14 febrero 2025

Mi vecino


Cada día, desde mi ventana, te observo en silencio. Te veo llegar a casa, quitarte los zapatos con alivio y prepararte una taza de café. Me sé de memoria cada uno de tus gestos: la forma en que te frotas la nuca cuando estás cansado o cómo frunces el ceño cuando lees algo que no entiendes. No recuerdo en qué momento comenzó esta rutina ni por qué me resulta imposible romperla.
     Quizás fue una noche cualquiera, cuando me asomé por casualidad y vi tu silueta bajo la luz tenue de tu sala. Desde entonces, me descubro esperando tu regreso, siguiendo con la mirada cada uno de tus movimientos. Te he visto reír frente al televisor, hablar por teléfono con una sonrisa que me hace preguntarme quién estará al otro lado. Y consigo dormir hasta que la luz de tu cuarto está apagada. Solo entonces, puedo cerrar los ojos. Es como si, sin saberlo, marcaras el ritmo de mi existencia.
     Nos separa una calle, un edificio, una distancia ridícula que, sin embargo, parece infranqueable. Somos vecinos, nada más. Para ti, soy solo otra persona más en esta ciudad abarrotada, alguien que pasa inadvertida entre la multitud. Pero yo te siento tan cerca que casi puedo escuchar tu respiración en el silencio.
     Imagino cómo sería cruzarme contigo en la calle, saludarte con naturalidad, escuchar tu voz dirigiéndose a mí. Me invento encuentros casuales en la cafetería de la esquina, conversaciones que nunca suceden, miradas que nunca se cruzan. Me gustaría que mi reflejo quedara atrapado en tus ojos, que al menos por un instante pensases en mí.
     Abro la ventana cuando sé que estás cerca y me asomo con la esperanza de que levantes la cabeza y me veas. Pero tú sigues en tu mundo, ajeno a la sombra que te observa desde la distancia.
     Me acomodo en mi cama mientras la tuya se convierte en el epicentro de mis desvelos. Quisiera ser valiente, tocar a tu puerta y confesarte que, sin quererlo, has llenado mis pensamientos. Que cada noche me debato entre la fantasía y la realidad, entre seguir soñando o atreverme a dar el paso.
     Quiero que dejes de ser mi vecino. Quiero que dejes tu casa entres en mía. Cruza la calle y entra en mi vida.



Si quieres leer más relatos


No hay comentarios:

Publicar un comentario