En los tiempos que corren, en el que se publican al día cientos de libros. Un pequeño detalle puede marcar la diferencia, entre que un libro sea leido o que permanezca en la estantería. Uno de esos detalles, es el inicio de la novela. Si un párrafo te engancha probablemente te animes a continuarlo. Hay formas de introducir una historia, tan carismáticas y memorables, que nos muestran no sólo un brillante dominio del lenguaje y del ingenio, sino también nos desvelan la esencia y no revelan en una sola frase la temática de la novela . Por eso a algunos escritores les cuesta tanto comenzar a escribir, dado que necesitan encontrar la frase perfecta con la que empezar su narración.
Hoy vamos a ver algunos de los mejores comienzos de novela desde el año 1980 hasta la actualidad:
1. El nombre de la rosa, de Umberto Eco (1980)
En el principio era el Verbo y el Verbo era en Dios, y el Verbo era Dios. Esto era en el principio, en Dios, y el monje fiel debería repetir cada día con salmodiante humildad ese acontecimiento inmutable cuya verdad es la única que puede afirmarse con certeza incontrovertible.
2. Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Marquez (1981)
El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo.
3. El perfume, de Patrick Süskind (1985)
En el siglo XVIII vivió en Francia uno de los hombre más geniales y abominables de una época en que no escasearon los hombres abominables y geniales.
4. El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez (1985)
Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche, nadie vio la canoa de bambú sumiéndose en el fango sagrado, pero a los pocos días nadie ignoraba que el hombre taciturno venía del Sur y que su patria era una de las infinitas aldeas que están aguas arriba, en el flanco violento de la montaña, donde el idioma zend no está contaminado de griego y donde es infrecuente la lepra.
5. Ciudad de cristal, de Paul Auster (1985)
Todo empezó por un número equivocado, el teléfono sonó tres veces en mitad de la noche y la voz al otro lado preguntó por alguien que no era él
6. El cuento de la criada, de Margaret Atwood (1985)
Dormíamos en lo que una vez había sido el gimnasio
7. El mundo de Sofía, de Gaarder (1991)
...al fin y al cabo, algo tuvo que surgir en algún momento de donde no había nada de nada...
8. Babbitt, de Sinclair Lewis (1992)
Las torres de Zenith se alzaban sobre la niebla matinal; austeras torres de acero, cemento y piedra caliza, firmes como rocas y delicadas como varillas de plata.
9. Corazón tan blanco, de Javier Marías (1992)
No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola de su propio padre.
10. El príncipe de la niebla, de Carlos Ruiz Zafón (1993)
Habrían de pasar muchos años antes de que Max olvidara el verano en el que descubrió, casi por casualidad, la magia. Corría el año 1943 y los vientos de la Gran Guerra arrastraban al mundo corriente abajo, sin remedio. A mediados de junio, el día en el Max cumplió los trece años, su padre, relojero e inventor a ratos perdidos, reunió a la familia en el salón y les anunció que aquél era el último día que pasarían en la que había sido su casa en los últimos diez años. La familia se mudaba a la costa, lejos de la ciudad y de la guerra, a una casa junto a la playa de un pequeño pueblecito a orillas del Atlántico.
11. Donde le corazón te lleve, de Susanna Tamaro (1994)
Hace dos meses que te fuiste y desde hace dos meses, salvo una postal en la que me comunicabas que todavía estabas viva, no he tenido noticias tuyas.
12. Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago (1995)
Se iluminó el disco amarillo. De los coches que se acercaban, dos aceleraron antes de que se encendiera la señal roja. En el indicador de paso de peatones apareció la silueta del hombre verde. La gente empezó a cruzar la calle pisando las franjas blancas pintadas en la capa negra del asfalto, nada hay que se parezca menos a la cebra, pero así llaman a este paso.
13. El Capitan Alatriste, de Arturo Pérez-Reverte (1996)
No era el más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente.
14. Paraíso, de Toni Morrison (1997)
Primero disparan a la chica blanca. Con las demás, pueden tomarse el tiempo que quieran. En el lugar donde están, no hace falta que se den prisa. Se encuentran a 27 kilómetros de una población que, a su vez, está a 145 kilómetros de la más cercana. En el convento habrá seguramente muchos escondrijos, pero hay tiempo y el día acaba de empezar
15. Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño (1998)
2 de noviembre. He sido cordialmente invitado a formar parte del realismo visceral. Por supuesto, he aceptado. No hubo ceremonia de iniciación. Mejor así
16. Me llamo Rojo, de Orhan Pamuk (1998)
Encuentra al hombre que me asesinó y te contaré detalladamente lo que hay en la otra vida.
