Entramos en otra dimensión del relato. La narración en tercera persona es cuando el narrador no interviene para nada en la acción, ni siquiera existe como personaje.
La tercera persona es probablemente el tipo de narrador más utilizado en narrativa comercial y cinematográfica.
Existen tres tipos de narrador, según el nivel de conocimiento que este tenga de toda la historia:
Narrador omnisciente
Este narrador habla en tercera persona. No participa en los hechos, o sea, es externo a la historia y la contempla desde fuera.
Es la figura de “el que todo lo sabe”. Este narrador habla en tercera persona y no se corresponde con ningún personaje, ni protagonista ni secundario. Se trata de alguien que nos cuenta la historia desde arriba, como si fuera Dios. Puede ver todo lo que pasa en el presente, incluso lo que pasa en un mismo momento en lugares distintos o alejados, y conoce el pasado y el futuro; es decir: se desplaza libremente por el tiempo y el espacio. Y no solo sabe lo que sucede, sino que también conoce todo lo que piensan y sienten los personajes. Su conocimiento de los hechos, por tanto, es total y absoluto. Por otro lado, esta figura puede hacer sus propias reflexiones y juzgar a los personajes. Es el tipo de narrador más habitual de la novela y un grandísimo porcentaje de obras maestras están escritas en este punto de vista.
Es el más genérico, uno de los más antiguos y el más utilizado. Se habla desde el punto de vista de una entidad totalmente ajena al plano de realidad en el que ocurre todo lo que se explica, como si se fuese una especie de dios que tiene acceso a toda la información a la vez, incluso a los estados mentales de todos los personajes, de manera directa. Sin embargo, hay que tener en cuenta que aunque se puede describir de manera fiable lo que cada personaje piensa y siente. Por cuestiones vinculadas a la coherencia y a la calidad de la narración, se evita pasar de una mente a otra de un modo caótico, y en vez de eso se elige centrar el foco de atención en un personaje y en lo que ocurre a su alrededor. Este narrador no puede omitir juicios de valor. La novela El Desayuno de los Campeones, de Kurt Vonnegut, combina este tipo de narración con el de narrador testigo, por ejemplo, algo similar ocurre en Niebla, de Miguel de Unamuno. Ana Karenina, de Tolstoi, también sería un gran ejemplo, o bien la obra de Juan Marsé, que tiene un amplio componente cinematográfico añadido.
Atar corto al narrador omnisciente requiere una cierta práctica, y es por ello que se recomienda que, a menos que te veas obligado, no lo uses, sino que recurras a un narrador cuyo conocimiento de la historia esté limitado al de uno de los personajes.
Participa como personaje principal de la acción y nos lo cuenta desde su punto de vista. La historia se explica desde el punto de vista de la persona que debe pasar por el principal arco argumental de la historia, tal y como lo haríamos en la vida real si explicásemos algo que nos ha ocurrido a nosotros. Muy utilizado hoy en día en el género de la autoficción.
Ejemplo - Lassie y Joe, de Eric Knight:
Lassie, tendida ante la puerta del cottage, levantó la cabeza y volvió hacia la verja los grandes ojos dorados.
—Sí, Lassie, es el señor duque, dijo la señora de Carraclough.
Ella también había oído el ruido característico que producía el bastón de espino del duque de Rudling, propietario de la finca: tap, tap… tap, tap, tap… tap, exactamente como si caminara con tres pies. No se separaba nunca el duque de ese bastón, que desde que lo aquejaba, le servía tanto para conservar el equilibrio como para afirmar su autoridad (aunque, por cierto, esto no lo hubiera admitido jamás).
Ventajas:
- Supone para el autor el control total de la información y la posibilidad de graduarla como le venga en gana.
- Facilita al lector la empatía con todos los personajes, ya que describe los sentimientos y las motivaciones que empujan a cada uno a actuar de una determinada manera.
- Otorga un altísimo grado de objetividad a lo contado. Pese a que el narrador conoce el mundo interior y subjetivo de cada personaje, precisamente al poner todos estos mundos al alcance del lector consigue que este perciba que no se le está ocultando nada, que la información no se está exagerando o se le está quitando importancia, que no está siendo manipulada y que está siendo equilibrada. Como consecuencia directa, aporta una grandiosa credibilidad a la historia, porque su autoridad y su dominio sobre ella son absolutos. En cualquier caso, no hay que olvidar que este narrador puede emitir sus propias opiniones y juicios de valor, y a menudo puede incluso camuflarlos de tal forma que resulta difícil discernir si algo que dice es lo que piensa él o lo que piensa el personaje.
