El kitsune es algo más que un simple zorro, es un espíritu del bosque, un ente mágico, protector y peligroso al mismo tiempo, bondadoso y malicioso. Es una criatura de luz y de oscuridad y es precisamente esa misteriosa dualidad la que lo hace tan interesante, y no sólo en Japón; su figura ha dado lugar a numerosas historias y leyendas en otros países como China y Corea.
Kitsune es una figura importante en la mitología japonesa, pues se cree que el zorro es un ser inteligente con habilidades mágicas que se incrementan con la edad, al igual que sus conocimientos. Mientras más viejo, mas sabio y poderoso es, y su cantidad de colas aumenta, llegando a nueve en total como el más poderoso de ellos.
El kitsune es metamorfo, o sea, puede convertirse en una joven y bella mujer, en un hombre anciano, o incluso emular la apariencia de algún ser humano específico. En esta forma, suele hacer travesuras con las personas, pero como animal su papel es de guardián. Según algunas leyendas, a los kitsune se les complica esconder sus colas cuando se transforman en personas y sus sombras mantiene la forma del zorro, lo que delata la verdadera identidad.
El kitsune está asociado al dios Shinto Inari, dios de la fertilidad, la agricultura, el arroz y los zorros. Es su mensajero y su sirviente del mismo, y este rol ayuda a reforzar sus poderes especiales, que son agradecidos por los hombres con ofrendas, tal como si fuera una deidad.
Pero el kitsune es un tipo de yōkai, o entidad espiritual, y la palabra kitsune es a veces traducido como "espíritu de zorro". Sin embargo, el ser un espíritu no significa que sea un fantasmas ni que se diferencie de los zorros comunes. En Japón, la palabra «espíritu» refleja un estado de conocimiento o iluminación, ya que todos los zorros con larga vida adquieren poderes sobrenaturales.
En términos generales, hay dos clases comunes de kitsune: por un lado están los zenko o “zorros de Inari”, que son benevolentes y están asociados a dicho dios; son de color blancos y ayudan a ahuyentar el mal como guardianes espirituales. Por otro lado, los yako o "zorros de campo", que son salvajes, traviesos y hasta a veces malvados.
Algunas tradiciones locales tienen otros kitsune, como el ninko, un espíritu de zorro invisible que los humanos sólo podían percibirlo cuando eran poseídos por ellos, acto denominado kutsunetsuki. Otra tradición clasifica a los kitsune según sus poderes y llega a tener trece clases diferentes.
Entre las muchas habilidades de los kitsune, se encuentra también la aparición de fuego o luz en la boca o en las colas (kitsune-bi, "zorro de fuego"), la manifestación voluntaria en los sueños de otros, la capacidad de volar, la invisibilidad y la creación de ilusiones. Algunas leyendas hablan de kitsune tan poderosos que puede curvar el tiempo y el espacio, volver locas a las personas o tomar formas fantásticas. Otros kitsune tienen características similares a los vampiros y se alimentan de la energía vital o del espíritu de las personas.
La leyenda ksnTamamo-no-Mae
KsnTamamo-no-Mae era una cortesana que trabajó para el emperador Konoe. Se dice que era la mujer más bella e inteligente de todo Japón, su cuerpo siempre olía bien y su ropa nunca se arrugaba ni se ensuciaba. La cortesana no sólo era hermosa, sino que también poseía un conocimiento infinito sobre todas las materias. Aunque apenas aparentaba unos veinte años, no había pregunta a la que no pudiera responder: contestaba a todo lo que le preguntaran, ya fuera sobre música, religión o astronomía. Por su belleza e inteligencia, todos los miembros de la corte imperial la adoraban, y el emperador Konoe se enamoró profundamente de ella.
Sin embargo, tiempo después de su llegada, el emperador cayó enfermo de repente. Acudió a muchos sacerdotes y adivinos para descubrir qué le ocurría, pero ninguno pudo averiguarlo. Finalmente, un astrólogo, Abe no Yasuchika, afirmó que la causa de la enfermedad era la propia Tamamo-no-Mae. El astrólogo explicó que la joven era en realidad una malvada kitsune que estaba enfermando al emperador para poder arrebatarle el trono. Descubierto su plan, la cortesana huyó del palacio.
El emperador ordenó a Kazusanosuke y a Miuranosuke, los guerreros más Sessho-seki-and-Hojipoderosos del momento, que cazaran y mataran al zorro. Después de varios días esquivando a sus perseguidores, Tamamo-no-Mae se apareció en sueños a Miuranosuke en su forma humana. Sabía que conseguiría matarla al día siguiente y rogó al guerrero por su vida, pero éste no cedió. Llegada el alba, los cazadores encontraron al zorro en la llanura de Nasu, y Miuranosuke disparó a la mágica criatura, acabando con su vida. El cuerpo del zorro se convirtió en Sessho-seki, una piedra que mataba a cualquiera que la tocara, y el espíritu de Tamamo-no-Mae encantó la piedra. Se dice que su espíritu siguió ligado a la roca hasta que un monje budista se detuvo a descansar cerca y fue amenazado por ella. El monje realizó entonces varios rituales y le pidió al espíritu que considerara su salvación, hasta que al final Tamamo-no-Mae cedió y prometió no volver a embrujar la piedra.