17. Asfixia, de Palahniuk (2001)
Si vas a leer esto, no te preocupes. Al cabo de un par de páginas ya no querrás estar aquí. Así que olvídalo. Aléjate. Lárgate mientras sigas entero. Sálvate. Seguro que hay algo mejor en la televisión. O, ya que tienes tanto tiempo libre, a lo mejor puedes hacer un cursillo nocturno. Hazte médico. Puedes hacer algo útil con tu vida. Llévate a ti mismo a cenar. Tíñete el pelo. No te vas a volver más joven. Al principio lo que se cuenta aquí te va a cabrear. Luego se volverá cada vez peor.
18. Middlesex, de Jeffrey Eugenides (2002)
Nací dos veces: fui niña primero, en un increíble día sin niebla tóxica en Detroit, en enero de 1960; y chico después, en una sala de urgencias cerca de Petoskey, Michigan, en agosto de 1974
19. Cometas en el cielo, de Khaled Hosseini (2003)
Me convertí en lo que hoy soy a los doce años.
20. Torre Oscura, de Stephen King (2004)
El hombre de negro huía a través del desierto y el pistolero iba en pos de él.
21. Las intermitencias de la muerte, de Saramago (2005)
Al día siguiente no murió nadie.
22. Tiger Lily, de Jodi Lynn Anderson (2012)
Te voy a dejar algo muy claro: esta es una historia de amor, pero diferente a cualquiera que has leído. El chico y la chica no son inocentes. Se pierden vidas. Y el bien no triunfa al final
23. Seveneves, de Neal Stephenson (2015)
La luna estalló sin aviso previo ni razón aparente. Estaba en fase creciente, a falta de un día para la luna llena. La hora era 05:03:12 UTC. Más tarde se convertiría en A+0.0.0, o, simplemente, Cero.
24. Peter Pan, de J. M. Barrie (2015)
Todos los niños se hicieron mayores, excepto uno
25. Candela, de Juan del Val (2019)
Tengo estrías, celulitis y una perra fea que se llama Chelo. Al principio era bonita, pero cuando creció se le ensanchó el culo y le empeoró la cara. Lo mismo me pasó a mí, salvando las distancias. Yo de niña era muy guapa, además de graciosa. Contaba chistes, cantaba copla, recitaba poesías y bailaba con desparpajo. Mi familia tenía muchas esperanzas puestas en mí como artista, especialmente mi abuela, que llegaba a emocionarse a lágrima viva cuando le entonaba Suspiros de España, imaginando que yo acabaría ganándome la vida como cantante. O quizás actriz o presentadora. Famosa, al fin y al cabo. Y presumir en el barrio.
¿Cuáles es vuestro comienzo de libro favorito? ¿Pensáis que un buen comienzo es el augurio de una buena novela? ¿Cómo empieza el libro que estás leyendo? Déjamelo en los comentarios
1. El nombre de la rosa, de Umberto Eco (1980)
En el principio era el Verbo y el Verbo era en Dios, y el Verbo era Dios. Esto era en el principio, en Dios, y el monje fiel debería repetir cada día con salmodiante humildad ese acontecimiento inmutable cuya verdad es la única que puede afirmarse con certeza incontrovertible.
2. Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Marquez (1981)
El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo.
3. El perfume, de Patrick Süskind (1985)
En el siglo XVIII vivió en Francia uno de los hombre más geniales y abominables de una época en que no escasearon los hombres abominables y geniales.
4. El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez (1985)
Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche, nadie vio la canoa de bambú sumiéndose en el fango sagrado, pero a los pocos días nadie ignoraba que el hombre taciturno venía del Sur y que su patria era una de las infinitas aldeas que están aguas arriba, en el flanco violento de la montaña, donde el idioma zend no está contaminado de griego y donde es infrecuente la lepra.
5. Ciudad de cristal, de Paul Auster (1985)
Todo empezó por un número equivocado, el teléfono sonó tres veces en mitad de la noche y la voz al otro lado preguntó por alguien que no era él
6. El cuento de la criada, de Margaret Atwood (1985)
Dormíamos en lo que una vez había sido el gimnasio
7. El mundo de Sofía, de Gaarder (1991)
...al fin y al cabo, algo tuvo que surgir en algún momento de donde no había nada de nada...
8. Babbitt, de Sinclair Lewis (1992)
Las torres de Zenith se alzaban sobre la niebla matinal; austeras torres de acero, cemento y piedra caliza, firmes como rocas y delicadas como varillas de plata.
9. Corazón tan blanco, de Javier Marías (1992)
No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola de su propio padre.