- Se expresa en un lenguaje neutro, sin limitaciones dadas por los personajes. Como no forma parte de la historia ni la protagoniza, su habla no tiene que corresponderse con el habla de sus personajes. Así, aunque sus personajes sean de una clase social baja, la voz del narrador podrá expresarse en un lenguaje neutro y sin vulgarismos o limitaciones dadas por ese entorno cultural o educativo.
Inconvenientes:
- El nivel de empatía y de proximidad entre el lector y el personaje o personajes principales nunca será tan grande como el nivel de proximidad que, por ejemplo, se genera entre el lector y el narrador protagonista. Hay que tener en cuenta que en este segundo caso el lector solo recibe información de los sentimientos del protagonista, mientras que con el narrador omnisciente recibe información de todos. Lo que le permite someter al personaje a objetividad y juzgar si se equivoca, por ejemplo, en su relación con los otros personajes, de los cuales también conoce sus sentimientos y motivaciones.
- La plena libertad que tiene el narrador omnisciente para informar de lo que quiera es también su principal desventaja: requiere que sepamos controlar, que no se dedique a ir informando ahora de esto, ahora de aquello, ahora de vuelta a esto, de manera indiscriminada, y con ello maréenos al lector. Lo recomendable es que hagamos que el punto de vista con el que narra no cambie más que de tanto en tanto, y siempre de manera que los cambios no desorienten al lector.
Narrador observador/cuasi-omnisciente
Su narración es similar a la imagen proporcionada por una cámara de vídeo, ya que muestra al lector una escena determinada, sin incluir subjetividades. De allí que también se conozca como narrador objetivo. No se puede acceder a los sentimientos de los personajes, ni conocer ni el pasado ni el futuro. Tampoco sabe lo que han soñado aquella noche. Podríamos nombrarlo semidiós.
Ejemplo - Los elefantes pueden recordar, de Agatha Christie:
Hércules Poirot se apeó del taxi, pagó al conductor, añadiendo una propina, comprobó la dirección consultando su agenda, sacó de un bolsillo un sobre dirigido al doctor Willoughby, subió por la escalera de la casa y oprimió el botón del timbre. Le abrió la puerta un criado. Al dar su nombre, Poirot fue informado de que el doctor Willoughby estaba esperándole.
Ventajas:
- Se expresa en un lenguaje neutro, sin limitaciones dadas por los personajes. Como no forma parte de la historia ni la protagoniza, su habla no tiene que corresponderse con el habla de sus personajes. Así, aunque sus personajes sean de una clase social baja, la voz del narrador podrá expresarse en un lenguaje neutro y sin vulgarismos o limitaciones dadas por ese entorno cultural o educativo.
Inconvenientes:
- Dificulta la empatía con los personajes, pues no puede profundizar en ellos ni mostrarnos cómo se sienten o qué piensan.
Narrador equisciente/selectivo
Su punto de vista es externo y, aunque nos explica lo que siente y padece el protagonista, es incapaz de saber lo que piensan los demás personajes. Solo tiene el poder de contar la historia desde el punto de vista del protagonista o de un solo personaje. Es muy similar al narrador en primera persona, pero a diferencia de este, el narrador selectivo puede brindarnos información extra que resultaría imposible o muy difícil explicar en primera persona. Te irá perfecto en aquellos casos, no te convenga o no puedas hacer que narre el protagonista ni ningún otro personaje.
Sabe parcialmente o solo revela una parte de la historia. Es por este motivo que a este narrador se le llama también narrador en falsa tercera persona. Cuenta a medida que se dan los hechos. Puede o no emitir juicios de valor.
A diferencia del narrador en primera persona, el narrador equisciente tiene la capacidad de brindar al lector descripciones sobre el personaje, desde un punto de vista externo, y añadir información que el personaje desconoce.
El periodista deportivo de Richard Ford es un ejemplo de este tipo de narrador. O, más conocida, Alice Munro en muchos de sus relatos.
Ejemplo - Las alas de la paloma, de Henry James:
Mrs. Stringham, sorprendentemente, se movía en una fina nube de observaciones y suspicacias; estaba en situación, como ella pensaba, de saber mucho más sobre Milly Theale que la misma Milly, pero a pesar de esto debía disimular su conocimiento tanto como ponerlo en práctica. Siendo la mujer menos apta del mundo, por naturaleza, para duplicidades y laberintos, como ella sabía perfectamente, se halló de pronto envuelta en toda clase de sutilezas personales a causa de una nueva serie de circunstancias, sobre todo por una nueva amistad; debía ahora reconocer, en efecto, que su práctica de las cosas ocultas —apenas sabía cómo llamarlas— había comenzado el día que partió con Mildred de Nueva York.
