")
  • Un enfermo permanecía en promedio un año recluido antes de morir o suicidarse.
  • La lenta y dolorosa muerte de los enfermos hacía que todos sintiesen una psicosis que atormentaba sus mentes por lo que esto inducía muchísimo al suicidio.
  • Muchos se suicidaban al saber que sus propios familiares querían deshacerse de ellos, abandonándolos en ese lugar. 
  • El Hospital del Tórax ha servido de inspiración para hacer algunas películas de terror.
  • Algunas escenas de películas de terror se han rodado en este antiguo hospital, entre ellas: "Los sin nombre (1999)", "El maquinista (2004)" y "Frágiles (2006)"
  • En el jardín donde muchos acabaron sus vidas, se decía que escuchar voces era habitual. 
  • Había una capilla que según las leyendas, era una zona de rituales satánicos.

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26 febrero 2019

Leyendas Españolas - El sanatorio de la Atalaya (Ciudad Real)

En el cerro de la Atalaya, un lugar muy próximo a la ciudad,  ocurrieron una serie de desagradables sucesos, también es conocido porque en él se construyó un sanatorio para cuidar a los tuberculosos. Cuando lo construyeron decidieron hacerlo en el cerro por la luz natural que recibía el edificio y por la corriente de aire que tendría el mismo.




Poco tiempo después de ser inaugurado llegó a España el tratamiento contra la tuberculosis por lo que no tardó en disminuir el número de pacientes que estaban ingresados, poco después el sanatorio cerró sus puertas.

Se decidió dar al edificio una nueva utilidad, y se pensó que lo mejor sería utilizarlo como hospital psiquiátrico infantil. Se realizaron las oportunas modificaciones y se construyeron varios parques infantiles, un campo de futbol y una piscina. Pero, como el número de pacientes no era muy alto optaron por admitir también a adultos en el hospital.  Nunca existieron pruebas evidentes de estos, pero con el tiempo el hospital tuvo que cerrar. La leyenda popular cuenta que durante la guerra civil se produjeron en este lugar numerosos fusilamientos. Pero sin lugar a dudas uno de los sucesos más trágicos se produjo la noche del 20 de abril del año 1987. Una pareja de novios había acudido al cerro para pasar el día en el campo, tenían previsto regresar a la ciudad por la noche, pero esto nunca se produjo. La pareja fue asesinada en el interior del coche por un guardia civil que después de matar a la pareja optó por terminar también con su vida. Nunca quedaron claros los motivos que llevaron al guardia civil a cometer los actos.

No todas las leyendas guardan relación con sucesos trágicos, también están aquellas que guardan alguna relación con la religión, ya que son muchas las voces que dicen que en el cerro de la Atalaya se ha aparecido la Virgen María en más de una ocasión.

Incluso la leyenda también afirma que en el cerro también tiene a su propia chica de la curva, y que esta aparece en la antigua carretera que daba acceso al hospital. Se quieran creer, o solo se traten de habladurías, lo cierto es que el cerro de la Atalaya y su sanatorio han sido una fuente inagotable de leyendas y todas bajo el mismo denominador un suceso trágico ocurridos en él.



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19 febrero 2019

Leyendas Españolas - La historia del Cortijo Jurado (Málaga)

A pesar de los trabajos de reforma, el Cortijo Jurado deja patente su estilo señorial dominando el paisaje junto a Campanillas. No hace falta mucha imaginación para revivir los buenos tiempos de una hacienda construida por la familia Heredia -una de las grandes fortunas de la época- a mediados del siglo XIX. Eso sí, no se sabe con exactitud el año de inauguración porque no se han encontrado las licencias de obra de un caserón en el que los Heredia pasaban sus días de recreo, pero en la que también contaban con extensa explotación agraria y ganadera. Su actual nombre no llegaría hasta mediados de los 70, cuando los Vega Jurado lo compraron.
De estilo ecléctico y neogótico, sus 2.500 metros cuadrados se articulaban en torno a un patio central, con capilla y torre mirador incluida. Y muchísimas habitaciones con la friolera de 365 ventanas, según cuenta la tradición oral, una para cada día del año. No faltaban unos amplios establos, además de sótanos de los que se ha llegado a contar que partían pasadizos secretos que comunicaban la hacienda con el Cortijo Colmenares (actual Club de Golf Guadalhorce), propiedad por aquel entonces de los Larios, grandes amigos de los Heredia. Pero las distintas obras que se han ejecutado en el entorno de Campanillas no los ha sacado a la luz, con lo que siguen formando parte de una leyenda popular que no para de crecer porque ni se confirma ni se desmiente con el paso de los años.
Luces y ruidos extraños
El Cortijo Jurado se ha convertido en lugar de peregrinaje de los investigadores del universo paranormal desde hace unas décadas. También de curiosos, como Julio Vázquez, un chico de 20 años que fascinado por lo que se contaba que ocurría en la propiedad fue con sus amigos en busca de aventuras. Se cayó en un pozo a más de 30 metros y se quedó en silla de ruedas. Pero las presuntas luces y sombras en la noche así como los ruidos extraños que allí se producen han atraído incluso a periodistas especializados que enlazan estos fenómenos con las misteriosas desapariciones de cinco chicas jóvenes entre 1890 y 1920 cuyos cuerpos se encontraron torturados cerca del cortijo. Pero también con los fusilamientos que tuvieron en su entorno durante la Guerra Civil, en el que la construcción ejerció como hospital además de convertir sus sótanos en calabozos.
Ya por aquel entonces la finca se encontraba a nombre de los Larios, que se la compraron a los Heredia en 1925 tras llevarles la filoxera y sus enormes gastos familiares a la bancarrota. Después llegarían a sus dependencias los Quesada e incluso un médico adinerado de Valladolid. Ya en 1975 pasaría a las manos de los Vega Jurado.
Con una escrutura protegida arquitectónicamente, el grupo Mirador se hizo con la hacienda para construir un lujoso hotel de 200 habitaciones en 2002. Solo se pusieron en esos años las estructuras de hierro para evitar más desplomes. Desde entonces el cortijo estuvo en manos de Promociones Pantie. En la actualidad ha vuelto a cambiar de manos otra vez y se encuentra a la venta a la espera que vuelva a lucir como antaño.
La emblemática hacienda de Campanillas ha sido rehabilitada recientemente. /