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Kitsune es una figura importante en la mitología japonesa, pues se cree que el zorro es un ser inteligente con habilidades mágicas que se incrementan con la edad, al igual que sus conocimientos. Mientras más viejo, mas sabio y poderoso es, y su cantidad de colas aumenta, llegando a nueve en total como el más poderoso de ellos.
El kitsune es metamorfo, o sea, puede convertirse en una joven y bella mujer, en un hombre anciano, o incluso emular la apariencia de algún ser humano específico. En esta forma, suele hacer travesuras con las personas, pero como animal su papel es de guardián. Según algunas leyendas, a los kitsune se les complica esconder sus colas cuando se transforman en personas y sus sombras mantiene la forma del zorro, lo que delata la verdadera identidad.
El kitsune está asociado al dios Shinto Inari, dios de la fertilidad, la agricultura, el arroz y los zorros. Es su mensajero y su sirviente del mismo, y este rol ayuda a reforzar sus poderes especiales, que son agradecidos por los hombres con ofrendas, tal como si fuera una deidad.
Pero el kitsune es un tipo de yōkai, o entidad espiritual, y la palabra kitsune es a veces traducido como "espíritu de zorro". Sin embargo, el ser un espíritu no significa que sea un fantasmas ni que se diferencie de los zorros comunes. En Japón, la palabra «espíritu» refleja un estado de conocimiento o iluminación, ya que todos los zorros con larga vida adquieren poderes sobrenaturales.
En términos generales, hay dos clases comunes de kitsune: por un lado están los zenko o “zorros de Inari”, que son benevolentes y están asociados a dicho dios; son de color blancos y ayudan a ahuyentar el mal como guardianes espirituales. Por otro lado, los yako o "zorros de campo", que son salvajes, traviesos y hasta a veces malvados.
Algunas tradiciones locales tienen otros kitsune, como el ninko, un espíritu de zorro invisible que los humanos sólo podían percibirlo cuando eran poseídos por ellos, acto denominado kutsunetsuki. Otra tradición clasifica a los kitsune según sus poderes y llega a tener trece clases diferentes.
Entre las muchas habilidades de los kitsune, se encuentra también la aparición de fuego o luz en la boca o en las colas (kitsune-bi, "zorro de fuego"), la manifestación voluntaria en los sueños de otros, la capacidad de volar, la invisibilidad y la creación de ilusiones. Algunas leyendas hablan de kitsune tan poderosos que puede curvar el tiempo y el espacio, volver locas a las personas o tomar formas fantásticas. Otros kitsune tienen características similares a los vampiros y se alimentan de la energía vital o del espíritu de las personas.
La leyenda ksnTamamo-no-Mae
KsnTamamo-no-Mae era una cortesana que trabajó para el emperador Konoe. Se dice que era la mujer más bella e inteligente de todo Japón, su cuerpo siempre olía bien y su ropa nunca se arrugaba ni se ensuciaba. La cortesana no sólo era hermosa, sino que también poseía un conocimiento infinito sobre todas las materias. Aunque apenas aparentaba unos veinte años, no había pregunta a la que no pudiera responder: contestaba a todo lo que le preguntaran, ya fuera sobre música, religión o astronomía. Por su belleza e inteligencia, todos los miembros de la corte imperial la adoraban, y el emperador Konoe se enamoró profundamente de ella.
Sin embargo, tiempo después de su llegada, el emperador cayó enfermo de repente. Acudió a muchos sacerdotes y adivinos para descubrir qué le ocurría, pero ninguno pudo averiguarlo. Finalmente, un astrólogo, Abe no Yasuchika, afirmó que la causa de la enfermedad era la propia Tamamo-no-Mae. El astrólogo explicó que la joven era en realidad una malvada kitsune que estaba enfermando al emperador para poder arrebatarle el trono. Descubierto su plan, la cortesana huyó del palacio.
El emperador ordenó a Kazusanosuke y a Miuranosuke, los guerreros más Sessho-seki-and-Hojipoderosos del momento, que cazaran y mataran al zorro. Después de varios días esquivando a sus perseguidores, Tamamo-no-Mae se apareció en sueños a Miuranosuke en su forma humana. Sabía que conseguiría matarla al día siguiente y rogó al guerrero por su vida, pero éste no cedió. Llegada el alba, los cazadores encontraron al zorro en la llanura de Nasu, y Miuranosuke disparó a la mágica criatura, acabando con su vida. El cuerpo del zorro se convirtió en Sessho-seki, una piedra que mataba a cualquiera que la tocara, y el espíritu de Tamamo-no-Mae encantó la piedra. Se dice que su espíritu siguió ligado a la roca hasta que un monje budista se detuvo a descansar cerca y fue amenazado por ella. El monje realizó entonces varios rituales y le pidió al espíritu que considerara su salvación, hasta que al final Tamamo-no-Mae cedió y prometió no volver a embrujar la piedra.
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