El narrador nos está explicando en primera persona lo que está ocurriendo. Se trata de un personaje más de la historia que interactúa con el espacio, crea conflicto dramático y vive en primera mano los embrollos de la narración. Debemos tener claro que, si como escritores queremos emplear un narrador en primera persona, todo aquello que no haya entrado en la consciencia de ese relator no debe entrar en la narración.
Hay grandes autores especialistas en este tema, por ejemplo, J.D. Salinger o William Faulkner son excelentes dominadores de este tipo de narrador, pura escritura creativa.
En primera persona podemos encontrar tres tipos básicos de narrador:
Narrador protagonista
Este narrador habla en primera persona y se corresponde con el personaje protagonista de la historia. Nos cuenta los hechos desde su punto de vista, presentándolos en forma subjetiva, contando solamente lo que él ve, piensa y siente. Por tanto, el lector puede acceder a sus pensamientos o sentimientos, pero únicamente a ellos, no pudiendo acceder a los del resto de personajes.
Participa como personaje principal de la acción y nos lo cuenta desde su punto de vista. La historia se explica desde el punto de vista de la persona que debe pasar por el principal arco argumental de la historia, tal y como lo haríamos en la vida real si explicásemos algo que nos ha ocurrido a nosotros. Muy utilizado hoy en día en el género de la autoficción.
Ejemplo - La Habana para un infante difunto, de Guillermo Cabrera Infante:
Era la primera vez que subía una escalera: en el pueblo había muy pocas casas que tuvieran más de un piso y las que lo tenían eran inaccesibles. Este es mi recuerdo inaugural de La Habana: ir subiendo unas escaleras con escalones de mármol. Hay la memoria intermedia de la estación de ómnibus y el mercado del frente, la Plaza del Vapor, arcadas ambas, colmadas de columnas, pero en el pueblo también había portales. Así mi verdadero primer recuerdo habanero es esta escalera lujosa que se hace oscura en el primer piso (tanto que no registro el primer piso, solo la escalera que tuerce una vez más después del descanso) para abrirse, luego de una voluta barroca, al segundo piso, a una luz diferente, filtrada, casi malva, y a un espectáculo inusitado.
Ventajas:
- Facilita una máxima empatía con el lector, ya que al describir los sentimientos y las motivaciones que lo empujan a actuar de una determinada manera se presenta como alguien cercano y fácil de comprender.
- Aporta credibilidad a la historia, como si se tratara de una confesión que le hace al lector (como cuando alguien nos cuenta de primera mano algo que ha visto).
- Puedes jugar con la información de la que dispone el lector: el acceso a la información es limitado: no podemos saber lo que el personaje no sabe. Esto, a nivel de escritura, permite reservar sorpresas para el lector. De este modo, podemos utilizar la intriga y el suspense, recursos básicos para mantener a los lectores enganchados a la historia.
Inconvenientes:
- Impide al lector conocer más allá de su punto de vista. El lector no puede acceder a los pensamientos y a las motivaciones del resto de personajes, por lo que la objetividad de la historia se ve resentida. Es por ello que, salvo excepciones, únicamente podrás emplearlo para narrar historias que consten de una única línea de acción: la del protagonista
- Un narrador protagonista tampoco permite explicar hechos que transcurran mientras el personaje esté dormido, en coma o incapacitado mentalmente de cualquier otra forma, salvo lo que pueda pasar por su cabeza mientras se encuentra así, ni posteriores a su muerte, a menos que nos tomemos la licencia de hacer que explique cosas desde el Más Allá.
- Su lenguaje viene delimitado por el tipo de personaje que representa (acorde con su edad, su procedencia o clase social…). De esta manera, si se trata de un personaje de una clase social baja, su habla debe reflejar esa circunstancia (con el uso de vulgarismos y con un argot determinado, por ejemplo). Jamás en toda la historia podrá escapar de esta limitación lingüística.
- No suele ir bien para narrar escenas en las que haya mucho ajetreo, como sería una batalla o una persecución, ya que el personaje, en su vivencia, tendrá una perspectiva muy limitada de todo lo que suceda, y esto impedirá que podamos informar adecuadamente de cómo se desarrolla la acción.
Narrador testigo
Este narrador habla en primera persona y se corresponde con un personaje secundario de la historia. También nos cuenta la historia limitándola a lo que ve, piensa y siente, siempre desde su punto de vista. Por tanto, no nos aporta demasiada información sobre los demás personajes ni sobre el personaje principal.