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12 febrero 2019

Leyendas Españolas - El Sillón del Diablo (Valladolid)


La historia nos traslada al siglo XVI, cuando Alfonso Rodríguez de Guevara, un famoso médico granadino de la época, se estableció en Valladolid en el año 1550. Alfonso había aprendido anatomía en Italia y vino a la ciudad vallisoletana para impartir durante veinte meses un curso de anatomía en la Universidad de Valladolid. El curso tuvo un éxito rotundo atrayendo a médicos, licenciados y estudiantes de todo el país.

Uno de los estudiantes que más destacaba era un portugués de 22 años llamado Andrés de Proaza que según cuenta la leyenda, llegó a demostrar unas dotes para la anatomía superiores a las del propio maestro. En sus días en Valladolid, Andrés estaba sumergido en el mundo de la anatomía y empezó a llamar la atención por su talento y conocimientos a pesar de su juventud. Durante los meses que se llevó a cabo el curso se denunció la desaparición de un niño de 9 años al que por última vez se había visto por los alrededores de la casa del joven portugués. Al principio, nadie llegó a vincular la desaparición del niño con el novicio estudiante hasta que varios vecinos empezaron a testimoniar llantos y sollozos provenientes del sótano del estudiante portugués. Cuando además se presenció como el agua que salía del desagüe del sótano y llegaba hasta una de las ramificaciones del río Esgueva llevaba una cierta tonalidad rojiza, los gobernantes de la ciudad decidieron hacer una visita a la casa del estudiante portugués.

El hallazgo del interior del sótano resultó pavoroso para todos los presentes. Ni la más perturbada de las mentes podría haber imaginado tal resolución del caso. Dentro del sótano, sobre una demacrada tabla de madera se encontraba el cuerpo descuartizado del niño desaparecido. La casa estaba repleta de material médico y de restos de animales despedazados. Posteriormente, el estudiante declararía que estaba obligado a practicar la vivisección, esto es, la disección de animales vivos con el propósito de llevar a cabo estudios fisiológicos. Tras el asombroso hallazgo el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición llevó a Andrés de Proaza a juicio, en el que acabaría siendo condenado a morir públicamente en la horca.

Pero el asombro ante los hechos sucedidos en el interior de la vivienda del estudiante portugués sería nimio comparado con el susto y el desconcierto de la población vallisoletana ante las declaraciones del portugués en el juicio. Andrés de Proaza explicó que un hombre de Navarra dedicado a la nigromancia le había entregado un sillón maldito, un sillón que habría confeccionado el mismísimo Satanás. Una vez que se sentaba en el sillón, Andrés podía contactar con el diablo. El diablo obsequiaba de esta forma al estudiante con sabiduría medicinal que el chico usaba para desarrollar su talento y habilidad en el mundo de la anatomía. Por último, Andrés lanzó una advertencia, “solo aquellos que tengan altos conocimientos medicinales podrán sentarse en el sillón maldito, si no, morirán a los tres días. Si intentan destruirlo, perecerán en el intento”, sentenció el estudiante portugués días antes de morir en la horca.


Todas las pertenencias de Andrés de Proaza se subastaron, incluido el famoso sillón maldito. Pero a pesar de que gran parte de la población percibió las declaraciones del estudiante como estrafalarias nadie se atrevió a hacerse con sus bienes, que finalmente fueron a parar a los almacenes de la Universidad de Valladolid. Una vez allí, la leyenda del sillón fue desapareciendo progresivamente. Hasta que unos años después la maldición volvió a hacer acto de presencia. Según la leyenda, dos hombres seducidos por la confortable apariencia del sillón decidieron darse un descanso sentándose en la butaca maldita, sin saber ninguno de ellos que una lóbrega y tenebrosa leyenda estaba escondida en su interior. Ambos fallecieron en un plazo de 3, 4 días por causas naturales según las autoridades de la época. Las advertencias que había proferido Andrés de Proaza ya no eran tomadas como burla alguna. El pavor hacía el objeto maldito era palpable. Así, el sillón fue condenado a estar boca abajo en el techo de la capilla de la Antigua Universidad de Valladolid para impedir que alguien pudiese sentarse.

En la actualidad, cualquier curioso tiene la posibilidad de inspeccionar y ver con sus propios ojos el famoso sillón del diablo que se encuentra en el Museo de Valladolid, en el Palacio de Fabio Nelli. ¿Se atreverá alguien a hacer caso omiso a la advertencia de Andrés de Proaza y sentarse en el sillón?


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05 febrero 2019

Leyendas Españolas - El misterio del Lago de Banyoles (Girona)

Las leyendas siempre han acompañado las mansas aguas del lago de Bañolas.
Su mismo origen ya tiene un halo de misterio. El lago se alimenta de los acuíferos procedentes del norte y el oeste, en la zona de la Alta Garrotxa, en el norte de Girona. Desde allí, las aguas se filtran y corren a través de una red subterránea de canales, conocida como el “acuífero confinado”. A continuación, el agua brota hacia el exterior formando una cuenca que fascinó al hombre del Neolítico, que se estableció en uno de los recodos del lago hace más de 7.000 años. Una reproducción de las cabañas de ese pueblo que vivió a orillas del lago y de las cuevas de Serinyà, a un par de kilómetros de Bañolas, se alzan al lado del parque de la Draga. Es el punto de partida ideal para pasear por esta zona. Esas construcciones reproducen una vivienda y un granero de aquella época e invitan a entrar en un mundo que parece muy lejano pero que en realidad no lo es. Es el mundo que nos ha precedido y que, tal como me contaba Eudald Carbonell, buen conocedor de este paraje, no es tan distinto del que nos ha tocado vivir. Decía el arqueólogo sobre los habitantes neolíticos de Bañolas: “Tan solo la tecnología nos separa de ellos”. Carbonell sostiene que el motor de sus vidas entre estos sauces llorones era el mismo que el nuestro: “Buscar la paz y la tranquilidad propia y la del clan”. Sin embargo, el entorno de hace miles de años era distinto al que nos ofrece el paseo bucólico y apacible que nos recibe ahora. Y la atmósfera a orillas del río era propicia al misterio, a ocultar secretos, por ejemplo, donde se podían pescar los preciados triops, un crustáceo prehistórico, cuyo rastro se pierde en el tiempo. Este misterio que envuelven las enigmáticas aguas del lago es aún mayor cuando recorres su perímetro y te encuentras con unos parajes que son el marco adecuado para que vuele la imaginación.

