28 julio 2019

¿Qué es un monólogo interior?

El monólogo interior es una de las formas en las que podemos narrar. Para que veas en qué consiste, lo mejor es que leas un ejemplo. El que sigue es un fragmento de la novela Ulysses, de James Joyce, de la que seguramente habrás oído hablar:

… y la noche que perdimos el barco en Algeciras y el guardia de un sitio para otro sereno con su farol y O aquel abismal torrente O y el mar el mar carmesí a veces como fuego y las puestas de sol gloriosas y las higueras en los jardines de la Alameda sí y todas aquellas callejuelas extrañas y las casas de rosa y de azul y de amarillo y las rosaledas y los jazmines y los geranios y las chumberas y el Gibraltar de mi niñez cuando yo era una Flor de la montaña sí cuando me ponía la rosa en el pelo como hacían las muchachas andaluzas o me pondré una roja sí y cómo me besaba junto a la muralla mora y yo pensaba bien lo mismo da él que otro y entonces le pedí con la mirada que me lo pidiera otra vez sí y entonces me preguntó si quería sí decir sí mi flor de la montaña y al principio le estreché entre mis brazos sí y le apreté contra mí para que sintiera mis pechos todo perfume sí y su corazón parecía desbocado y sí dije sí quiero Sí.

En un monólogo interior, el texto tiene la forma de secuencia de pensamientos de un personaje, de manera que, al leerlo, se asiste en vivo y en directo a la actividad mental de ese personaje. En el ejemplo, el texto reproduce lo que pasa por la cabeza de Molly Bloom, el personaje femenino principal de la novela.

Cuando el flujo de pensamiento aparece plasmado en texto con el estilo de un escrito convencional, con una cierta elaboración lingüística y de manera que se respeta la ortografía y la gramática, entonces hablamos de un monólogo interior propiamente dicho. Si, en cambio, lo llevamos al extremo, y lo plasmamos en texto sin respetar la gramática, con errores ortográficos, cortando las frases, etc., entonces hablamos, más bien, de flujo de consciencia.


¿Cómo se escribe un monólogo interior?

Los aspectos a tener en cuenta en el momento de escribir un monólogo interior son básicamente tres:

En primer lugar, en lo que respecta al formato de este tipo de discurso, lo propio es escribirlo en un único párrafo, es decir, sin puntos y aparte, ya que se trata de emular un fluir continuo. En el caso extremo, podemos escribirlo sin poner ningún punto y seguido, bien plasmándolo en una única frase que ocupe todo el párrafo, bien en varias frases yuxtapuestas que no delimitaríamos con signos de puntuación ni iniciales mayúsculas ni de ninguna otra manera.

En su modadidad de flujo de consciencia, podemos incluir faltas de ortografía, unir palabras o partirlas en dos, substituirlas por cifras, abusar de las interjecciones, cambiar de tema a mitad de una frase, etc.,

En lo que respecta al contenido, un monólogo interior no es una comunicación más o menos estructurada de unos hechos o de unas ideas, sino una secuencia caótica de percepciones, reflexiones, emociones, recuerdos y fantasías en la que, por asociación de ideas o por estimulos exteriores, se salta de un tema a un otro sin ningún orden.

Y en cuanto al destinatario del discurso, es importantísimo que tengas en cuenta que el personaje, en su pensamiento, no se dirige a nadie más que a sí mismo. Al contrario que en una narración convencional en primera persona, el personaje, en un monólogo interior, no le está explicando nada ni a una audiencia ni a un lector, ni siquiera se lo está explicando a sí mismo, con lo que no tiene ninguna necesidad de asegurarse de que su discurso se entienda.

En un monólogo interior nunca habrá incisos explicativos. El personaje, en un monólogo interior, no necesita aclarar nada, porque en realidad no hay una transmisión de información como tal: su discurso surge en su mente y se queda en ella.

Es por este motivo, sobre todo, que no es fácil escribir un monólogo interior, porque estamos acostumbrados a hacer que el narrador explique. En un monólogo interior, no hay ninguna explicación: el personaje no está produciendo su pensamiento para que sea entendible por otra persona, pero nosotros hemos de hacer que sí lo sea, y lo hemos de hacer sin que se note la manipulación. 



¿Cómo incluir un monólogo interior en una narración?

Así como a menudo las novelas se escriben en forma de diario personal o de serie de cartas de principio a fin, difícilmente se puede hacer que una novela esté escrita, toda ella, en forma de monólogo interior. El motivo es el que ya he explicado: el pensamiento no es un medio que se use para transmitir información; sólo los telépatas, si es que existen, lo pueden usar así. El pensamiento permite evocar información e interrelacionarla, sin más.

Lo habitual es que únicamente algunas partes de una narración estén escritas en forma de monólogo interior. Podemos ir narrando en primera persona de la manera convencional y, en los momentos de más introspección del personaje, hacer que la narración tome la forma de su pensamiento.

Por ejemplo, en una novela en la que el personaje explique cómo le acusan de un delito y le condenan a prisión, podemos hacer que en la primera noche que pase en la celda, cuando ya hayan apagado las luces y no se oiga nada, el personaje se ponga a pensar, y entonces exponer en monólogo interior ese pensamiento. Este ejemplo es un fragmento de la novela Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos.

Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo la maté. ¿Por qué? ¿Por qué? Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no fui. No pensar. No pensar. No pienses. No pienses en nada. Tranquilo, estoy tranquilo. No me pasa nada. Estoy tranquilo así. Me quedo así quieto. Estoy esperando. No tengo que pensar. No me pasa nada. Estoy tranquilo, el tiempo pasa y yo estoy tranquilo porque no pienso en nada.

El paso de un modo narrativo a otro lo podemos hacer de manera que resulte impercetible para el lector, o podemos marcar de alguna manera el inicio y el final del monólogo interior. Por ejemplo, podríamos escribir el monólogo interior en cursiva. También podríamos ponerlo en un capítulo para él solo.

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