Este capítulo pertenece a la novela corta "Solo si es contigo", es un bonita de historia de amor surgida entre bambalinas. Si no has leído los capítulos anteriores, si quieres seguir leyendo más o si prefieres leerla en wattpad sigue los enlaces.
Me di la vuelta y me encontré con los ojos de Nick a mi lado. Me miraba como intentado averiguar qué íbamos a hacer ahora.
—Nick, no tenemos que hacerlo sino quieres —le dije —Puedo ponerme delante de ti y fingir que lo hacemos.
Nick bajo la cabeza sintiéndose avergonzado.
—¿Nick quieres hacerlo? Se sincero —Nick permaneció callado. —¡Ayúdame por favor!
—¿Y tu? —me dijo levantando la cabeza. Observando mi reacción.
—Yo lo haré si tú lo haces, pero no quiero que te sientas presionado.
—Bea, yo nunca... —dudó durante unos segundos si contármelo o no. —lo he hecho antes.
—Lo sé. Te sentirías mejor si te dijese que yo tampoco.
—¡Qué! ¡No! No tienes que hacerlo —me dijo mientras se alejaba de mi, todo lo que pudo, antes de tropezarse con la cama.
—Pero...
—La primera vez se recuerda toda la vida y yo no quiero robarte ese momento.
—También es tu primera vez.
—Eso es distinto... —de que estaba hablando. Era igual para los dos.
—Nick, —le dije mirando fijamente a los ojos. —en realidad tú eres el chico al que quiero recordar. —No podía creer que hubiera dicho eso. Tenía que matizarlo porque lo deje cortado. —Nick, tú eres mi mejor amigo. Confió en ti, más de lo que confiado en nadie nunca. Cuando me embarqué en esto, fue solo porque eras tú.
Se dio la vuelta y se acercó hasta la ventana y se quedó pensativo mirando hacía el vació.
—Hagámoslo —dijo al final. Me acerqué hasta él y me coloqué de espaldas a la ventana para poder mirarle a los ojos. Desvío la mirada hacía mí y me miró fijamente, era la primera vez que era capaz de mirarme durante tanto tiempo seguido esta tarde.
—¿Seguro?
—Si, todo el mundo cree que no seremos capaces. Así que hagámoslo.
—Vamos a poner un poco más de ambiente. Baja la persiana.
Mientras que el bajaba la persiana, fui a encender la vela, de esas que tienen olores. La había preparado cuando supe que iba a venir. Después, me senté en la cama y Nick se sentó a mi lado. Me di cuenta que antes de ser Romeo y Julieta teníamos que ser nosotros mismos. Sabía que Nick nunca se atrevería a dar el primer paso, para él era la hermana de su mejor amigo. Me respetaba demasiado como para hacerlo. Así que tome la iniciativa, me sentía capaz de hacerlo, pero necesitaba que él no me pusiera ninguna pega o no sería capaz.
—Nick, túmbate —le dije, por suerte, lo hizo sin poner pegas. Se echo hacía atrás y yo me tumbe bocabajo a su lado.
—Estás nervioso.
—Un poco. ¿y tú?
—También. Pues date por contento de que no eligieron hacer Titanic. Por la escenita del coche.
Nick empezó a reírse. Tenía una sonrisa preciosa. Nick parecía relajarse cada vez más y empezamos a hablar más entusiasmadamente. Nick parecía muy tranquilo, pero mi corazón latía muy deprisa. Por un instante se hizo el silencio, y supe que era el momento, me acerqué hacía él y le miré a los ojos. Nick se atrevió a poner su mano en mi cintura y un escalofrío me recorrió la espalda. Coloqué mi mano sobre su pecho, nos quedamos mirándonos como dos tontos un buen rato, hasta que me decidí a moverme de nuevo, subí mi mano hacia su cuello, y le acaricie la mejilla con el pulgar. Subió su mano libre hacia un mechón de mi pelo que estaba suelto y lo coló detrás de mi oreja. Instintivamente gire la cabeza para apoyarla en su mano y el no la quito en ningún momento. Nick respiró profundamente, expulsó en aire por la boca en un intento de relajarse e inmediatamente cerró los ojos.