Es sorprendente la facilidad con la que el lago cambia el color de sus aguas. Al alba reflejan los destellos dorados del sol. Por la mañana se vuelve azul turquesa, verde esmeralda o gris claro. De lejos le da un toque tornasolado que ensombrece alguna de las zonas más profundas, donde abundan las algas. Todo depende si brilla el sol o si sopla el viento. Si esto ocurre, sobre todo al atardecer, el agua coge tonos rosados y lilas. Si llueve, el lago se escapa de sus límites, las aguas inundan los caminos y la niebla se desliza por la superficie del agua hasta conferirle un aire abrupto, tenebroso y misterioso. No es extraño que la tradición situara aquí la morada de un temible dragón. Lo que dio origen al Hoyo del Dragón o el Clot del Drac. Una historia que hunde sus raíces en un pasado un tanto pantanoso, cuando el agua del lago inundaba el paraje de la Draga y se canalizaba a través de una grieta en una roca. A partir de esta hendidura, el agua bajaba como en un embudo y producía tal ruido que parecía que un monstruo se estuviera tragando a una persona. Este hecho, según cuenta Àngel Vergés, historiador local, hace suponer que los hombres del Neolítico que vivían cerca de las aguas del lago empezaran a explicar historias fantásticas de esta grieta. Descubrieron el lago y aprovecharon las posibilidades que sus aguas les ofrecían. Hoy en día la mejor manera de descubrir y conocer a fondo el lago de Bañolas es internarse en sus rincones naturales, que nos ofrecerán una visión del estanque distinta a cada paso. Me contaron que en el fondo del lago se encontraba sumergido un palacio de cristal habitado, según cuentan, por las alojas, las mujeres de agua. Unas criaturas que son una adaptación local de las ninfas como representaciones de las fuerzas femeninas de la naturaleza. Mujeres que suben a la superficie y que seducen con sus cánticos a aquellos hombres que se atreven a pasear cerca del lago. Dicen que quedan cautivados por sus dulces melodías y, cuando se aproximan al agua, se ven atrapados por un abrazo mortal que se los lleva aguas adentro hacia su palacio. Por tanto, cuidado con acercarse demasiado al lago no vaya a ser que nos sorprenda una aloja. Sin luna llena no hay que preocuparse. Solo cuando se dé esta circunstancia salen y debemos andar con cautela y los ojos bien abiertos. Pero los sentidos también es recomendable tenerlos aguzados para recorrer los siete kilómetros del lago. Y hacerlo despacio. Lo recomendable es hacer paradas para disfrutar de todos y cada uno de los espacios.

Si partimos del parque de la Draga, donde se permite el pícnic, recorreremos la orilla del lago y, conforme avancemos, el paisaje y la vegetación van a ir cambiando. Pasaremos por zonas de álamos y chopos, cañizales y sauces, cruzaremos bosques de robles y encinas, observaremos las pesqueras, unas construcciones muy originales de las que solo quedan 20. Estas pequeñas instalaciones servían a mediados del siglo XIX para pescar. Más tarde, aumentaron de tamaño para que en ellas se pudiese guardar una barca, signo de riqueza. Finalmente, hacia 1930, con la práctica del remo y el auge de la burguesía bañolina se ampliaron, e incluso alguna se convirtió en vivienda para alojar a sus propietarios, donde también acudían invitados para bañarse y pescar.

Llegando a la zona dels Estanyols y, poco después, al Brollador de la Riera Castellana, podemos hacer un alto en el camino y tomar algo en cualquiera de los restaurantes que tienen vistas al lago. En la zona dels Desmais, un remanso aún más bucólico si cabe lleno de sauces, cerca de l’Estanyol del Vilar, una laguna preciosa que precede al encuentro de dos fuentes de leyenda, la Font del Ferro y la de la Filosa. Esta última se construyó en homenaje a los versos que el poeta Mossèn Cinto Verdaguer, de veraneo en Bañolas en 1884, escribió y luego incluyó en su célebre poema ‘Canigó’.

“Tota la nit he filat: / vora l’estany de Banyoles, / al cantar del rossinyol, / al refilar de les gojes. / Mon fil era d’or, / d’argent la filosa, / los boscos vehins / m’han pres per l’aurora” (toda la noche he estado hilando / cerca del lago de Bañolas / mientras cantaba el ruiseñor, / al gorjeo de las alojas. / Mi hilo era de oro, de plata la rueca, / los bosques cercanos / me han tomado por la aurora).

Un viaje al lago de Bañolas es pura poesía. Ya lo dijo Aristóteles: “Si la historia explica lo que pasó, la poesía explica lo que debería haber pasado”. Y este es el sentimiento que les acompañará a lo largo del recorrido por este lago de leyenda.


