23 noviembre 2025

Estructura kishotenketsu o la narrativa sin conflicto

1. Introducción: ¿Es posible narrar sin conflicto?

     Desde Aristóteles, la tradición narrativa occidental ha puesto el conflicto en el centro de la historia. El choque de fuerzas opuestas, el dilema interior del protagonista o la tensión entre deseo y realidad son considerados el motor indispensable de todo relato. La poética clásica, la dramaturgia moderna y hasta la escritura cinematográfica contemporánea coinciden en una premisa casi incuestionable: sin conflicto, no hay historia.
     Pero, ¿es realmente así? La pregunta merece ser replanteada. Si aceptamos sin discusión que la narrativa solo puede existir en torno al conflicto, dejamos fuera una inmensa variedad de formas de contar que podrían escapar a este esquema. ¿Qué ocurre con los relatos contemplativos, con la literatura del instante, con aquellas narraciones que no buscan el enfrentamiento sino la experiencia? ¿Es posible escribir una buena historia sin la tensión dramática que solemos exigir?
     Este planteamiento nos invita a mirar más allá de la tradición dominante y explorar alternativas: narrativas donde la belleza, la atmósfera o la reflexión sean la fuerza principal. Quizás el conflicto no sea la única vía hacia una historia memorable, sino simplemente el camino más transitado en Occidente.


2. La narrativa occidental y su obsesión con el conflicto

     La tradición occidental ha convertido el conflicto en el pilar fundamental de toda narración. Desde los tratados clásicos hasta los manuales contemporáneos de guion, se insiste en que una historia solo avanza si hay una tensión que resolver. La estructura en tres actos —planteamiento, nudo y desenlace— descansa por completo en la progresión del conflicto: primero se expone una situación inicial estable, luego surge la perturbación que rompe el equilibrio y, finalmente, se alcanza una resolución tras superar obstáculos.
     Algo similar ocurre con el viaje del héroe, popularizado por Joseph Campbell y reelaborado por Christopher Vogler para la industria cinematográfica. El héroe es llamado a la aventura porque hay un mundo en crisis, una carencia o una amenaza que debe afrontar. Sus pruebas y su transformación no existen sin ese enfrentamiento.
     Incluso los cuentos populares analizados por Vladimir Propp siguen esta lógica: un daño, una carencia o un engaño ponen en marcha la acción, obligando al protagonista a emprender una búsqueda que solo se justifica a través del conflicto inicial.
     Este énfasis se ha trasladado a la práctica creativa contemporánea. En talleres literarios, cursos de escritura o manuales de guion se repite como un mantra: “Sin conflicto, no hay historia”. El conflicto se concibe como motor, como chispa y como estructura. Sin él, los relatos son tachados de “aburridos”, “planos” o “inacabados”.
     La narrativa occidental, por tanto, no solo ha naturalizado el conflicto: lo ha convertido en un criterio casi normativo de lo que merece llamarse “historia”.


3. Kishōtenketsu: otra manera de contar historias

     Frente a la centralidad del conflicto en la tradición occidental, la cultura narrativa de Oriente ha desarrollado otros modelos que muestran que no siempre es necesario un choque de fuerzas para construir una historia. Uno de los más conocidos es el Kishōtenketsu (起承転結), una estructura originada en la poesía clásica china y adoptada posteriormente por la tradición japonesa, tanto en literatura como en artes visuales.
     El término se compone de cuatro ideogramas que describen sus fases:


  • Ki (起): Introducción o planteamiento de la situación.
  • Shō (承): Desarrollo o continuación natural de lo planteado.
  • Ten (転): Giro o contraste inesperado, que aporta una nueva perspectiva.
  • Ketsu (結): Conclusión o cierre, donde la sorpresa se integra en el conjunto.