10. El príncipe de la niebla, de Carlos Ruiz Zafón (1993)
Habrían de pasar muchos años antes de que Max olvidara el verano en el que descubrió, casi por casualidad, la magia. Corría el año 1943 y los vientos de la Gran Guerra arrastraban al mundo corriente abajo, sin remedio. A mediados de junio, el día en el Max cumplió los trece años, su padre, relojero e inventor a ratos perdidos, reunió a la familia en el salón y les anunció que aquél era el último día que pasarían en la que había sido su casa en los últimos diez años. La familia se mudaba a la costa, lejos de la ciudad y de la guerra, a una casa junto a la playa de un pequeño pueblecito a orillas del Atlántico.
11. Donde le corazón te lleve, de Susanna Tamaro (1994)
Hace dos meses que te fuiste y desde hace dos meses, salvo una postal en la que me comunicabas que todavía estabas viva, no he tenido noticias tuyas.
12. Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago (1995)
Se iluminó el disco amarillo. De los coches que se acercaban, dos aceleraron antes de que se encendiera la señal roja. En el indicador de paso de peatones apareció la silueta del hombre verde. La gente empezó a cruzar la calle pisando las franjas blancas pintadas en la capa negra del asfalto, nada hay que se parezca menos a la cebra, pero así llaman a este paso.
13. El Capitan Alatriste, de Arturo Pérez-Reverte (1996)
No era el más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente.
14. Paraíso, de Toni Morrison (1997)
Primero disparan a la chica blanca. Con las demás, pueden tomarse el tiempo que quieran. En el lugar donde están, no hace falta que se den prisa. Se encuentran a 27 kilómetros de una población que, a su vez, está a 145 kilómetros de la más cercana. En el convento habrá seguramente muchos escondrijos, pero hay tiempo y el día acaba de empezar
15. Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño (1998)
2 de noviembre. He sido cordialmente invitado a formar parte del realismo visceral. Por supuesto, he aceptado. No hubo ceremonia de iniciación. Mejor así
16. Me llamo Rojo, de Orhan Pamuk (1998)
Encuentra al hombre que me asesinó y te contaré detalladamente lo que hay en la otra vida.
17. Asfixia, de Palahniuk (2001)
Si vas a leer esto, no te preocupes. Al cabo de un par de páginas ya no querrás estar aquí. Así que olvídalo. Aléjate. Lárgate mientras sigas entero. Sálvate. Seguro que hay algo mejor en la televisión. O, ya que tienes tanto tiempo libre, a lo mejor puedes hacer un cursillo nocturno. Hazte médico. Puedes hacer algo útil con tu vida. Llévate a ti mismo a cenar. Tíñete el pelo. No te vas a volver más joven. Al principio lo que se cuenta aquí te va a cabrear. Luego se volverá cada vez peor.
18. Middlesex, de Jeffrey Eugenides (2002)
Nací dos veces: fui niña primero, en un increíble día sin niebla tóxica en Detroit, en enero de 1960; y chico después, en una sala de urgencias cerca de Petoskey, Michigan, en agosto de 1974
19. Cometas en el cielo, de Khaled Hosseini (2003)
Me convertí en lo que hoy soy a los doce años.
20. Torre Oscura, de Stephen King (2004)
El hombre de negro huía a través del desierto y el pistolero iba en pos de él.
21. Las intermitencias de la muerte, de Saramago (2005)
Al día siguiente no murió nadie.
22. Tiger Lily, de Jodi Lynn Anderson (2012)
Te voy a dejar algo muy claro: esta es una historia de amor, pero diferente a cualquiera que has leído. El chico y la chica no son inocentes. Se pierden vidas. Y el bien no triunfa al final
23. Seveneves, de Neal Stephenson (2015)
La luna estalló sin aviso previo ni razón aparente. Estaba en fase creciente, a falta de un día para la luna llena. La hora era 05:03:12 UTC. Más tarde se convertiría en A+0.0.0, o, simplemente, Cero.
24. Peter Pan, de J. M. Barrie (2015)
Todos los niños se hicieron mayores, excepto uno
25. Candela, de Juan del Val (2019)
Tengo estrías, celulitis y una perra fea que se llama Chelo. Al principio era bonita, pero cuando creció se le ensanchó el culo y le empeoró la cara. Lo mismo me pasó a mí, salvando las distancias. Yo de niña era muy guapa, además de graciosa. Contaba chistes, cantaba copla, recitaba poesías y bailaba con desparpajo. Mi familia tenía muchas esperanzas puestas en mí como artista, especialmente mi abuela, que llegaba a emocionarse a lágrima viva cuando le entonaba Suspiros de España, imaginando que yo acabaría ganándome la vida como cantante. O quizás actriz o presentadora. Famosa, al fin y al cabo. Y presumir en el barrio.
¿Cuáles es vuestro comienzo de libro favorito? ¿Pensáis que un buen comienzo es el augurio de una buena novela? ¿Cómo empieza el libro que estás leyendo? Déjamelo en los comentarios
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