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28 enero 2019

Leyendas Españolas - Trasmoz, el pueblo maldito (Zaragoza)

Las leyendas sobre brujas y aquelarres han perseguido a Trasmoz (Zaragoza) a lo largo de los siglos. Ubicado en las faldas del Moncayo, a escasos kilómetros del Monasterio Cisterciense de Veruela, este pequeño municipio zaragozano –con a penas 70 habitantes– ha estado siempre rodeado de un halo de misterio. Lo cierto es que actualmente es el único pueblo maldito y excomulgado de España y solo el Papa podría poner fin a esta situación que vive el pueblo desde hace cientos de años.
Corría el siglo XIII cuando la localidad fue excomulgada. Por aquel entonces Trasmoz era como una isla laica rodeada de todos los pueblos que pertenecían al Monasterio de Veruela. Según cuentan las leyendas, la actividad de las brujas estaba en aquellos años en su máximo apogeo y, entre los muros de su castillo, los aquelarres y todo tipo de actos paganos eran una constante. 
Lo que sí está contrastado es que Trasmoz –actualmente con apenas 80 vecinos empadronados– impedía que el Monasterio de Veruela impusiese un control absoluto sobre el territorio como sí ocurría con el resto de poblaciones de los alrededores. Era independiente, por ejemplo, en el uso del agua, ya que la Corona le había otorgado una serie de derechos que le situaban en una posición más ventajosa que al resto de municipios. Además, hay quien señala que en su Castillo lo que realmente se hacía era acuñar monedas falsas que minaban los ingresos de Veruela. Y fue este compendio de razones las que llevaron a excomulgar al municipio por orden papal. 
Un filón turístico
Muchos años después, ya en el siglo XVI, en concreto en 1511, el Abad del Monasterio de Veruela decidió propagar por el municipio de Trasmoz una maldición convirtiéndolo en el único pueblo maldito conocido de toda España. A la entrada del pueblo, una cruz con un velo negro, dejaba constancia de la maldición, en la que participaron todos los monjes del Monasterio con la lectura del salmo 108 del libro de los salmos.
«Danos tu ayuda contra el adversario, porque es inútil el auxilio de los hombres; Con Dios alcanzaremos la victoria, y él aplastará a nuestros enemigos». Un salmo que se usaba para maldecir a los enemigos y con el que quedó maldecido el señor de Trasmoz, sus descendientes y todo un pueblo. No hay otro lugar en España en el que se haya realizado un ritual de estas características. 
Y maldito y excomulgado ha llegado Trasmoz hasta nuestros días, ya que hasta el momento ningún Papa ha levantado la maldición ni la excomunión. Aún así, poco o nada afecta esta situación al día a día del municipio. Y es que se celebran actos religiosos con absoluta normalidad y se han mantenido las tradiciones religiosas a lo largo de la historia.
Es más, son estas historias las que cada año llevan a miles de turistas a visitar esta localidad zaragozana, que ha hecho de sus brujas y sus leyendas todo un filón para el turismo. Cuenta con un museo dedicado a la brujería y cada año, con la llegada del verano, se celebra una feria dedicada a las brujas, la magia y las plantas medicinales que atrae a cientos de visitantes al pueblo.



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21 enero 2019

Leyendas Españolas - Los amantes de Teruel

Si hay una historia de amor legendaria vinculada a la España de la Edad Media, esa es la de los famosos Amantes de Teruel. Corría el siglo XIII cuando Juan Diego Martínez de Marcilla e Isabel de Segura dos jóvenes enamorados desde la infancia, buscaban el momento oportuno para contraer matrimonio. Al igual que muchas tragedias románticas, ella ocupaba el cargo de rica heredera. Mientras que él apenas poseía dinero en sus bolsillos. Ante una diferencia tan clara en su condición social, la familia de Isabel dio un margen de cinco años al muchacho para conseguir hacer fortuna.



La guerra, su última esperanza


Para cumplir el pacto, don Diego marchó a la guerra. Pues por aquel entonces esta era la única salida a tan complicado problema. Sin embargo, el tiempo pasó sin noticias del enamorado, que se mantenía ocupado logrando su objetivo. Isabel nunca dejó de pensar en él, un sentimiento recíproco por parte del joven de Teruel. Una larga espera que sí terminó por impacientar al padre de la muchacha. Este decidió planificar el enlace de su hija con un hombre de noble casta y poder sin igual: don Pedro de Azagra.

Un regreso inesperado
Poco antes de anunciar el desafortunado casamiento, Juan Diego de Marcilla ya partía rumbo a Teruel con la fortuna amasada. Cuál fue su sorpresa cuando al cruzar a caballo las puertas de la ciudad un lugareño se acercó para informarle del flamante matrimonio de su querida Isabel. Desesperado e incrédulo ante la situación, el joven corrió hasta el hogar de la nueva pareja. Como si de una furia se tratara, entró en los aposentos de la novia y le pidió un beso de amor. Un gesto que ella rechazó por su nuevo estado. Pues sobre todas las cosas, Isabel era una mujer decente.

El terrible destino de los Amantes de Teruel
Ante el dolor del despecho, don Diego falleció de amor. Durante el funeral, doña Isabel se acercó al cuerpo de su amado y le cedió el beso que le había negado en vidaEn ese preciso instante, la joven cayó también muerta sobre el cuerpo de don Diego. Al conocer la historia de su desafortunado romance, las dos familias decidieron enterrarlos juntos. Para que así pudieran descansar en paz durante toda la eternidad. Como ellos siempre quisieron. Desde entonces, en España se les conoce como los Amantes de Teruel.


