Este capítulo pertenece a la novela corta "Destinados a encontrarse", que es un fanfic de Crepúsculo, aunque no es necesario haberlo leído para entender la historia. En el se encuentra la historia de Alice y Jasper. Si no has leído los capítulos anteriores, si quieres seguir leyendo más o si prefieres leerla en wattpad sigue los enlaces.
Al anochecer dejábamos la ciudad con destino a Alaska. Allí es donde Alice los había visto por última vez. Vivían en una gran casa rodeada de nieve. Era un bonito lugar para pasar desapercibidos con muchos días nublados. Conocía algunos vampiros nómadas. Es una zona donde viven muchísimos porque resulta muy fácil esconderse y donde no hay ciudades muy grandes.
Llevábamos un mes de viaje de paraje natural en paraje natural. En cada uno de ellos, aprovechábamos para comer y reponer fuerzas. No acababa de acostumbrarme a la sangre animal. Echaba mucho de menos la sangre humana y el éxtasis que me provoca. Llevaba demasiados años consumiendo sólo sangre humana y me estaba resultando difícil acostumbrarme a la dieta vegetariana. Pero se lo había prometido y para mí el tenerla a mi lado ya me provocaba el suficiente éxtasis. Los vampiros a diferencia de los humanos, cuando nos enamoramos lo hacemos para siempre. Y yo me había enamorado de ella. Nunca antes había sabido lo que era el amor pero con ella toda mi vida cobra más sentido. Me esforzaba cada día por mantenerme alejado de los humanos. Sabía que si me acercaba a ellos no sería capaz de controlarlo. ¿Algún día me acostumbraría del todo? Ahora mismo lo único que sé es que cuanto más tiempo me mantengo alejado de la sangre humana más es mi deseo de volver a probarla.
Desde que habíamos salido de Filadelfia, Alice no había vuelto a tener ninguna visión. Me preocupaba y a ella también, aunque no me lo dijera. Los Cullen podían estar ahora en cualquier parte del mundo, y nosotros no lo sabríamos. Estábamos viajando a ciegas hacia un lugar que no conocíamos. La verdad es que tampoco tenía mucha prisa, cuanto más tiempo tardáramos en encontrarles más tiempo podría estar con ella a solas.
Estaba asombrado con ella, sólo hacía un año desde que se había convertido. Había veces que parecía que todo lo tenía bajo control, sin embargo tenía cientos de dudas. No sólo no sabía nada de vampiros sino que tampoco recordaba su vida humana. Nos pasábamos los días hablando, explicándole cómo era la transformación, como es la vida como vampiro nómada. Me preguntó por los Vulturis, al parecer los había visto en una de sus visiones. Le intrigaba mucho la norma de pasar desapercibidos. Yo le conté alguna historia de lo que podía pasarnos si no cubríamos nuestros pasos. También le enseñé algunas técnicas de caza, sobre todo con animales grandes. Alice se había alimentado durante el último año de animales pequeños tipo conejos o jabalíes.
Hasta que por fin una noche mientras mirábamos la luna llena reflejada en el lago, Alice tuvo una visión. Permanecí en silencio para que no saliera de ella, estaba feliz y relajada así que no intervine. Cuando terminó su visión le pregunté si había sido de los Cullen.
—Si, se mudan —me respondió de la forma calmada.
Me relajó pensar que al menos sabíamos dónde iban. Y al no ser nómadas permanecería allí mucho tiempo.
—¿Has podido ver dónde van?
—Si, estaban decidiéndolo. Al parecer se iban a su casa de Portland.
Portland no quedaba muy lejos de donde estamos, así que nos pusimos en camino. Alice estaba muy emocionada y yo estaba contento al verla tan feliz.
Al anochecer dejábamos la ciudad con destino a Alaska. Allí es donde Alice los había visto por última vez. Vivían en una gran casa rodeada de nieve. Era un bonito lugar para pasar desapercibidos con muchos días nublados. Conocía algunos vampiros nómadas. Es una zona donde viven muchísimos porque resulta muy fácil esconderse y donde no hay ciudades muy grandes.
Llevábamos un mes de viaje de paraje natural en paraje natural. En cada uno de ellos, aprovechábamos para comer y reponer fuerzas. No acababa de acostumbrarme a la sangre animal. Echaba mucho de menos la sangre humana y el éxtasis que me provoca. Llevaba demasiados años consumiendo sólo sangre humana y me estaba resultando difícil acostumbrarme a la dieta vegetariana. Pero se lo había prometido y para mí el tenerla a mi lado ya me provocaba el suficiente éxtasis. Los vampiros a diferencia de los humanos, cuando nos enamoramos lo hacemos para siempre. Y yo me había enamorado de ella. Nunca antes había sabido lo que era el amor pero con ella toda mi vida cobra más sentido. Me esforzaba cada día por mantenerme alejado de los humanos. Sabía que si me acercaba a ellos no sería capaz de controlarlo. ¿Algún día me acostumbraría del todo? Ahora mismo lo único que sé es que cuanto más tiempo me mantengo alejado de la sangre humana más es mi deseo de volver a probarla.
Desde que habíamos salido de Filadelfia, Alice no había vuelto a tener ninguna visión. Me preocupaba y a ella también, aunque no me lo dijera. Los Cullen podían estar ahora en cualquier parte del mundo, y nosotros no lo sabríamos. Estábamos viajando a ciegas hacia un lugar que no conocíamos. La verdad es que tampoco tenía mucha prisa, cuanto más tiempo tardáramos en encontrarles más tiempo podría estar con ella a solas.
Estaba asombrado con ella, sólo hacía un año desde que se había convertido. Había veces que parecía que todo lo tenía bajo control, sin embargo tenía cientos de dudas. No sólo no sabía nada de vampiros sino que tampoco recordaba su vida humana. Nos pasábamos los días hablando, explicándole cómo era la transformación, como es la vida como vampiro nómada. Me preguntó por los Vulturis, al parecer los había visto en una de sus visiones. Le intrigaba mucho la norma de pasar desapercibidos. Yo le conté alguna historia de lo que podía pasarnos si no cubríamos nuestros pasos. También le enseñé algunas técnicas de caza, sobre todo con animales grandes. Alice se había alimentado durante el último año de animales pequeños tipo conejos o jabalíes.
Hasta que por fin una noche mientras mirábamos la luna llena reflejada en el lago, Alice tuvo una visión. Permanecí en silencio para que no saliera de ella, estaba feliz y relajada así que no intervine. Cuando terminó su visión le pregunté si había sido de los Cullen.
—Si, se mudan —me respondió de la forma calmada.
Me relajó pensar que al menos sabíamos dónde iban. Y al no ser nómadas permanecería allí mucho tiempo.
—¿Has podido ver dónde van?
—Si, estaban decidiéndolo. Al parecer se iban a su casa de Portland.
Portland no quedaba muy lejos de donde estamos, así que nos pusimos en camino. Alice estaba muy emocionada y yo estaba contento al verla tan feliz.
CONTINUARA...
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