En este caso, el narrador suele tener un papel indirecto. Nos cuenta una historia de terceros (en la que puede estar implicado) desde su punto de vista. Muy útil cuando se quiere mostrar la personalidad del protagonista, así como su evolución personal y su arco narrativo, de una manera sutil, sugiriendo más que describiendo de una manera directa, ya que no se tiene acceso a los pensamientos reales de ese personaje. Sin embargo, también es posible adoptar un estilo más impersonal, como si todo estuviese compuesto por informes. Ejemplos de este tipo de narrador son John Watson en las novelas de Sherlock Holmes o Nick Carraway en El Gran Gatsby.
Muchas veces este narrador se sitúa tan al margen de la historia, que ni siquiera interviene en ella. Nos la cuenta a partir de cartas, diarios o simplemente nos cuenta una historia que ha escuchado en el mercado.
Ejemplo - Estudio en escarlata, de Arthur Conan Doyle:
–Doctor Watson, el señor Sherlock Holmes–anunció Stamford a modo de presentación.
–Encantado –dijo cordialmente mientras me estrechaba la mano con una fuerza que su aspecto casi desmentía–. Por lo que veo, ha estado usted en tierras afganas.
–¿Cómo diablos ha podido adivinarlo? –pregunté, lleno de asombro.
–No tiene importancia –repuso él riendo por lo bajo–. Volvamos a la hemoglobina. ¿Sin duda percibe usted el alcance de mi descubrimiento?
Ventajas:
- Aporta credibilidad a la historia, como si se tratara de una confesión que le hace al lector (como cuando alguien nos cuenta de primera mano algo que ha visto).
- En ocasiones nos puede interesar ocultar parte de la vivencia del protagonista; un narrador testigo permite generar un déficit de conocimiento con relación a la vivencia del protagonista: el lector únicamente sabrá de ella la parte que otro personaje presencie.
- Un narrador testigo también permite comunicar hechos que el protagonista no presencie o informar de algo de lo que el protagonista no tenga conocimiento, siempre que, claro está, el personaje que narra sí presencie esos hechos o tenga este conocimiento.
- El narrador testigo permite narrar con una voz distinta a la del protagonista. Si, por el motivo que sea, la forma de expresarse del protagonista no resulta fácil de imitar, y hay otro personaje que se expresa de una manera más sencilla, podemos ponerle a él de narrador.
Inconvenientes:
- Su lenguaje viene delimitado por el tipo de personaje que representa (acorde con su edad, su procedencia o clase social…). De esta manera, si se trata de un personaje de una clase social baja, su habla debe reflejar esa circunstancia (con el uso de vulgarismos y con un argot determinado, por ejemplo). Jamás en toda la historia podrá escapar de esta limitación lingüística.
- Este narrador no nos puede explicar lo que siente y piensa el protagonista, ya que no está dentro de él, solo es un testigo.
- La principal limitación del narrador testigo es que únicamente podremos recurrir a él cuando dispongamos de un personaje que permanezca junto al protagonista durante prácticamente toda su peripecia. Por lo general, deberá ser el coprotagonista de la historia.
Monólogo interior
Lo que vemos aquí es el flujo de conciencia del protagonista, su pensamiento en bruto. Este es un tipo de narrador muy poco utilizado, ya que intenta describir de manera literal los pensamientos de alguien, tal cual emergen a la consciencia. Por consiguiente, todo se explica en tiempo real, siendo el presente el momento de referencia. Los distintos narradores de El Ruido y la Furia, de William Faulkner, son un ejemplo de esto.
Ejemplo - El ruido y la furia, de William Faulkner:
Caddy me desenganchó y pasamos a gatas. El tío Maury dijo que no nos viera nadie, así que mejor nos agachamos, dijo Caddy. Agáchate, Benjy. Así, ves. Nos agachamos y atravesamos el jardín por donde las flores nos arañaban al rozarlas. El suelo estaba duro. Nos subimos a la cerca de donde gruñían y resoplaban los cerdos. Creo que están tristes porque hoy han matado a uno, dijo Caddy. El suelo estaba duro, revuelto y enredado.
No te saques las manos de los bolsillos o se te congelarán, dijo Caddy. No querrás tener las manos congeladas en Navidad verdad.
–Hace demasiado frío –dijo Versh–. No irá usted a salir.
–Qué sucede ahora –dijo Madre.
–Que quiere salir –dijo Versh.
–Que salga –dijo el tío Maury.
–Hace demasiado frío –dijo Madre–. Es mejor que se quede dentro. Benjamin. Vamos. Cállate.
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