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14 enero 2019

Leyendas Españolas - Isla errante de San Borondón (Canarias)

A 10º 10’ de longitud y a 29º 30’ de latitud situó  Juan de Abreu Galindo la enigmática  isla de San Borondón cuyas formas dibujó  Pizzigano a corta distancia de El Hierro en su mapa de 1367 o Toscanelli en 1476. No eran los únicos puntos en los que esta isla errante había sido divisada antes de desaparecer como por arte de magia al anochecer. Hubo incluso quien aseguró haber puesto pie en esta tierra que  Leonardo Torriani dibujaría en tiempos de Felipe II alargada, con colinas dispersas y cruzada por una baja cordillera.
El portugués  Pedro Vello relató que en cierta ocasión en la ruta del Brasil, hallándose cerca de las Islas Canarias, los vientos le obligaron a buscar refugio en San Borondón, donde desembarcó junto a otros marineros de Setúbal y descubrió unas enormes huellas de hombre. Se encontraban explorando la isla cuando se levantaron vientos huracanados. Vello llamó a sus hombres, pero al no obtener respuesta y temiendo perder su barco, volvió a él en la chalupa dejando allí para siempre a los dos marineros.
También el canario  Marcos Verde dijo haberse topado con la isla fantasma al regreso de la ruta de la Berbería. Bajó con su tripulación a tierra en San Borondón y la recorrió, sin encontrar rastro humano, antes de volver a bordo cuando cayó la noche.
Historias como éstas empujaron al capitán general de las Islas Canarias  Juan de Mur y Aguirre a impulsar la que sería la última expedición a San Borondón en 1721, al mando de Gaspar Domínguez. Y como en las misiones anteriores, sin éxito.
Fernando de Troya y Fernando Álvarez, marineros de Gran Canaria, se aventuraron en su búsqueda en 1526 y treinta años después el portugués Roque Nuñes, con el cura palmero Martín de Araña a bordo. Éstos últimos aseguraron haber divisado San Borondón, aunque no desembarcaron. Ni rastro encontró la expedición que salió desde la Palma en 1560 con Hernando de Villalobos, el pilotoGaspar Pérez de Acosta y el misionero fray Lorenzo Pinedo. En el año 1570 dicen que la isla se apareció más veces, con más de cien testigos. Tanto fue así que  Hernán Pérez de Grado, primer regente de la Real Audiencia de Canarias, ordenó abrir una investigación sobre esta tierra fantasma, también conocida como la EncubiertaPerdida No Encontrada.

De San Brandán a San Borondón

San Borondón es el nombre que recibió en Canarias un santo irlandés del siglo VI,  San Brandán (Brendán o Brandano), que, según los documentos sobre su vida de los siglos IX al XII, recorrió el Océano Atlántico durante siete años en compañía de catorce monjes, fundando conventos como el de  Clonfert. San Brandán buscaba la isla del Paraíso, a tenor de los relatos sobre sus hazañas que recuerdan al cuento de San Amaro o el viaje de Trezenzonio, según destaca el profesor Marcos Martínez Hernández en su artículo «  Islas míticas en relación con Canarias».
La posible presencia en el archipiélago de un monje llamado  Brandano vino a reforzar pronto esa unión de San Brandán con Canarias que se reflejó en la cartografía medieval.
En 1958, ABC publicó una imagen en la lejanía de la isla errante de San Borondón. «Ha sido fotografiada por primera vez», rezaba el reportaje de Luis Diego Cuscoy que relataba las historias relacionadas con la Encubierta y sus apariciones. «Hace unos días, a los cinco años de su última aparición, la islita ha surgido a sotavento de La Palma, como antes, como siempre. El último dibujo de la silueta de San Borondón fue trazado en el siglo XVII. Y, lo que son los tiempos, tres siglos después, San Borondón ha sido fotografiado» entre Tazacorte y los Llanos de Aridane, señalaba la crónica. «El afortunado fotógrafo, verdadero testigo de excepción, ha dejado fiel constancia del hecho. Uno más que ha creído en la realidad de esa tierra fluctuante», finalizaba este diario.
Aún serían  grabadas posteriormente en vídeo sus apariciones y comentadas en programas de televisión e incluso saldrían a la luz documentos del naturalista  Edward Harvey, que habría visitado la isla en 1865. Sin embargo, «hoy en día sería descabellado afirmar que San Borondón es una realidad física», admite  José Gregorio González en el libro «Canarias mágica».
«Tremenda mentira nos metió el patrón (...) Boguemos ligeros, con fuerza y ardor que allá por los mares la Elvira se hundió sin dar con la isla de San Borondón.», que cantaban  Los Sabandeños.
De lo que no hay duda, a juicio de Martínez Hernández, es que «esta isla misteriosa, enigmática y fantasmagórica hasta tal punto está arraigada en el imaginario colectivo del pueblo insular que se la considera la octava isla del Archipiélago canario».


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31 diciembre 2018

Leyendas Españolas - Los siete niños de Écija (Malaga)

José Ulloa, 'El Tragabuches’, forma parte del grupo de grandes bandoleros de la sierra de Ronda (Málaga) que, integrado en la partida de 'Los siete niños de Écija', pone el contrapunto negativo de la leyenda del bondadoso bandolero romántico.


No todos los valentones que empuñaron un trabuco o una navaja estaban dispuestos a usarlos para ‘cazar’ al invasor. Los bandoleros aprovecharon la falta de autoridad para actuar y la confusión con los guerrilleros para ganar impunidad. Los contrabandistas tampoco desperdiciaron la oportunidad de la escasez para trapichear. Como José Ulloa, ‘El Tragabuches'. Puro folclore.

‘El Tragabuches’ era un torero que entre corrida y corrida vivía del comercio negro junto con su mujer, ‘bailaora’, hasta que ella le puso los cuernos con un monaguillo. Su vida, nada ejemplar, sufrió un giro dramático: mató a los amantes en el acto y siguió manchando sus manos de sangre durante el resto de su vida.

Con la independencia y el final de las guerrillas, pasó a formar parte de una partida, 'Los siete niños de Écija'. Claro que, sin enemigo invasor al que atacar, las víctimas eran los desprevenidos en los caminos. 'Los siete niños de Écija' era una cuadrilla de guerrilleros inadaptados a la vida civil que actuaba en el sur de Andalucía. Afectados de un síndrome posbélico surgieron como ellos bandas de nostálgicos que continuaron con los saqueos y los asaltos, esta vez, contra sus compatriotas. Después de la autoridad, el respeto y el honor que habían logrado con la guerrilla, no querían volver a ser nadie en un pueblo perdido. ‘El Tragabuches’ nunca llegó a liderar la banda, pero sí tuvo el dudoso honor de convertirse en el más sanguinario de todos.