     A diferencia del esquema occidental, aquí no hay necesariamente una lucha, un antagonista o un problema que resolver. La tensión narrativa no se sostiene en un conflicto, sino en la aparición de un contraste que obliga al lector a reinterpretar lo leído hasta ese momento.
     Esta forma de narrar se ha expandido más allá de la poesía y hoy se encuentra en el manga, el cine japonés y hasta en los videojuegos. Obras como los cómics de Osamu Tezuka, películas de Ozu o la narrativa visual de franquicias como Super Mario Bros. reflejan esta lógica: la historia progresa no porque los personajes luchen entre sí, sino porque se nos ofrece un cambio de ángulo, un giro que invita a la contemplación o al redescubrimiento de lo cotidiano.
     La diferencia esencial radica en que, mientras en Occidente el conflicto es la fuerza indispensable para mantener la atención del espectador, el Kishōtenketsu apuesta por el contraste como motor narrativo. No se trata de derrotar un obstáculo, sino de ampliar la mirada.


4. Los cuatro actos de la estructura Kishōtenketsu

     La singularidad del Kishōtenketsu reside en su construcción en cuatro actos, cada uno con una función clara dentro del relato. Aunque a primera vista pueda parecer cercano al modelo occidental de planteamiento, nudo y desenlace, la diferencia radica en que aquí no hay enfrentamiento ni obstáculo que vencer: el interés surge de la relación entre los elementos y del contraste que aparece en el tercer acto.


Ki (起): Introducción

     En esta primera fase se presentan los personajes, el lugar y la situación inicial. No se busca intriga ni tensión, sino establecer un punto de partida claro y, a menudo, cotidiano. Es la base sobre la cual se desarrollará la narración.


Shō (承): Desarrollo

     El segundo acto expande lo ya planteado en el Ki. Aquí se profundiza en los personajes, en el escenario o en los detalles de la situación inicial, pero sin introducir todavía grandes giros. La acción progresa de forma lineal, como si se construyera un terreno estable antes de la sorpresa.


Ten (転): Giro

     Este es el corazón de la estructura. Aparece un elemento inesperado, extraño o contrastante que rompe con la lógica establecida hasta el momento. No se trata de un conflicto que obligue a luchar o resolver un problema, sino de un cambio de perspectiva que transforma el sentido de lo anterior. El Ten introduce frescura y obliga a releer mentalmente el inicio.


Ketsu (結): Conclusión

     Finalmente, en el cuarto acto, los elementos previos se integran y se reconcilian en un cierre. El contraste del Ten no queda aislado, sino que se vincula con lo expuesto en Ki y Shō, generando una nueva unidad. El relato termina ofreciendo una visión ampliada, una especie de revelación o síntesis.


     En conjunto, esta estructura crea un ritmo diferente al de las narraciones occidentales. Más que avanzar hacia una resolución de conflicto, el Kishōtenketsu busca provocar en el lector una reinterpretación, un momento de descubrimiento donde lo inesperado se asimila y cobra sentido dentro de la totalidad de la historia.


5. Ejemplos de Kishōtenketsu en acción

     El Kishōtenketsu no es una curiosidad teórica, sino una tradición viva que atraviesa siglos de narrativa oriental. Sus huellas pueden rastrearse en la literatura clásica, en la animación japonesa y en el cine contemporáneo.


  • Literatura clásica japonesa: Textos como el Ise Monogatari (siglo X) y el Uji Shūi Monogatari (siglo XIII) ya exploran esta lógica narrativa. En lugar de centrarse en héroes que superan obstáculos, presentan escenas breves y episodios donde lo cotidiano se interrumpe con un giro inesperado —un encuentro, un poema, una coincidencia— que no deriva en conflicto, sino en contemplación y asombro.
  • Anime y manga: En obras modernas como Mi vecino Totoro o K-On!, el conflicto no es el motor de la historia. En Totoro, la llegada de las hermanas a su nuevo hogar (Ki), su adaptación al entorno rural (Shō), la irrupción de las criaturas fantásticas como Totoro (Ten) y la integración entre lo cotidiano y lo mágico (Ketsu) conforman un relato basado en la maravilla, no en la lucha. K-On! funciona de manera similar: la vida cotidiana de un grupo de chicas en un club escolar progresa mediante situaciones ligeras y contrastes, no batallas dramáticas.