Supe que había llegado el momento y estaba lista para hacerlo me acerqué hasta el despacio y cuando estaba lo suficientemente cerca cerré también los ojos. Nunca antes había besado a nadie, pero no hizo falta, mis labios y los suyos estaban predestinados a estar juntos y se movían en perfecta armonía. Nos dejamos llevar sin pensar en nada, durante unos segundos,sin pensar que lo único que había entre nosotros era solo amistad, durante unos segundos o quizá minutos. Nada importaba en ese momento, había deseado tantas veces que ocurriera que no pensaba que no fuera real. Había separado él unos escasos centímetros cuando Nick me giró hasta ponerme tumbada boca arriba y él se colocó a horcajadas encima de mi, se apoyó sobre ambos lado de mis brazos y volvió a besarme, esta vez tomando él la iniciativa.
Cuando me separó de mí, no lo hizo del todo, él seguía con sus manos alrededor de mi cuerpo y yo volvía a tener mi mano sobre su pecho. Supe que aunque ninguno de los dos lo reconociéramos ese momento, fue el comienzo de una historia fuera de la obra. Había sido la última en darme cuenta de que para Nick ya no era sólo una amiga, en él había nacido un sentimiento distinto a la amistad. En ese momento sentí un escalofrío, no era miedo, era respeto hacía las personas que nos rodeaban, padres y hermanos, a los que colocábamos en medio en el caso de que saliera mal. Pero nada me importaba en ese instante era más feliz de lo que nunca lo había sido y la cara de Nick tenía una enorme sonrisa dibujada, ya no estaba tenso como lo había estado antes de que César se fuera.
—¿Estás bien? —conseguí articular pasados unos segundos.
—Sí, muy bien. ¿Y tú?
—Sí
En ese momento, volví a la realidad y se pasó una idea por mi mente "¿y ahora qué?" De reojo miré el reloj de la mesita de noche, eran las siete de la tarde.
—¿Has visto la hora que es?
—No.
Se dio la vuelta y miró la hora. Saltamos los dos de un salto de la cama. Él comenzó a subir la persiana y yo me acerqué a apagar la vela. Abrí la ventana en un intento de olvidar lo que acababa de pasar y quizá pensando que al tener la ventana abierta no íbamos a repetirlo. Habíamos vuelto a la zona de amigos. Sin ser capaz de mirarme me dijo.
—¿Bajamos? —esperaba o más bien deseaba que mi respuesta fuera un si. Ambos necesitábamos un tiempo para asimilarlo.
—Sí
Él abrió la puerta y me dejó pasar, nuestras mirados se cruzaron unos segundos antes de que ambos desviáramos a mirada. En silencio bajamos las escaleras.
Me di la vuelta y me encontré con los ojos de Nick a mi lado. Me miraba como intentado averiguar qué íbamos a hacer ahora.
—Nick, no tenemos que hacerlo sino quieres —le dije —Puedo ponerme delante de ti y fingir que lo hacemos.
Nick bajo la cabeza sintiéndose avergonzado.
—¿Nick quieres hacerlo? Se sincero —Nick permaneció callado. —¡Ayúdame por favor!
—¿Y tu? —me dijo levantando la cabeza. Observando mi reacción.
—Yo lo haré si tú lo haces, pero no quiero que te sientas presionado.
—Bea, yo nunca... —dudó durante unos segundos si contármelo o no. —lo he hecho antes.
—Lo sé. Te sentirías mejor si te dijese que yo tampoco.
—¡Qué! ¡No! No tienes que hacerlo —me dijo mientras se alejaba de mi, todo lo que pudo, antes de tropezarse con la cama.
—Pero...
—La primera vez se recuerda toda la vida y yo no quiero robarte ese momento.
—También es tu primera vez.
—Eso es distinto... —de que estaba hablando. Era igual para los dos.
—Nick, —le dije mirando fijamente a los ojos. —en realidad tú eres el chico al que quiero recordar. —No podía creer que hubiera dicho eso. Tenía que matizarlo porque lo deje cortado. —Nick, tú eres mi mejor amigo. Confió en ti, más de lo que confiado en nadie nunca. Cuando me embarqué en esto, fue solo porque eras tú.
Se dio la vuelta y se acercó hasta la ventana y se quedó pensativo mirando hacía el vació.
—Hagámoslo —dijo al final. Me acerqué hasta él y me coloqué de espaldas a la ventana para poder mirarle a los ojos. Desvío la mirada hacía mí y me miró fijamente, era la primera vez que era capaz de mirarme durante tanto tiempo seguido esta tarde.
—¿Seguro?
—Si, todo el mundo cree que no seremos capaces. Así que hagámoslo.
—Vamos a poner un poco más de ambiente. Baja la persiana.