Tres años después del final de la guerra, todos los miembros de la banda fueron capturados y, como era costumbre con los bandoleros presos, condenados a muerte y despedazados para repartir sus trozos por los caminos donde habían actuado. Todos menos 'El Tragabuches', al que nunca cogieron y del que se perdió la pista.


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24 diciembre 2018

Leyenda Españolas - El Collar de la Encantada (Murcia)


En la Murcia visigoda vivía una joven condesa llamada Ordelina, prometida desde niña al noble Sigiberto según los dictados de su padre. Sucedió que el padre de la doncella murió poco antes de que se celebrase la boda, con lo que la heredera, viéndose libre del compromiso contraído con Sigiberto, decidió casarse con su rival. La ceremonia se celebró la víspera de San Juan, aún recientes los funerales del padre.

Y estaban a punto de consumar la unión en esa noche mágica cuando el espíritu furioso del padre se les apareció,

y reprochándole a su hija la traición y la impaciencia para celebrar su boda, arrancó su alma del cuerpo en brazos de su esposo, quien se encontró abrazando a un cadáver. El alma encantada de la doncella fue recluida, junto con sus joyas y sus pertenencias, al lugar conocido como Benamor, en una caverna escondida tras un peñasco de donde solo podría salir unas horas, siempre en la noche de San Juan. Y ahí la dejó, custodiada por un enorme esclavo fantasmal.

Durante muchas generaciones, siempre hubo alguien que decía haberla visto deambular por los alrededores de su cárcel eterna, como un espectro que se paseaba cubierto de joyas, arrullado por el murmullo del agua que manaba de una fuente cercana, siempre en la noche de San Juan, siempre desapareciendo apenas llegaban las primeras luces del alba. Y aunque el espectro jamás mostró animosidad hacia nadie, pocos se atrevían a acercarse al lugar maldito. Pasaron años, siglos, conquistadores que iban y se marchaban de Murcia. Y así, cuentan que en el siglo XV de nuevo otra joven de singular belleza habitó las cercanías de Benamor. Hija del comendador de la villa, siendo tan hermosa como era, no eran pocos sus pretendientes, a los que ella no tomaba demasiado en serio y con los que jugaba, caprichosa y consciente de sus encantos.

El más constante de ellos, don Pedro López de Villora, decidió poco antes de San Juan pedirle que definiera de una vez sus intenciones. Y ella no tuvo mejor idea que pedirle que le trajera el collar de perlas que se decía que lucía el espíritu de la dama de Benamor cuando paseaba las noches de San Juan, en prueba de su amor.

Pero don Pedro era un valiente guerrero, que no podía amedrentarse y mucho menos tratándose del espíritu de una doncella que, a buen seguro, ningún daño podía hacerle. Así que acudió en la fecha señalada a los alrededores de la cueva maldita, de donde, en efecto, vio salir casi flotando a una dama pálida, lánguida... aunque sin la joya preciada en su cuello. Se acercó entonces a ella y le habló de cómo necesitaba su collar para alcanzar el amor soñado, mientras la muchacha espectral le miraba, entre divertida, entristecida y sorprendida por la valentía -y la impertinencia- del muchacho.

Habiendo escuchado la historia, ella volvió sobre sus pasos y entró en la cueva seguida del caballero, descendieron por unas escalinatas labradas en la misma piedra y llegaron a una puerta que la mujer golpeó suavemente.

La abrió el fantasma negro que llevaba guardando a la mujer todos estos años, pero se mantuvo quieto, a la espera. Y mientras don Pedro empezaba a sudar y a temblar ante la presencia del peligroso ser con el que no había contado, la mujer entró en la sala, abrió un cofre y sacó de él el collar que le había pedido, dejándolo en sus manos. Pero entonces el guardián espectral susurró con una voz gélida que parecía introducirse directamente en uno, más allá de los huesos, que nada de cuanto en ese lugar se hallaba podría volver jamás al mundo de los vivos.

Don Pedro, nervioso y frustrado por estar tan cerca de su objetivo, lanzó una estocada con su espada al lugar donde debiera haberse encontrado el corazón de la figura... para verse envuelto al instante en una nube oscura de humo que le asfixiaba. Lo último que oyó fue el llanto suave de la mujer espectral.

A la mañana siguiente unos pastores encontraron el cuerpo del joven enamorado muerto y sin ninguna señal de violencia, y lo llevaron al pueblo. Y nuestra caprichosa protagonista, sabiéndose responsable de haber llevado a la muerte a don Pedro, quedó al instante muda de por vida.

Cuentan aún que en la noche de San Juan sigue paseándose la dama de Benamor... pero hace tiempo ya que nadie ha vuelto a intentar hacerse con ninguno de los tesoros que se ocultan en su morada. Saben que son solo para el disfrute de los muertos.



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17 diciembre 2018

Leyendas Españolas - La Torre de los Encantados (Barcelona)

La Torre de los Encantados es una torre de vigilancia situada en el término municipal de Arenys de Mar, justo al límite con el término de Caldes d'Estrac. Situada en el Puig Castellar, en un lugar privilegiado, fue construida encima de un poblado ibérico del que se sacaron los bloques de piedra para su construcción. Los orígenes no son del todo claros, algunos estudiosos la sitúan en el siglo XI o XII. Durante el siglo XVI fue reforzada y fortificada con una corceles y una muralla a su alrededor para defenderse de los ataques constantes de los corsarios berberiscos. Durante el siglo XIX fue utilizada como estación de telegrafía óptica.


La Torre de los Encantados recibe el nombre a partir de una leyenda popular de Caldetes entre Fátima, una princesa sarracena, y en Busquets, hijo de Caldes.

Dos leyendas circulan sobre la "Torre de los Encantados"...