  • Cine: El cine de Isao Takahata y Hayao Miyazaki también ha explorado el Kishōtenketsu. El cuento de la princesa Kaguya organiza su relato alrededor de episodios contemplativos y cambios de tono poéticos más que en enfrentamientos directos. En El viaje de Chihiro, aunque hay pruebas y desafíos, la estructura general responde a la lógica del contraste: la niña pasa de lo ordinario (Ki), a la inmersión en un mundo extraño (Shō), al descubrimiento de giros inesperados como la identidad de Haku o la transformación de Sin Cara (Ten), para finalmente reconciliar lo cotidiano y lo fantástico en su regreso a casa (Ketsu).

     Estos ejemplos muestran cómo la narrativa japonesa no necesita un villano claro ni una confrontación dramática para mantener la atención. En lugar de tensión y resolución, ofrecen atmósfera, sorpresa y contraste como hilos conductores. La experiencia estética se convierte en el verdadero centro del relato.


6. Comparación con estructuras narrativas occidentales

     Para comprender mejor el alcance del Kishōtenketsu, conviene contrastarlo con las estructuras dominantes en Occidente. Las diferencias no son meramente técnicas: implican una forma distinta de concebir qué es una historia y qué busca generar en el espectador o lector.


Kishōtenketsu vs. tres actos

     En la estructura occidental de tres actos, el relato avanza a partir de una ruptura inicial: un equilibrio se quiebra y el protagonista debe enfrentarse a obstáculos para restaurarlo o transformarlo. El nudo es, esencialmente, un espacio de conflicto. En cambio, el Kishōtenketsu no se apoya en esa lógica. Sus dos primeros actos (Ki y Shō) desarrollan el mundo de manera lineal, sin necesidad de tensión. El tercer acto (Ten) introduce un contraste inesperado, y el cuarto (Ketsu) integra todos los elementos. El motor no es la lucha, sino la sorpresa y la reinterpretación.


Kishōtenketsu vs. monomito

     El viaje del héroe parte siempre de un llamado a la aventura, seguido de pruebas, aliados y enemigos, hasta culminar en una transformación. Esta lógica requiere obstáculos y, por tanto, un enfrentamiento con lo que se opone al héroe. El Kishōtenketsu, por el contrario, puede prescindir por completo de antagonistas. Su “giro” no necesariamente transforma al personaje en un héroe, sino que transforma la mirada del lector hacia lo narrado. Donde el monomito busca redención o superación, el Kishōtenketsu busca contemplación y contraste.


Diferencias clave

  • Conflicto: indispensable en las estructuras occidentales, opcional en Kishōtenketsu.
  • Desarrollo: en tres actos y monomito, el desarrollo es lucha; en Kishōtenketsu, es expansión de lo cotidiano.
  • Giros: en Occidente, los giros están al servicio del clímax; en Kishōtenketsu, el giro (Ten) es contraste y no necesariamente resolución.
  • Papel de los personajes: en las estructuras occidentales, los personajes cambian a través del enfrentamiento; en Kishōtenketsu, pueden permanecer esencialmente iguales, pero lo que cambia es la percepción del lector.

     En síntesis, mientras la narrativa occidental entiende la historia como un proceso de transformación mediante el conflicto, el Kishōtenketsu la concibe como una experiencia de descubrimiento a través del contraste.

7. Ventajas y desventajas de escribir con Kishōtenketsu

     Adoptar la estructura Kishōtenketsu abre posibilidades narrativas poco exploradas en Occidente, pero también implica ciertos riesgos dependiendo del público y del género en que se aplique.


Ventajas

  • Exploración contemplativa: permite narrar lo cotidiano sin la necesidad de dramatizarlo. Un paseo, una conversación trivial o un cambio de estación pueden convertirse en materia literaria valiosa.
  • Flexibilidad: al no depender de un antagonista ni de una resolución de conflicto, los relatos pueden centrarse en atmósferas, paisajes, sentimientos o en la belleza de lo inesperado.
  • Atractivo intercultural: usar Kishōtenketsu en contextos occidentales aporta frescura y originalidad. Puede sorprender a lectores habituados a estructuras de tres actos y enriquecer la diversidad narrativa.

