Leticia Sierra regresa con "Maldad" una segunda inmersión en el universo de la periodista Olivia Marassa y el inspector Agustín Castro, afianzándose como una voz potente dentro del thriller con una marcada conciencia social. Como es habitual en su obra, la ambientación en el norte de España, la mezcla de investigación periodística y policial, y recupera a personajes ya familiares para el lector, lo que convierten esta novela en una lectura que no se olvida fácilmente.
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«Elsa se lo ha buscado. Ahora, tirada en el suelo, ya no provoca. Ya no sonríe».
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ConsistenciaUno de los mayores aciertos de Maldad es su solidez narrativa. La novela presenta una estructura muy bien armada, donde cada elemento encaja con precisión en el desarrollo general de la historia. Desde el espeluznante asesinato inicial hasta las últimas revelaciones, la trama avanza con coherencia y sin desviaciones innecesarias. Leticia Sierra demuestra una planificación rigurosa, evitando giros forzados o subtramas que diluyan el foco principal. Todo lo que sucede tiene sentido dentro del universo creado, y tanto la investigación policial como la periodística se complementan de forma efectiva. Los personajes actúan conforme a sus motivaciones, incluso en los momentos más intensos emocionalmente, lo que refuerza su verosimilitud. Además, los temas centrales: la maldad, el bullying, la impunidad de los menores; están presentes de manera constante y bien integrados. El desenlace, aunque sorprendente, respeta las premisas establecidas desde el inicio, ofreciendo una resolución impactante sin traicionar la lógica interna del relato. AmbientaciónUno de los grandes aciertos de Maldad es, sin duda, su ambientación. Leticia Sierra sitúa la acción en Asturias, donde cada escena se ve atravesada por el clima, las costumbres y el tono propio del norte. La autora logra que el lector perciba la humedad en el aire, el cielo encapotado y esa atmósfera melancólica y opresiva que envuelve la historia, lo que refuerza la crudeza del crimen investigado. La ambientación se adapta a las necesidades de la trama, acompañando los momentos de tensión y profundizando en la angustia emocional de los personajes. Lugares como el instituto tienen un peso narrativo relevante, reflejando dinámicas sociales realistas y actuales que influyen directamente en el desarrollo de los acontecimientos. Aunque los escenarios no se describen con un exceso de detalle, sí lo suficiente para generar una inmersión vívida. Todo el entorno contribuye al tono sombrío y comprometido que define la novela. PersonajesLa autora profundiza con acierto en el desarrollo de sus personajes, especialmente en los ya conocidos Olivia Marassa y el inspector Agustín Castro. Olivia mantiene su carácter decidido y su vocación periodística, pero en esta entrega se muestra más vulnerable, afectada por la crudeza del caso y por los dilemas éticos que plantea. Castro, en contraste, sigue siendo más frío y metódico, pero su creciente frustración ante la dificultad del caso añade nuevos matices a su personalidad. La relación entre ambos gana complejidad y se convierte en un eje emocional que enriquece la historia. También se perciben cambios relevantes en los vínculos de Olivia con su madre y en el acercamiento entre Jorge Gutiérrez y una compañera. Los adolescentes implicados en el crimen no son solo una representación de la violencia juvenil, sino un reflejo perturbador de todo un sistema que ha fallado. Leticia Sierra no los dibuja como monstruos, sino como el resultado de un entorno que ha mirado hacia otro lado: familias desestructuradas, instituciones educativas pasivas y una sociedad que trivializa las señales de alarma. ¿Se nace siendo malo, o es el entorno el que moldea la crueldad? RitmoEl ritmo de Maldad es uno de sus mayores aciertos. Desde la primera página, Leticia Sierra atrapa al lector con un arranque impactante que marca el tono de la novela. Los capítulos breves y efectivos, muchos de ellos cerrados con cliffhangers, favorecen una lectura ágil, casi compulsiva. La autora maneja con precisión el equilibrio entre escenas de acción, centradas en la investigación policial y periodística, y momentos de pausa donde se exploran las emociones y los dilemas morales de los personajes adultos. Esta alternancia permite que el lector respire sin perder tensión, evitando que la historia se convierta en un thriller plano o predecible. Sierra dosifica la información con inteligencia, dejando espacio a la intriga sin recurrir a giros forzados. Las transiciones entre escenas son naturales, lo que aporta fluidez y cohesión a la narración. Incluso cuando el lector puede intuir parte del desenlace, la forma en que se llega hasta él mantiene el interés intacto. Maldad se lee rápido, pero deja huella, y su ritmo constante y bien medido es clave para lograrlo. IntrigaEl conflicto principal del asesinato y su conexión con el bullying resulta atractivo y de gran relevancia social. La trama está hábilmente construida con giros que sorprenden al lector sin resultar incoherentes. La novela genera una fuerte necesidad de seguir leyendo sin interrupciones, gracias al misterio que rodea el crimen y las complejas dinámicas que se desvelan. Las preguntas planteadas inicialmente encuentran respuestas satisfactorias a lo largo de la trama. Los puntos de tensión están bien distribuidos y mantienen la emoción del lector. El final, aunque pueda ser predecible, cumple con las expectativas generadas por un thriller bien ejecutado. La autora utiliza el suspenso de manera efectiva, manteniendo al lector en vilo. La historia presenta un enfoque interesante al combinar la investigación criminal con una profunda exploración de problemáticas sociales. La lectura deja una sensación positiva y el deseo de explorar más obras de la autora. DisfruteEs una novela que se disfruta desde un lugar distinto al del puro entretenimiento. No es una historia amable ni reconfortante, sino una lectura que sacude, que incomoda y que exige del lector una implicación emocional profunda. Leticia aborda con valentía temas como el maltrato, el acoso escolar y la violencia ejercida por menores, construyendo escenas que impactan por su crudeza pero que jamás resultan gratuitas. Esa dureza narrativa está al servicio de una historia que no solo entretiene, sino que invita a pensar, a cuestionar, a conversar. La lectura fluye con naturalidad gracias a un estilo ágil y adictivo, pero deja poso. Es una novela que se queda, que obliga a parar y reflexionar incluso después de haber pasado la última página. Para quienes buscan un thriller que combine intensidad, crítica social y profundidad emocional, Maldad ofrece una experiencia lectora tan perturbadora como valiosa. Escritura
Leticia escribe con una claridad que impacta. Su estilo es directo, sin florituras innecesarias, pero cargado de intención y precisión. Es una prosa que no busca adornarse, sino servir a la historia: eficaz, contundente, perfectamente ajustada al ritmo y tono del thriller. Utiliza frases breves y estructuras dinámicas que imprimen agilidad a la narración, sin perder la capacidad de detenerse en los momentos clave para ofrecer profundidad emocional o reflexiva. A pesar de tratar un crimen escabroso, la autora esquiva el morbo gratuito, optando por un enfoque más sobrio que no resta impacto, sino que lo potencia. Los diálogos suenan auténticos, naturales, revelando tanto el carácter de los personajes como sus tensiones internas. La carga informativa, tanto periodística como legal, se integra con inteligencia, aportando verosimilitud sin entorpecer la lectura. En Maldad, Sierra logra algo difícil: narrar con sobriedad y contundencia, manteniendo un equilibrio entre la tensión narrativa, el análisis social y la emoción contenida. Es una escritura accesible, pero no por ello simple; ágil, pero con sustancia.
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09 mayo 2025
Reseña de Maldad
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