Una muchacha, hija de una de las familias más pobres del pueblo, desapareció sin dejar rastro. Durante muchos días todos los vecinos buscaron a la joven, sin obtener ni la mas pequeña pista de su paradero, y cuando ya todos la daban por perdida, una mañana apareció ante la puerta de su casa, llevando con ella gran cantidad de joyas y monedas de oro, suficientes para alejar la pobreza de la familia.


Contó la joven que, estando una tarde paseando cerca de los Encantados, un águila enorme se abatió sobre ella, y aprisionándola fuertemente en sus garras, pero sin causarle el menor daño, la llevo hasta el interior de la Torre.
Dejó a la joven en el suelo, y en el acto, el águila se convirtió en un apuesto joven que le pidió disculpas por la forma en que la había arrebatado, y le rogó que le ayudara a deshacer el encantamiento que sufrían él y su prometida, por las malas artes de un malvado mago, envidioso del amor que se profesaban. Sólo se podría deshacer el embrujo si una joven accedía a quedar encerrada en la Torre hasta que una paloma viniera a posarse en sus manos.

La muchacha decidió quedarse y ayudar en lo posible a deshacer el terrible hechizo y el joven le prometió que de nada habría de preocuparse mientras allí estuviera.
Un ejército de duendecillos trabajaba afanosamente para mantenerlo todo perfectamente limpio y ordenado. Media docena de ellos le preparaban sabrosas comidas y otros tantos le confeccionaban suntuosos vestidos y elegantes zapatos. Además de todo eso, cada día, al despertar, encontraba sobre su
almohada una espléndida joya o un puñado de
monedas de oro.

Pasó mucho tiempo hasta que una mañana la muchacha vio una paloma que volaba derecha a su ventana, seguida de cerca por el águila. La paloma se acercó a ella y suavemente se posó sobre sus manos. En el mismo momento, el águila volvió a recuperar su forma humana y la paloma se transformó en una preciosa joven de dorados cabellos.

Locos de alegría por haber logrado deshacer el encantamiento, añadieron joyas y regalos a los muchos que ya tenía la joven campesina, le agradecieron mil veces su paciencia y desaparecieron, quedando la joven en libertad para volver con su familia.


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10 diciembre 2018

Leyendas Españolas - La Cueva de Salamanca

Cuenta la leyenda que en este espacio Satanás, bajo la apariencia de sacristán, impartía doctrinas de ciencias ocultas, adivinación, astrología y magia a siete alumnos durante siete años, tras de los cuales, uno de ellos, debía quedar de por vida en la cueva a su servicio. El alumno más célebre habría sido el marques de Villena.



El origen de esta leyenda esta en las clases que en la sacristía impartía el parroco de la iglesia. se llamaba Clemente Potosí, y llegó a ser identificado con el diablo. Este daba lecciones de astrología, geomancia, hidromancia, piromancia y quiromancia, el objetivo era aprender tecnicas adivinatorias. Los alumnos que acudian a las clases no revelaban que era lo que aprendían y este hermetismo fomentó la leyenda.

Según la leyenda el numero de alumnos era siempre siete, numero con implicaciones misticas. Los alumnos debían pagar por las clases recibidas. El método era peculiar, se sorteaba que alumno debía pagar por todos, si al que le tocaba no podía pagar debía permanecer encerrado en la cueva.

Un año quien perdió el sorteo y debía pagar las clases a todos sus compañeros fue el Marques de Villena, Enrique de Aragón. este se encontraba en la ciudad como estudiante en la Universidad. Cuando tuvo que pagar se encontró en la situación de no tener dinero para pagar, por lo que fue encerrado en la cueva.

El joven Enrique no se resignó a su destino e ideó un plan para poder escapar. Para ello se ocultó en el interior de una tinaja, la cual estaba tapada de diversos objetos que se habían ido acumulando. Al ocultarse en la tinaja procuró que los objetos quedaran tal y como estaban para no ser descubierto. Cuando el maestro regresó a la sacristía y se la encontró vacia marchó rapidamente dejando la puerta abierta, la situación fue aprovechada por el futuro marques para escapar a la iglesia donde se ocultó. En el interior de la iglesia permaneció oculto toda la noche hasta que cuando se abrieron sus puertas y pudo escapar del recinto.

En 1580 la iglesia fue derribada, de la cueva se perdió la mitad, la cual fue usada como carbonería o depósito de desperdicios, hasta su rehabilitación a mediados del Siglo XX.



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03 diciembre 2018

Leyendas Españolas - El Palacio de Linares (Madrid)




Existen muchos lugares en España de los que hablar, pero si uno sobresale sobre la mayoría por su leyenda es el Palacio del Marqués de Linares de Madrid. Ubicado en el centro de la ciudad con la estatua de la Cibeles en su puerta, esconde una de las leyendas de amor más tristes y misteriosas que podemos conocer.
Es el momento de hablar de este palacio que todos podéis visitar e imaginar entre sus paredes sobre la historia que se esconde. Una leyenda de amor prohibido en donde la línea de la realidad y la ficción se sobrepasan con tanta facilidad que nunca podremos desentrañar en realidad la maraña de la historia real y la leyenda, pero precisamente tal vez sea esto lo que le confiere un halo de misterio.



Los marqueses de Linares nunca tuvieron hijos, ni hicieron vida conyugal. El motivo de esta separación aún se desconoce. ¿Esconde el Palacio de Linares un secreto familiar oculto durante siglos?
¡En el Palacio de Linares hay fantasmas!. En mayo de 1990, Televisión Española daba a conocer unas estremecedoras psicofonías captadas en el Palacio de Linares de Madrid por una desconocida doctora llamada Carmen Sánchez de Castro. En ellas podía apreciarse nítidamente la voz quejumbrosa de una niña que decía: “Mamá, mamá… Yo no tengo mamá”. Una mujer se lamentaba: “Mi hija Raimunda… Nunca oí decir mamá”. Otra psicofonía recogía una voz masculina que exclamaba: “¡Fuera… no, aquí no!”. Desde entonces, el Palacio de Linares se convirtió en el blanco de especulaciones sobre una supuesta tragedia familiar ocurrida en el seno de la familia Linares. El hecho de que la Policía desenmascarara a la supuesta doctora y psicóloga - una delincuente sobre la que pendía una orden de búsqueda y captura desde hacía diez años - no frenó la avalancha de parapsicólogos, investigadores y curiosos que invadieron el edificio en busca de la respuesta al misterio. ¿Fueron los marqueses de Linares hermanos? ¿Asesinaron y emparedaron a su propia hija en el palacio familiar?