Desventajas

  • Riesgo de perder tensión: en ausencia de conflicto, algunos relatos pueden percibirse como “planos” o “sin dirección”, especialmente si no se maneja bien el contraste en el Ten.
  • Posible desconcierto en lectores occidentales: la expectativa cultural de que una historia “debe tener un clímax” puede generar frustración. Algunos lectores pueden sentir que “no pasa nada” si no hay una lucha clara o una resolución dramática.
  • Menor aplicabilidad en géneros convencionales: en thrillers, tragedias o épicas, donde el conflicto es parte esencial, forzar un Kishōtenketsu puede diluir la intensidad.

     En suma, el Kishōtenketsu ofrece una vía alternativa que potencia la contemplación, el contraste y la sutileza. Sin embargo, exige un lector dispuesto a aceptar una forma distinta de tensión narrativa: no la de la confrontación, sino la de la revelación.


8. Qué nos dice el Kishōtenketsu sobre la forma de ver el mundo

     Las estructuras narrativas no son solo técnicas literarias: son reflejos de la manera en que las culturas entienden la vida, el tiempo y la experiencia humana. El Kishōtenketsu, al igual que el modelo de tres actos o el monomito, expresa una cosmovisión particular.
     En Occidente, el relato se concibe como una lucha. El héroe se enfrenta a obstáculos, vence enemigos y supera problemas. La narrativa refleja una visión del mundo en términos de superación y resolución, donde la vida se entiende como un proceso de conflictos que deben resolverse para avanzar. Esta lógica permea incluso fuera de la literatura: en la política, en la economía o en la idea de progreso, el conflicto es motor de cambio.
     En Oriente, el Kishōtenketsu propone otra mirada. Aquí, la experiencia humana no se define necesariamente por la confrontación, sino por la contemplación y el contraste. La introducción y el desarrollo muestran la continuidad de lo cotidiano, el giro introduce lo inesperado y el cierre integra todos los elementos en una visión ampliada.
     En lugar de lucha, hay armonía; en lugar de vencer, hay integrar.
     Esta diferencia revela que cada tradición narrativa lleva implícita una forma de entender el mundo:


  • En Occidente, el énfasis está en el individuo que cambia a través de la confrontación.
  • En Oriente, la atención se dirige hacia el entorno y la manera en que lo inesperado transforma la percepción de la realidad.

     El Kishōtenketsu, entonces, no solo nos ofrece otra técnica narrativa: nos invita a pensar la vida más allá del conflicto, a descubrir sentido en la coexistencia de elementos diversos y en la capacidad de integrar lo sorprendente sin necesidad de vencerlo.


9. Conclusión: ¿Necesitamos siempre conflicto para emocionar al lector?

     A lo largo de este recorrido hemos visto cómo la tradición narrativa occidental ha situado el conflicto en el centro de la historia, mientras que la estructura del Kishōtenketsu propone un camino distinto: el contraste, la contemplación y la integración como motores narrativos. Ambos modelos responden a cosmovisiones diferentes: una enfocada en la lucha y la superación, otra en la mirada y la armonía.
     Esto nos lleva de nuevo a la pregunta inicial: ¿es indispensable el conflicto para emocionar al lector? La respuesta parece ser no. El Kishōtenketsu demuestra que también se puede provocar asombro, curiosidad o ternura sin necesidad de enfrentamientos dramáticos. Lo inesperado, cuando se integra con lo cotidiano, puede resultar tan poderoso como la más épica de las batallas.
     Por eso, esta reflexión no busca sustituir un modelo por otro, sino abrir posibilidades. Quien escribe puede experimentar con la estructura Kishōtenketsu y descubrir nuevas formas de narrar, más cercanas a la contemplación o a la sorpresa que a la lucha.
     Al final, cambiar la manera de contar también cambia lo que contamos. Y quizás ahí resida el mayor valor de esta exploración: en recordarnos que las historias no son solo espejos del mundo, sino también formas de imaginarlo de manera diferente.




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