Ventajas:
- Se expresa en un lenguaje neutro, sin limitaciones dadas por los personajes. Como no forma parte de la historia ni la protagoniza, su habla no tiene que corresponderse con el habla de sus personajes. Así, aunque sus personajes sean de una clase social baja, la voz del narrador podrá expresarse en un lenguaje neutro y sin vulgarismos o limitaciones dadas por ese entorno cultural o educativo.
Inconvenientes:
- Dificulta la empatía con el personaje, es como poner un cristal entre el personaje y el lector. La principal desventaja de este narrador es que su uso no resulta tan intuitivo como el del narrador en primera persona. Por un lado, se refiere en todo momento a una persona que no es él, pero, por otro, su perspectiva de la historia sí es la de esa otra persona. Esta dicotomía provoca que no resulte fácil mantener el punto de vista del personaje, sino que se tienda a dar, incorrectamente, información con una perspectiva externa.
- El narrador equisciente no te servirá en aquellos casos en que te haga falta narrar con una perspectiva más amplia que la de un único personaje, ya sea porque tengas varios protagonistas, o porque te interese narrar lo que sucede es un escenario en el que no esté el personaje, o por cualquier otro motivo.
Narrador testigo/deficiente
El narrador deficiente es un testigo que relata de forma objetiva solo lo que percibe a través de sus sentidos, sin emitir opiniones acerca de lo que está presenciando. No sabe más que el protagonista, y tampoco lo que le ocurre a otros personajes de la historia.
El narrador deficiente conoce menos aspectos de la trama, en comparación con las vivencias del protagonista, lo cual le permite un manejo restringido de la información.
Dado el desconocimiento de los detalles, las interpretaciones del narrador deficiente suelen ser escuetas. Esto es precisamente lo que le atribuye el carácter de “deficiente”, frente a otros tipos de narradores de la historia.
La principal diferencia entre un narrador deficiente y un narrador equisciente es que el narrador deficiente solo conoce aquello que ve desde afuera y es objetivo, en cambio, el narrador equisciente solo sabe aquello que ve un personaje concreto y, además, añade comentarios subjetivos.
Ejemplo - El vendedor de estatuas, de Silvina Ocampo:
El chico de siete años se alojaba detrás de la silla y con perversidad malabarista le daba pequeñas patadas invisibles, y esta escena se repetía diariamente; pero eso no era todo. Las patadas invisibles a la hora de las comidas, las hubiera podido soportar como picaduras de mosquitos de otoño, terribles y tolerables porque existe el descanso del mosquitero por la noche, las piezas sin luz y el alambre tejido en las ventanas, pero las diversas molestias que ocasionaba Tirso, el chico de siete años, eran constantes y sin descanso. No había adónde acudir para librarse de él. Debía de tener una madre anónima, un padre aterrorizado que nadie se atrevía a interpelar.
Ventajas:
- Se expresa en un lenguaje neutro, sin limitaciones dadas por los personajes. Como no forma parte de la historia ni la protagoniza, su habla no tiene que corresponderse con el habla de sus personajes. Así, aunque sus personajes sean de una clase social baja, la voz del narrador podrá expresarse en un lenguaje neutro y sin vulgarismos o limitaciones dadas por ese entorno cultural o educativo.
- Dado que es un testigo de los acontecimientos relatados, el narrador deficiente es muy común en la narración periodística. Los artículos de sucesos, por ejemplo, solo describen lo sucedido, sin incluir interpretaciones ni conjeturas sobre el móvil de los acontecimientos. Solo declaran lo que está a la vista de los testigos.
- Este tipo de recurso también es muy útil en las novelas policiales. El narrador deficiente es empleado para generar suspenso en el lector, y fomenta el desconocimiento intencional de algunos detalles de la historia.
Inconvenientes:
- Dificulta la empatía con los personajes, pues no puede profundizar en ellos ni mostrarnos cómo se sienten o qué piensan.
- Este tipo de narrador hace las veces de un informador ineficiente, debido a las limitaciones de la información que está a su alcance. Al no tratarse de un personaje principal, es factible determinar que este tipo de narrador conoce menos de la historia que el protagonista. Su participación no es neurálgica dentro de la trama.
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