Antes de empezar a escribir un relato o novela es necesario tener clara la estructura del argumento para evitar inconsistencias o errores que puedan obligarnos más tarde a rehacer toda la narración. Son las nefastas lagunas argumentales.
El argumento de una novela es una secuencia de acontecimientos, de manera que lo que ocurre al final es el resultado de los incidentes que se han ido sucediendo a lo largo del relato. En consecuencia, debemos tener muy claro el planteamiento del argumento antes de sentarnos a escribir.
Para ello debemos plantear una línea argumental que tenga en cuenta los siguientes aspectos:
Equilibrio entre planteamiento, nudo y desenlace
Planteamiento, nudo y desenlace son las tres partes típicas en que se divide la trama de una novela.
Para evitar crear un planteamiento demasiado largo o un final abrupto lo mejor es que el inicio y el final contengan un 25% de la longitud de la novela cada uno, mientras que el desarrollo ocupará el otro 50%.
Fluidez de las transiciones
Tiene que ver con la ficción larga donde existan una historia principal y varios subargumentos, múltiples personajes o varios puntos de vista. La transición de unos a otros debe plantearse de forma fluida, que no corte la narración ni el hilo argumental.
Ritmo coherente
Se logra construyendo la tensión desde el momento inicial hasta el clímax y evitando los tiempos muertos. Teniendo un esquema previo del desarrollo de la historia resulta más sencillo mantener el ritmo.
Cuidar la credibilidad
Aunque estemos escribiendo una historia fantástica debemos cuidar la coherencia ofreciendo desarrollos plausibles dentro de la ficción.
Coherencia entre acción y personajes
Debemos tener claro cuál es la motivación de los personajes principales y cómo actuarían en consecuencia (para ello nada mejor que ayudarse con fichas de personajes). Al mismo tiempo, debemos decidir a qué obstáculos se enfrentarán nuestros personajes para la consecución de sus objetivos.
Final coherente
El escritor debe proporcionar información suficiente a lo largo de la narración como para que, al llegar al final, éste sea lógico y congruente y no decepcione al lector. Aquí te contamos algunas cosas que no debes hacer cuando escribas un final.
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