El primer marqués de Linares, José de Murga, adquirió en 1872 diversos solares que eran propiedad del Ayuntamiento de Madrid para construir sobre una superficie total de tres mil sesenta y cuatro metros cuadrados lo que más tarde sería conocido como el palacio de Linares. El primer plano del edificio data de 1872, pero hasta el 1900 no se inaugura; es entonces cuando cobra mayor intensidad la triste leyenda de sus primeros moradores.
La turbulenta leyenda de un amor imposible que acompaña desde siempre a los primeros habitantes que hace un siglo residieron entre los muros del palacio, se une a la sorprendente serie de sucesos inexplicables que un grupo de investigadores aseguró haber vivido en el interior del palacio.

Las voces fantasmagóricas comenzaron a escucharse mientras un grupo de estudiosos buceaban en la historia de los antiguos propietarios del palacio, sobre los que desde antiguo había recaído la sombra de un pasado incestuoso.
Según cuenta la leyenda maldita que tiene su origen entre la aristocracia madrileña del siglo pasado, el marqués José de Murga y Reolid Michelena y Gómez, nacido en Madrid, el 13 de febrero de 1833, se había casado sin saberlo con su propia hermana, Raimunda Osorio y Ortega. Raimunda era la hija de una cigarrera hacia la que había sentido una especial atracción el padre del Marqués, un riquísimo financiero de la época que amasó una inmensa fortuna en Cuba.

El padre del Marqués, un hombre de talante liberal, había inculcado a su hijo un sentido práctico de la vida. Al parecer, el rechazo que el acaudalado industrial, Mateo de Murga Michelena, sentía por las bodas de conveniencia tantas veces celebradas para mantener y engrandecer las grandes fortunas de la época, propició que el joven José de Murga conociera a la que sería su esposa en un ambiente poco cercano a los más propios de su condición social. Así fue como el que fuera primer marqués de Linares entablaría relaciones (según la leyenda popular) con Raimunda, la hija de una cigarrera que trabajaba en la fábrica de Tabacos de Madrid.
Cuando el padre del protagonista de esta turbulenta historia supo de las relaciones sentimentales que su hijo mantenía con la mujer que era fruto de los tempestuosos amores que mantuvo hacia 1830 con la cigarrera, envió repentinamente a su heredero a estudiar a Londres con el objeto de que el joven Murga olvidara aquel amor que sin saberlo se encarnaba en la persona de su propia hermana.
Al cabo de un tiempo, José de Murga regresó de Londres y llevó a cabo su firme propósito de contraer matrimonio con su enamorada Raimunda. Ya había fallecido su padre y el matrimonio se celebró (dice la leyenda) sin que los cónyuges supieran su relación de parentesco, aunque algunos investigadores aseguran que ambos conocían el secreto que el padre del Marqués al morir se llevó consigo a su tumba, según mantienen otros estudiosos.

Se rumorea sobre una bula papal que permitía a los hermanos vivir juntos siempre y cuando no tuvieran vinculo conyugal, pero este documento de existir esta a buen recaudo y no ha visto la luz y las autoridades eclesiásticas dicen desconocer su existencia, aunque personalmente creo que si existe tampoco dejarían que viera la luz.
Sea como fuere, la historia popular sitúa al primer Marques de Linares y primer vizconde de Llantero (títulos que le concede el rey Amadeo de Saboya el 11 de febrero de 1873, por los actos benéficos que había ejercido) felizmente casado frente a su escritorio cuando tuvo conocimiento de la estremecedora verdad relacionada a su unión matrimonial. Se dice que José de Murga, además de noble, senador del Reino por la provincia de Segovia y poseedor de una inmensa fortuna heredada de su padre y hermanos, encontró una carta que su padre en vida no llegó a enviarle en la que relataba la incestuosa relación de consanguinidad con su esposa.
Tras conocer con estupefacción su escandalosa situación, los cónyuges a los que supuestamente el papa León XIII les concedió una bula de casti connubi permitiéndoles así convivir bajo el mismo techo en castidad, vivieron con amargura hasta el final de sus días. Hay quienes aseguran que el Marqués al conocer la noticia se suicidó, que sus restos reposan en el jardín del palacio y que desde entonces su espectro fantasmal deambula por las galerías del lúgrube caserón. También la historia popular habla de emparedamientos y desapariciones misteriosas.
La leyenda dio comienzo cuando el 21 de octubre de 1872, el primer marqués de Linares, a la edad de 39 años (una edad muy madura para su tiempo), contrajo matrimonio con Raimunda Osorio y Ortega. Treinta años después, los esposos, que declararon en su testamento no tener hijos ni probabilidad de tenerlos en lo sucesivo, fallecen. Con la desaparición del Marqués, que sobrevive seis meses a su esposa, se abre un auténtico misterio en torno al destino de la incalculable herencia que había dejado.
Es entonces cuando nace una leyenda más, la de una hija no deseada y, que en sus días, pudo escucharse las voces de ultratumba de los Marqueses, vagando como almas en pena en búsqueda de su hija. Unos lamentos que pueden dar pie a creer que algo muy desagradable tuvo lugar entre los muros de la suntuosa vivienda.
En el interior del palacio de Linares se grabaron numerosas psicofonías. Entre otras se puede escuchar la palabra Ricardo y las frases: Yo tuve una hija.