Mientras que el bajaba la persiana, fui a encender la vela, de esas que tienen olores. La había preparado cuando supe que iba a venir. Después, me senté en la cama y Nick se sentó a mi lado. Me di cuenta que antes de ser Romeo y Julieta teníamos que ser nosotros mismos. Sabía que Nick nunca se atrevería a dar el primer paso, para él era la hermana de su mejor amigo. Me respetaba demasiado como para hacerlo. Así que tome la iniciativa, me sentía capaz de hacerlo, pero necesitaba que él no me pusiera ninguna pega o no sería capaz.
—Nick, túmbate —le dije, por suerte, lo hizo sin poner pegas. Se echo hacía atrás y yo me tumbe bocabajo a su lado.
—Estás nervioso.
—Un poco. ¿y tú?
—También. Pues date por contento de que no eligieron hacer Titanic. Por la escenita del coche.
Nick empezó a reírse. Tenía una sonrisa preciosa. Nick parecía relajarse cada vez más y empezamos a hablar más entusiasmadamente. Nick parecía muy tranquilo, pero mi corazón latía muy deprisa. Por un instante se hizo el silencio, y supe que era el momento, me acerqué hacía él y le miré a los ojos. Nick se atrevió a poner su mano en mi cintura y un escalofrío me recorrió la espalda. Coloqué mi mano sobre su pecho, nos quedamos mirándonos como dos tontos un buen rato, hasta que me decidí a moverme de nuevo, subí mi mano hacia su cuello, y le acaricie la mejilla con el pulgar. Subió su mano libre hacia un mechón de mi pelo que estaba suelto y lo coló detrás de mi oreja. Instintivamente gire la cabeza para apoyarla en su mano y el no la quito en ningún momento. Nick respiró profundamente, expulsó en aire por la boca en un intento de relajarse e inmediatamente cerró los ojos.
Supe que había llegado el momento y estaba lista para hacerlo me acerqué hasta el despacio y cuando estaba lo suficientemente cerca cerré también los ojos. Nunca antes había besado a nadie, pero no hizo falta, mis labios y los suyos estaban predestinados a estar juntos y se movían en perfecta armonía. Nos dejamos llevar sin pensar en nada, durante unos segundos,sin pensar que lo único que había entre nosotros era solo amistad, durante unos segundos o quizá minutos. Nada importaba en ese momento, había deseado tantas veces que ocurriera que no pensaba que no fuera real. Había separado él unos escasos centímetros cuando Nick me giró hasta ponerme tumbada boca arriba y él se colocó a horcajadas encima de mi, se apoyó sobre ambos lado de mis brazos y volvió a besarme, esta vez tomando él la iniciativa.
Cuando me separó de mí, no lo hizo del todo, él seguía con sus manos alrededor de mi cuerpo y yo volvía a tener mi mano sobre su pecho. Supe que aunque ninguno de los dos lo reconociéramos ese momento, fue el comienzo de una historia fuera de la obra. Había sido la última en darme cuenta de que para Nick ya no era sólo una amiga, en él había nacido un sentimiento distinto a la amistad. En ese momento sentí un escalofrío, no era miedo, era respeto hacía las personas que nos rodeaban, padres y hermanos, a los que colocábamos en medio en el caso de que saliera mal. Pero nada me importaba en ese instante era más feliz de lo que nunca lo había sido y la cara de Nick tenía una enorme sonrisa dibujada, ya no estaba tenso como lo había estado antes de que César se fuera.
—¿Estás bien? —conseguí articular pasados unos segundos.
—Sí, muy bien. ¿Y tú?
—Sí
En ese momento, volví a la realidad y se pasó una idea por mi mente "¿y ahora qué?" De reojo miré el reloj de la mesita de noche, eran las siete de la tarde.
—¿Has visto la hora que es?
—No.
Se dio la vuelta y miró la hora. Saltamos los dos de un salto de la cama. Él comenzó a subir la persiana y yo me acerqué a apagar la vela. Abrí la ventana en un intento de olvidar lo que acababa de pasar y quizá pensando que al tener la ventana abierta no íbamos a repetirlo. Habíamos vuelto a la zona de amigos. Sin ser capaz de mirarme me dijo.
—¿Bajamos? —esperaba o más bien deseaba que mi respuesta fuera un si. Ambos necesitábamos un tiempo para asimilarlo.
—Sí
Él abrió la puerta y me dejó pasar, nuestras mirados se cruzaron unos segundos antes de que ambos desviáramos a mirada. En silencio bajamos las escaleras.
CONTINUARA...
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