Bienvenidos al siglo XXII.
Anderson Lake es el hombre de confianza de AgriGen en Tailandia, un reino cerrado a los extranjeros para proteger sus preciadas reservas ecológicas. Su empleo como director de una fábrica es en realidad una tapadera. Anderson peina los puestos callejeros de Bangkok en busca del botín más preciado para sus amos: los alimentos que la humanidad creía extinguidos. Entonces encuentra a Emiko...
Emiko es una «chica mecánica», el último eslabón de la ingeniería genética. Como los demás neoseres a cuya raza pertenece, fue diseñada para servir. Acusados por unos de carecer de alma, por otros de ser demonios encarnados, los neoseres son esclavos, soldados o, en el caso de Emiko, juguetes sexuales para satisfacer a los ricos en un futuro inquietantemente cercano... donde las personas nuevamente han de recordar qué las hace humanas.
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La chica mecánica ha cosechado todos los galardones que podía ganar: Nébula, Hugo, Locus, John W. Campbell, Compton Cook, Sein y Grand Prix de l'Imaginaire. Aunque no siempre el hecho de que tenga muchos premios hace que una novela te llegue al corazón. A pesar de los premios, el autor no ha conseguido que ninguna otra de sus novelas vuelva a ser reconocida.
Se agradece que la acción no transcurra en los países habituales como: Estados Unidos, Japón o Europa sino en el reino de Tailandia. Paolo te va introduciendo, poco a poco, en su mundo. Vas conociendo la religión, la política y la sociedad Tailandesa.
Ha diseñado un futuro sin combustibles fósiles, sin electricidad. En el que solo se puede obtener energía al estilo medieval: quemando calorías a través de un ser vivo y almacenándolas en muelles percutores. Un mundo en el que las modificaciones genéticas de los alimentos, hechas por las grandes corporaciones del planeta, evolucionan a la misma velocidad que lo hacen sus enfermedades y plagas asociadas. Para cada vacuna, pesticida o nueva semilla creada, la roya y la cibiscosis mutua para hacerse más fuerte.
Una chica que proporciona un título engañoso en la novela, como si ella fuera la única protagonista o como si sus problemas guiaran la trama argumental. Lo cual es falso, la chica mecánica, Emiko, sólo es una parte más de ese puzzle genético. La acompañan otros personajes que conforman una novela coral: Anderson, un representante farang (extranjero) de una multinacional alimentaria que busca la solución a un enigma; Hock Seng, un chino exiliado de Malasia debido a la represión fundamentalista islámica y el tándem de Jaidee y Kanya, agentes del ministerio del medio ambiente tailandés. Todos ellos tienen puntos de vista contrapuestos y todos ellos luchan por lo que creen suyo o lo que creen justo. Cuatro puntos de vista que ayudan a entender la situación de Tailandia en el momento actual de la novela.
Todos son muy grises, algunos incluso diría que tiran más hacia el negro, y que además viven en un mundo violento y cruel que los transforma a ellos mismos en seres con los que resulta difícil identificarse. A pesar de lo cual, comprendes sus acciones. Están todos tan desesperados, tan cansados o, simplemente, vienen de un ambiente o una cultura que les enseña a actuar de una forma determinado, y Bacigalupi nos lo presenta tan bien, ¡que acabas entendiendo el motivo de porque hacen lo que hacen!
El autor parece decidido a torturar a sus personajes y no ofrecerles ni un rayo de luz. No sé si eso es bueno o malo, lo que si consigue es no dejarte ni un descanso para empatizar con ellos. En algunas ocasiones parece incluso disfrutar con una crueldad gratuita con la que se deleita el autor, por nombrar algunas, las violaciones reiteradas a Emiko.
El autor ha sabido dar a cada página el punto justo de mezcla cultural y de historia futura, un equilibrio entre el bochorno de la estación seca, agravado por el cambio climático, y las vivencias del día a día en las calles de Bangkok donde transcurre prácticamente toda la novela.
En cierto modo, lo que en las primeras páginas nos invita a seguir leyendo, poco a poco empieza a echarse en falta más trama argumental y menos descripciones.
Los capítulos iniciales son largos y sirven para poner al lector en su sitio, pero a veces parece que el autor se olvide de la parte de la trama importante: la genética, las semillas. Más adelante, entorno al cincuenta por ciento de la historia, empieza a escribir capítulos cada vez más cortos y más ágiles que alternan las acciones de los cinco protagonistas principales. De esta manera la novela avanza con paso firme, en el que consigue que todas las tramas creadas de forma independiente confluyan y se cierre en un final inesperado.
Las palabras nativas como: farang, khun o gaijin, la creación de nuevas como "megodonte”, "cibiscosis” o “ roya”, o incluso los términos: ”Expansión" o "Contracción" pueden hacer que nos perdamos un poco al principio, pero conforme uno se acostumbra acaban por resultar familiares.
Tengo un par de conflictos con la novela:
El primero tiene que ver con el título. ¿Se supone que la novela trata de la chica mecánica? Sin embargo, la chica mecánica es una excusa que llega demasiado tarde y con poca fuerza dentro de la trama, pero el autor necesita a Emiko para conseguir que las cuatro historias paralelas confluyan en una única y para que sea el detonante del final.
El segundo tiene que ver con la forma de generar energía. Es evidente que las energías fósiles se están acabando, pero porque no usa las renovables. La solar no les falta en Tailandia y el océano está ahí. Recurrir a los animales no acabo de verlo. ¿Por qué va hacía atrás en un futuro, que muestra tan evolucionado con el tema de las vacunas y las semillas manipuladas genéticamente?
La chica mecánica es uno de esos libros que te encanta o lo odias. Está bien escrita, buena ambientación, bien justificado y sin embargo, hasta casi la última tercera parte no llegue a sentirme atrapada en su lectura. Los protagonistas inician un camino, que cuando crees que va a pasar algo determinante, se quedan a medio gas. Al final las historias de los personajes acaban confluyendo casi por una simple casualidad. Tiempo equivocado, momento equivocado.
¿A quién se la recomiendo?
Si os gustan las novelas descriptivas que mezclan algo de acción para hacer avanzar su historia, este libro es para vosotros.
Si os gusta descubrir nuevos mundos y ver nuevas perspectivas sobre cómo podría llegar a desarrollarse el futuro, también es para vosotros.
Si queréis una trama alucinante y llena de altibajos y explosiones… quizá está no sea vuestra novela.
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